CAPITULO 9

11 3 0
                                    

MADISON

Estar en los brazos de Marcel me hacía sentir tan segura, cuando nos separamos vi el mismo brillo en su mirada del que tanto estaba acostumbrada.

Con los años siempre tratamos de llevar una buena relación de padres por Harold, pasábamos tiempo con él y lo hacíamos un niño feliz. Ellos eran tan parecidos, sus muecas, gestos o hasta la manera en que me protegían.

No volvimos a acercarnos después de ese día, Marcel siguió con su mascara de seriedad y solo hablábamos cuando aparecían más cosas de nuestro hijo. El volvería esta tarde junto con Liam después de ver unas cosas en su empresa.

Ese día el teléfono volvió a sonar y lo conteste.

— Hola — coloque en altavoz.

Muñequita, te dejaron sola — ¿Cómo lo sabía?

Vamos Madison, seguridad — No estoy sola, Marcel y Liam están aquí — trate de sonar segura.

Uy muñeca, mentir es malo — suspiro falsamente — espero que tu hijo no sea igual que tú.

— Déjame hablar con Harold, Vladimir — Vi a Marcel cruzar la puerta y se detuvo rápidamente. Al fin habían llegado.

Suplícame — imbécil — Hazlo muñequita.

— Por favor — susurre — Déjame hablar con él.

Marcel tenía la mandíbula tensa y sus manos hechas puños, salió y llamo a Liam.

— Bien, solo porque me pone mucho escucharte suplicar — soltó una risa.

No se escuchaba nada, solo pasos en un lugar con mucho eco. Liam entraba a la habitación y me hizo una seña para que no le dijera nada. Estaban rastreando la llamada.

Mami — sostuve fuerte el teléfono, era mi pequeño.

— Amor — solté el aire que guardaba — Mi hermoso Harold.

Cuando vendrás por mi mami, me aburro aquí — mis lagrimas salían sin control.

Pronto cielo, pronto estaremos juntos de nuevo – dije con la voz ahogada.

No llores mami — dijo mi pequeño hijo — a papá y a mí no gusta — mire a Marcel quien estaba mirándome fijamente — Te amo mami, ven pronto.

No dijo nada más, Vladimir había cortado la llamada.

Me deje caer en la cama y deje salir mis lágrimas, últimamente estaba llorando demasiado, pero lo tenía permitido, se habían llevado a mi hijo. La misma persona que me lastimo, ahora tenía a mi hijo.

Sentí mi cuerpo ser presionado por unos brazos — Mad, respira amor — la voz de Marcel era calmada.

Amor

Mi cabeza giro hacia él, podía ver la preocupación por sus ojos. Liam nos dejó y yo subí rápidamente al regazo de Marcel, sentí que se tensó, pero a los segundos se relajó.

— Respira Mad — sobaba mi cabeza — Lo encontraremos, lo prometo.

— Marcy, tengo miedo — dije aun sobre él y aferrándome a su camisa.

Marcel sujeto mi cuerpo y nos colocó en la cama. Me acomodo de nuevo entre sus brazos.

— Estoy aquí, no llores más por favor — beso mi frente y me sujetaba más a él, como si pudiera desvanecer.

Veneno con MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora