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Kook despierta– susurra a su lado y lo mueve ligeramente.

El otro solo se remueve y se voltea dándole la espalda.

Jungkookie debes despertar– lo movió aún más haciendo que el pelinegro abra los ojos lentamente.

¿Qué sucede?– pregunta, frota sus ojos con su mano en un intento por adaptarse a la luz.

Ya es muy tarde– sonríe dulcemente para el pelinegro– Ya debemos irnos.

El pelinegro asiente y se levanta del colchón, se observo a si mismo viendo que traía ropa interior, miro al rubio en busca de una respuesta.

A media noche hacía frío– le sonrió– Así que me levanté para limpiarte y colocarte tus calzones– jala el elástico de la ropa interior del menor y la suelta, ríe divertido cuando el otro se ruboriza.

Gracias– murmuró, busco su ropa y se la colocó.

Vamos– toma la mano del pelinegro y salen de la cabaña, ambos caminaron hasta el auto del rubio y se subieron, conduciendo así hasta el hostal.

........

Estaban desayunando solos en el comedor, las chicas se habían marchado al río.

Jungkook– llamo al pelinegro obteniendo su total atención.

¿Qué sucede?– preguntó sonriendo.

Vill du följa med mig till Japan?– miro al pelinegro esperando una respuesta de su parte.

Jag vet inte älskling– el rubio sonrió feliz ante ese apodo.

Le diremos a tu mamá y pediremos permiso– le sonrió, sabía que eso era lo único que detenía al pelinegro de no acompañarlo.

Claro– sonrió y le dió un pequeño beso en la mejilla al rubio.

......

Madre– llamo la atención de su progenitora.

¿Qué sucede?– preguntó viendo a ambos muchachos.

Kan jag åka till Japan?– junto ambas palmas en señal de súplica.

No– lo miro seria, no dejaría que su pequeño retoño se fuera a Japón.

Det blir bara några dagar– suplico– Snälla mamma.

Ya dije que no muchacho– miro a su hijo.

Señora, yo lo cuidare, solo iremos unos días por un material que necesito y regresaremos sanos y salvos– el rubio miro a la señora.

Lo siento mucho Jimin, pero no te puedes llevar a mi hijo– se nego.

Señora– el rubio se acercó a susurrarle unas cosas a la oreja, cosas que el pelinegro no pudo escuchar.

Está bien– suspiro cansada– Pueden ir– asintió.

¿Enserio?– miro feliz a su progenitora– muchas gracias madre– beso dulcemente las mejillas de Hanna.

Si, de nada– lo miro divertida– ¿Cuántos días serán?– miro al rubio con los ojos entrecerrados, era un embustero.

Solo serán tres días– sonrió con superioridad– Le dejaré el carro por si tiene miedo de que quiera robar a su hijo.

Pff– bufó y se cruzó de brazos– claro.

Entonces iremos a empacar– le sonrió a Hanna y se marchó junto con el pelinegro.

Tell me your nameDonde viven las historias. Descúbrelo ahora