CAPITULO 5

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Pasado: Madison

Caminaba hacia el bar donde llevaba trabajando hace un par de meses, realmente me gustaba el ambiente. Había muchos tipos de personas claramente, borrachos que era descarados o algunos que lloraban por algún amor, después estaban los problemáticos, mejor alejarse de ellos.

El señor Carlos fue muy atento al darme el trabajo, después de perder a mis padres y estar en una casa hogar hasta cumplir los dieciocho, decidí salir a trabajar por mi cuenta. A la par me ayude pagando mis estudios y ahora me iba bastante bien, no tenia de todo, pero era feliz.

Se que mis padres estarían orgullosos de mí.

— Buenos tardes Madison — el señor Carlos me recibía en la entrada del bar.

Sonreí — Muy buenas tardes señor Carlos.

— ¿Lista para nuestra jornada de viernes? — Pregunto — Sabes que siempre son los más pesados.

— Claro que sí, sé que habrá más propinas hoy — bromee — ¿Llego José?

Las puertas se abrían atrás de mí.

— Por supuesto, ya llego por quien lloraban — reí — Mad linda — me saludo — Querido y estimado jefe — se inclinó.

Todos reímos, José era muy divertido, siempre llegaba con chistes o bromas un poco tontas, pero nos hacían divertir durante la limpieza, antes de abrir el bar.

— Basta de chistes José, tenemos que empezar o este bar nunca se abrirá — dijo don Carlos.

Nos dirigimos hacia la pequeña cocina o cambiadores, realmente era un poco de los dos, pero nos servía para lo que queríamos, que era cambiarnos.

Comenzamos a hacer la limpieza de todo el local, mesas, pisos, baños. El lugar no era tan grande, pero tenía espacio. Teníamos un equipo de conexión por bluetooth en la cual podías colocar una canción si comprabas un vaso de cerveza.

Para mí, era la mejor oferta del mundo.

La noche nos saludaba cuando ya estábamos abriendo las puertas del bar, había un grupo de 8 a 10 personas, buen grupo para comenzar.

Cuando entraron se colocaron una mesa grande y empezaron a pedir.

Me acerque a la barra y José me miraba con una sonrisa, no sabemos en qué momento el lugar empezó a llenarse y ahora no había mucho lugar para caminar, aunque las propinas no estaban mal.

La gente bailaba diferentes canciones y alzaban las manos para pedir más cerveza o tragos.

— Se nota que hoy es viernes — dijo José — La gente ha salido en horda.

— Si parece que todos han salido de sus casas.

— Es una completa ...

Escuchamos un bullicio en la entrada y parece que nadie estaba prestando atención más que yo. Mi mirada paso por los tres chicos que pisaron la entrada, parecían estar esperando a alguien más.

Entro primero un chico alto, tenía el cabello rubio, estaba muy alegre y es muy guapo. Detrás de este entro otro de cabello marrón o castaño, las luces distorsionaban el color, muy apuesto también, los dos venían hablando de algo y el castaño parecía ¿manosear? al rubio.

Pase mi mirada al tercero, este se veía un poco mayor pero igualmente guapo, era alto, no tanto como los dos primero. Tenía la cabeza un poco rapada, su mirada era fuerte y debo admitir que dio un poco de escalofríos.

Los tres miraron hacia atrás y le abrieron paso a un cuarto chico. Este piso la entrada y pude verlo un poco mejor, bastante, a decir verdad. Era unos centímetros más alto que los demás y venia de traje, no tenía corbata, pero eso no le quitaba lo elegante. Tenía una barba ligeramente recortada y sus facciones estaba bien definida.

He caído señores, he dejado esta tierra y me he ido al paraíso.

Su mirada paso por toda la pista y choco con la mía, sentí un poco de electricidad recorrer mi cuerpo, pero diferente del anterior, esta no era de miedo, era una sensación diferente. Nos miramos por unos segundos hasta que el tercer chico llamo su atención y se dirigieron hacia algún espacio vacío del bar.

— Eso fue intenso — José me saco de la ensoñación.

Voltee a verlo — Has visto los tipos que entraron — suspire fuerte — El cielo está botando ángeles.

José comenzó a reír por mis palabras y me paso dos jarras que debía llevar a una mesa hace varios minutos.

— Estas son para una mesa cerca de los ángeles que hablas.

Sonreí y cogí las dos jarras de cerveza, las coloque en mi bandeja y me las lleve. Debía admitir que coquetear no era lo mío y quedaría en ridículo, pero nada me impedía soñar un poco con aquellos chicos.

— Aquí tienen dos jarras — baje las jarras y las coloque delante del grupo — No se olviden que por comprar un vaso de cerveza pueden poner la música que más les guste.

— ¿Y que debería hacer para obtener tu número? — dijo uno de ellos.

Rei, no sabía que decir en estas ocasiones, claramente querían una aventura, así que debía negar de manera amable su ofrecimiento sexual.

— Yo...

— Hola ¿eres tú la chica que atiende? — una voz interrumpió en mi futura negación.

Voltee y la voz venia del grupo de hombres guapos, calma esas hormonas Madison. Era el castaño, el que manoseaba al rubio.

— Ah, sí claro — sonreí — Esa soy yo — respondí.

Voltee brevemente — Si no desean nada más, con su permiso — me di vuelta y me acerque más a la mesa de los cuatro chicos.

— ¿Te estaban molestando? — El chico de facciones definidas me estaba hablando, ahora que estaba frente a él podía verlo mejor, realmente era muy guapo, sus ojos eran dulces pero claros como el mar ¿podría perderme en esos ojos? Estaba un poco serio ahora.

— Nada tan grave, solo son un grupo de idiotas — respondí sonriendo.

Una carcajada se escuchó de mi lado izquierdo — Esta chica es increíble, me llamo Liam — dijo el rubio, también era guapo y tenía una sonrisa amable. Estiro su mano para saludarme.

— Gustavo Kennet — ahora el castaño era el que se presentaba, aún tenía un brazo recostado en el hombro del rubio.

— Vladimir Moriel — estiro su mano y la tome — Para lo que desees — su tono de voz era fuerte y un tanto incomodo.

Mi mirada se trasladó hacia el ultimo chico, no decía nada, solamente me observaba y eso era un poco intimidante. Su mirada se relajó aún más y sentí morir cuando una sonrisa se asomaba por su rostro.

— Marcel — tomo mi mano y la beso — Marcel Lambert.

Una corriente paso por mi cuerpo y supe que él también se había sentido igual, dejamos de mirar nuestras manos y cuando volvimos a la realidad había un brillo en los ojos de Marcel.

— Me llamo Madison — sonreí — Madison Duval.



Nota: Holaa, este es el primer encuentro entre Madison y Marcel. Me encanta Liam y Gustavo (Muy juntitos jaja). También esta el primer encuentro con Vladimir, turbio. Espero les guste. 🤍

Veneno con MielDonde viven las historias. Descúbrelo ahora