CAPITULO 4

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MADISON

Después de mi mala interrupción de ayer, subí a cambiarme algo menos revelador. Después de hacerlo decidí arreglar unos papeles que tenía desde la mañana, ordene un poco mi habitación y pase un rato por la de Harold, no había sido capaz de mover nada.

Después de eso, me acosté bastante temprano, necesitaba dormir. Claramente me levante bastante temprano, aproveche un poco más de tiempo en la cama y después de estar ahí por un tiempo decidí bajar a la sala.

Pero, siendo sincera, ni bien pise esta, desee volver a estar en la habitación.

— Eres una estúpida — la madre de Marcel se acercó a mi — Ni siquiera eso sabes hacer bien.

Liam se había interpuesto entre nosotras — Señora, por favor.

— Le pido que se calme — dije tranquila — está en mi maldita casa, por si no lo recuerda.

Liam trato de ocultar su risa y Susan quería matarme probablemente.

— ¿Mamá? — Marcel entraba a la sala — ¿Qué haces aquí?

— Hijo — su sonrisa falsa apareció — Me entere sobre mi nieto ¿Por qué no me lo dijiste?

Suspiro — Queríamos evitar las habladurías.

— Pero soy tu madre — me miro — ¿Dónde lo metiste?

Me acerque a ella y la mire furiosa —¿Esta insinuando que oculté a mi propio hijo? — esta mujer quería morir hoy y yo iba a ayudarla.

— No me sorprendería, quieres tener a mi hijo de vuelta, eres una zo...— Eso fue lo último.

Me acerque a ella con toda la ira que tenía dentro de mí le solté un golpe directo en su cara, tal vez me arrepentiría, pero ahora no. Marcel y Liam abrieron los ojos impresionados, se quedaron observándonos.

— Maldita zorra — grito Susan agarrándose la cara.

— Es la última vez que me falta el respeto en mi casa — eso, muy bien Madison — Si quiere lanzar su veneno váyase a otro lado.

— Ahora tu amante tiene a mi nieto — dijo, no le respondí, sé que lo dijo para molestar a Marcel — Porque no te lo coges de nuevo a ver si funciona — voy a golpearla de nuevo.

Me acerque para volverle a soltar un golpe en su toda la cara de falsa que tiene, pero Liam me sujeto de los brazos y me soltó un "no vale la pena" bajito.

Marcel hizo acto de presencia colocándose al medio — Mamá, ya basta. Creo que has tenido suficiente.

Decidí dejarme llevar por Liam, subimos hasta mi habitación y me senté en la cama. Limpie una lagrima que iba por mi mejilla.

— No tienes que hacerle caso Mad — Liam se sentó a mi lado.

— Ella — suspire intentando no llorar — Es tan mentirosa...

— Tranquila, no puede tener un episodio de crisis ahora — me hizo sentarme de nuevo.

Esa "señora", es tan mentirosa. Ella estuvo ahí cuando me lastimaron, cuando ese infeliz lo hizo, había escuchado mis gritos de auxilio y jamás se atrevió a ayudarme.

Ella hizo que odiara todo en esa casa.

Aún recuerdo los gritos de Marcel cuando su madre le había dicho esa gran mentira, ese día el me miraba con tanto asco que sentí que me destruían lentamente. Jamás me quiso cerca de él.

Las aprovechadas como tu jamás ganan, querida — Susan se plantó delante mío y sujeto mi rostro.

Mis lagrimas aun caían por toda mi cara —¿Qué te hice? Porque dejaste que lo hiciera.

No imagine que mi sobrino quisiera a una aprovechada como tú, pero salió mejor de lo que esperaba — empezó a reír.

Soltó mi rostro de manera brusca — Ahora largo de mi casa, ya no tienes nada más que hacer aquí.

No volví, saqué todas mis cosas y me fui. Semanas después me había estado sintiendo mal en mi trabajo, pensé que era toda la tensión, hasta que me desmayé y me llevaron al hospital.

Claro que recuerdo ese día, porque fue el día en que me dijeron que estaba embarazada, tuve tanto miedo. Me mostré pensativa bastante tiempo, pero cuando me dijeron el tiempo de embarazo que tenía fue le mejor día de mi vida.

Señorita, llamamos a su contacto de emergencia — mierda, ese era Marcel — Ya viene para acá.

Cuando Marcel entro al lugar ni siquiera me miro, solo escucho lo que el doctor tenía para decir.

Bueno, los mareos son normales, para los dos meses de embarazo que tiene — Marcel volteo a verme, pero en su mirada solo había duda y dolor.

¿Dos meses? — pregunte, sintiendo mi corazón latir de amor de nuevo.

El medico nos dedicó una sonrisa — Si, felicidades, al parecer les he dado la noticia, los dejare un momento.

Marcel no dijo nada, la habitación estaba en silencio completo.

¿Es mío? — dolió, pero aun así trate de que no notara eso en mi voz.

Si, claro que si Marcel, yo...

Está bien, silencio por favor — suspiro y sujeto su barbilla mientras pensaba — Hay una casa que tengo a mi nombre, quisiera que vivas ahí con mi hijo.

Después de eso, trabaje un par de meses más y me dedique a cuidar de mi bebe, lo último que me quedaba de Marcel. Mi bebe, mi pequeño Harold. Llore en silencio en brazos de Liam, se lo había contado casi todo a él.

Yo había crecido sola, de hecho, me había hecho huérfana. Había crecido sin una madre que me consuele o sin un padre que me dijera que todo estaría bien. Recuerdo cuando llegaron a casa y una trabajadora me pregunto si tenía más familiares, yo negué.

Mi padre y madre, lo poco que recuerdo de ellos, eran amorosos. Eran de esas parejas que se amaban demasiado y lo demostraban día a día.

Ese trágico día, todos se movían por casa, tocaban y revisaban, pero nadie me decía algo sobre mis padres. Lo que pasaba es que nadie sabía cómo decirle a una niña de 10 años que sus padres habían muerto en un accidente de carretera. Cuando se llevaron a Harold sentí lo mismo que aquel día, sentí que mi corazón dejo de latir.

Sentí la misma sensación escalofriante que el día en el que Marcel se fue de mi lado. Mi Harold es todo lo que tengo en este mundo. Es lo que me mantiene.

Se que se siente sentirse sola, sentir un vacío en tu pecho que no lo calmas con nada. No tener a nadie quien te sostenga cuando vas a caer. Cuando supe de la existencia de Harold me prometí que jamás dejaría que sienta eso.

Los primeros meses del embarazo Marcel no sabía cómo acercarse. Poco después empezó a pasar tiempo en la casa, cuidando mis comidas o ayudándome en los mareos horribles del embarazo. Marcel me había prometido jamás dejarnos solos.

Aún recuerdo cuando nos enteramos del sexo del bebe y estuvimos a punto de volver a besarnos, a volver a sentir nuestros corazones.

Pues sí, es un varoncito — el doctor seguía señalando algo en la pantalla, Marcel gritaba y saltaba, yo solo lloraba.

¡Si! — Marcel se acercó y sostuvo mi cara. Yo aun sonreía y el también, miro mis labios por unos segundos, pero beso mi frente — Gracias por esto.

Esa era mi familia, mi pequeño Harold, Marcel, Liam y la abuela Nadia. Ella jamás creyó lo que dijo la madre de Marcel aquel día, me defendió hasta el último momento. Su hijo, el padre de Marcel, también fue una persona cariñosa conmigo, me trataba como a una hija.

Me quede dormida entre los brazos de Liam, no podía pensar más, solo quería tener a mi hijo de nuevo, quería tenerlo ya entre mis brazos.


Nota: Holaa, cada vez conocemos un poco mas de la vida de Madison. Vemos los miedos, sus recuerdos y sus pensamientos. 🎀

Veneno con MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora