Despertó debido a la luz que se colaba por la ventana, está vez el pelinegro no lo había despertado, desde que llegaron del río se la paso ignorando al rubio y este solo reía feliz.
Se metió a bañar y salió después de 15 minutos, no había visto al pelinegro, así que probablemente ya estaba desayunando o talvez había ido a el pueblo.
Se vistió y camino con su libreta hasta la cocina, saludo a Amelia y a Lily y salió al patio, estaba buscando inspirarse un poco más así que caminó por todo el patio hasta llegar al bosque, no se quería alejar demaciado del hostal porque seguramente se perdería. Tomo asiento en un tronco que encontró tirado y abrió su libreta, miro a su alrededor y sonrió.
Las palabras comenzaron a llegar a su cabeza pero no eran suficientes, comenzó a respirar suavemente deleitandose del aroma de la naturaleza, sus cinco sentidos se intensificaron, debía relajarse, por lo tanto cerró los ojos y sonrió, imaginando cosas, escuchando el bello sonido de la naturaleza y abrió lentamente sus ojos.
Señora, Amor es violento,
y cuando nos transfigura
nos enciende el pensamiento
la locura.No pidas paz a mis brazos
que a los tuyos tienen presos:
son de guerra mis abrazos
y son de incendio mis besos;
y sería vano intento
el tornar mi mente obscura
si me enciende el pensamiento
la locura.No era uno de los mejores poemas que había escrito, pero por lo menos había avanzado en algo, cerró la libreta y sonrió, poco a poco la inspiración volvía a su ser, se levantó del tronco y camino de regreso al hostal, ya estaba comenzando a anochecer.
Entro a la cocina y saludo a las muchachas que estaban ahí.
Buenas tardes Jimin, ¿Quieres comer algo?– preguntó dulcemente Amelia.
Si, tengo mucha hambre, muchas gracias– se sentó y dejo su libreta a un lado.
¿Encontraste inspiración?– preguntó amablemente Lily.
Si, no es mucho pero al parecer poco a poco vuelve a mi– sonrió.
¿Puedo leer?– había visto al rubio salir rumbo al bosque, además había leído algunos de sus poemas y realmente era muy bueno en ello.
Lo siento– nego con la cabeza– No es una de mis mejores obras, por lo tanto no te la puedo mostrar.
Oh, ya veo, no te preocupes– sonrió un tanto incomoda, creyó que el rubio aceptaría.
Aquí esta– dejo el plato de comida frente al rubio y este comenzó a comer después de darle gracias a la muchacha.
¿Jungkook a dónde vas?– preguntó Hanna cuando vio al pelinegro dirigiéndose a la salida.
Voy a la fiesta del pueblo– se encogió de hombros y vio por unos segundos al rubio.
Jimin, ¿Quieres ir con Jungkook?– preguntó amablemente Hanna, talvez a el rubio le gustaría ir.
No lo sé, no sé si Jungkook se sienta incómodo– se encogió de hombros y recogió su plato, lo lavo y vio al pelinegro de reojo.
Estoy seguro que a Jungkook le gustaría que lo acompañaras– sonrió Amelia adentrándose a la conversación.
Claro, no hay problema– sonrió también.
Entonces, me encantaría– asintió.
Perfecto– exclamó Hanna– Espero que se diviertan– le sonrió a ambos muchachos y los echo a empujones del hostal.
¿A cuánto tiempo está de aquí la fiesta?– preguntó el rubio, su libreta la traía en la mano, no la dejaría ahí sabiendo que la cocinera tenía curiosidad por saber que había escrito.
A media hora en bicicleta– evitó la mirada del rubio y camino hasta las bicis.
Ni en broma– tomo la mano del pelinegro y se dirigió a su auto.
¿Qué haces?– preguntó.
Iremos en mi auto, no andaré en bicicleta durante treinta minutos– nego y abrió la puerta del copiloto– sube.
Está bien– murmuró y se metió al coche.
Ten– le dió la libreta y el otro la sujeto en su regazo confundido– Cuida a mi bebé mientras conduzco– cerró la puerta y se dirigió al otro asiento.
¿Puedo leer que hay aquí?– preguntó, el auto ya se había puesto en marcha.
No– respondió.
Entonces lo leeré– abrió la libreta y comenzó a leer los poemas escritos en ella, el otro solo bufó y continuo manejando.
El poema no es mío es de Rubén Darío
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Tell me your name
PoetryEl, un escritor de poesía buscando inspiración. El, un chico que vive en un pequeño pueblo de Hotlovish.