VII

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—Te ves bien.

—Siempre luzco bien —aseguró MinGi con una sonrisa confiada.

—No hablo de eso, me refiero a que curiosamente luces... ¿contento? —HongJoong se cruzó de brazos y esperó en silencio.

Silencio que MinGi no supo interpretar del todo, porque se colocó los auriculares y continuó con su trabajo.

El mayor alzó una ceja y entonces giró la silla de su compañero para que quedaran frente a frente.

—¿Qué?

—Aún no me cuentas cómo te fue aquel día.

MinGi lo miró sin entender.

O fingiendo que no lo hacía.

—Vamos MinGi, sabes de qué hablo —sonrió y esperó.

—Bueno, tú tampoco me has contado mucho.

—¿Es en serio? —preguntó—. Estuviste ahí ¿recuerdas? Y creo haberte contado todo lo que hablamos luego de que fuiste a cuidar a tu falso prometido.

—No es mi falso prometido —le corrigió volviendo a girar su silla—. Es un falso noviazgo, no es lo mismo.

—Sí, bueno, es lo mismo para mí —comentó con calma—. Además, ya pasaron casi tres semanas de eso y creo que te has mensajeado con él todos los días desde entonces, comienzo a ponerme celoso —bromeó.

MinGi dejó todo lo que estaba haciendo para finalmente prestarle atención a HongJoong, pero cuando intentó darle un gesto serio, una risa escapó de sus labios.

—Eres un idiota.

—Sigo siendo tu hyung, háblame con más respeto.

Rieron en conjunto y MinGi no dudó en darle un leve empujoncito a la silla de su mejor amigo con el pie.

—Solo quería saber cómo seguía de su gripe, no es nada serio.

—Esto es ridículo, olvidas lo mucho que te conozco —dijo en tono de reproche—. MinGi, ese chico comienza a gustarte.

La mirada del mayor reflejaba cierta preocupación, tantos años siendo amigos le había enseñado que pese a todas las malas experiencias, MinGi seguía siendo un soñador y un romántico, solía ilusionarse con facilidad, y es que por mucho que el más alto lo negara, las repetitivas palabras de sus padres se habían arraigado en él de una u otra forma, y tristemente, MinGi solía aferrarse rápidamente a quien le demostraba un poco de afecto e interés, casi como si creyera que realmente no encontraría ni merecía nada mejor a lo que le ofrecían en el momento.

—Pfff... —un bufido camuflado de risa salió de su boca, luego se encogió de hombros fingiendo desinterés—. Claro que me gusta, es decir, es guapo y eso.

—Sabes que no es a lo que me refiero.

—HongJoong...

—Amigo, no estoy diciendo que estés enamorado, apenas y se conocen, pero me preocupa que te ilusiones creyendo que ese chico es diferente a todos los otros imbéciles con los que saliste alguna vez o estuviste a punto de casarte.

—Bueno, es diferente porque para empezar, ni siquiera somos una pareja real —sonrió con cariño en un intento por tranquilizar a su mejor amigo—. No sé qué es lo que imaginas que hablo con él, pero no hay nada como coqueteos o charlas pervertidas entre nosotros, solo bromas tontas y relatos de cómo ha ido nuestro día, no es diferente a lo que charlaría contigo o con cualquier otro amigo.

—Está bien, está bien —alzó sus manos dando a entender su rendición—. Solo me preocupo por ti, pero ya eres un niño grande —dicho eso, palmeó la cabeza del más alto y volvió a concentrarse en la letra en la que llevaba trabajando hace unos días.

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