Like a Masala Chai [YunGi]

IV

—Así que... ¿es hembra?

YeoSang alzó una ceja casi como si estuviese juzgando al joven alfa frente a él.

WooYoung seguía con sus brazos apoyados sobre el mesón de recepción a pacientes y a su lado YunHo le acompañaba mientras presenciaban divertidos el intercambio de aquel par en la puerta de entrada.

El rubio llevaba al menos diez minutos explicando —otra vez— su diagnóstico. El pequeño cachorro en realidad resultó ser una hembra, una pequeña dóberman de no más de tres meses, estaba estresada seguramente por el cambio de entorno, tenía la teoría de que esa linda criatura estaba destinada a ser vendida porque no era una raza particularmente común en la ciudad. Dedujo que quizá escapó, porque temblaba al acariciarla y escondía su cola entre las patas traseras.

Tuvo suerte de no ser atropellada, especialmente en una ciudad tan grande y transitada como Seúl, así que le estaba explicando a JongHo nuevamente que lo recomendable sería intentar con comidas húmedas y blandas, que respetara su espacio e intentara ganarse su confianza poco a poco.

JongHo no perdió la oportunidad para pedirle su número de teléfono con la excusa de una posible emergencia. YeoSang no dudó, y es que confiaba en que sólo era por motivos donde involucraban a la cachorra.

El par escondido tras el pequeño vestíbulo solo podía reír en voz baja.

"Pobre chico" pensó YunHo, y es que por cómo veía a YeoSang, no tenía duda alguna de que había sido flechado. Sin embargo, no la tendría para nada fácil, no por como el rubio parecía a estar a punto de arrebatarle a la pequeña criatura de sus brazos y echarlo a patadas de la clínica.

—Te aconsejo que vayas pensando en un nombre, eso hará que se familiarice contigo más rápido —dijo sin verle a la cara—. He logrado que coma un poco ahora, pero si de aquí al anochecer no come de los pequeños sobres que te di, me avisas. ¿Alguna otra duda?

WooYoung recibió una mirada severa por parte de su rubio amigo después de ser ligeramente ruidoso al reír.

—Va a matar al pobre chico —murmuró el alfa más bajito después de recibir un regaño silencioso.

—No lo sé, es divertido de ver... se siente como el karma para mí —sonrió YunHo luciendo satisfecho ante la escena.

Pero su sonrisa se esfumó al igual que la del compañero a su lado cuando la puerta de la clínica se abrió de golpe y entró un hombre mayor, luciendo serio en su traje costoso mientras parecía buscar a alguien.

YunHo mentiría si dijera que no se sorprendió cuando JongHo se puso rígido al verlo e hizo una reverencia como muestra de respeto.

—Señor —murmuró con la cabeza baja y la pequeña dóberman entre sus brazos.

—JongHo, que sorpresa —dijo el desconocido.

La verdad es que repentinamente el aire se volvió algo asfixiante, y es que el hombre frente a ellos era claramente un alfa, y uno con una presencia bastante imponente, sin duda era alguien importante.

Pero YunHo conectó los puntos demasiado tarde.

—Levanta la cabeza muchacho, estás en tu día libre, no soy tu jefe hoy —mencionó sonriéndole brevemente, después pidió permiso y con paso firme se posicionó frente a los dos veterinarios tras recepción—. ¿Jeong YunHo? —preguntó viendo al aludido directamente a los ojos, como si en realidad ya supiera de quien se trataba.

—Sí, soy yo... —confirmó el nombrado algo inseguro sobre cómo lo conocía—. ¿Cómo puedo ayudarlo?

Una sonrisa fue la primera respuesta que obtuvo.