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Deja

-¿Me das agua? - preguntó

Yo simplemente me dediqué a seguir mirando entretenida el esmalte de mis uñas ignorandolo por completo.

Siento una sacudida en mi brazo... ¿Es que acaso se aburre y cuando me ve decide que soy su entretenimento?

-No- contesto su pregunta volviendo a mi labor: Hacer como si él no existiera.

-El agua no se le niega a las personas, miniom - dijo con su típico tono burlón.

-¡Felicidades! Acabas de descubrir que no te considero humano. - le aplaudi un poco para aumentar la tensión.

Él solo soltó una carcajada que me volvió aún más loca.

Lo odiaba, mi irritación cuando está cerca sale por mis poros y las manos me pican por envolver su cuello y matarlo. Hacía tres años que lo conocía y enserio llegó un momento en el que pensé que nos llevaríamos bien pero siempre salía con sus estúpidos comentarios hacia mi estatura que lograban arruinar mis ganas de una sana y bonita amistad.

-¡Enana tonta! -río susurrando esas palabras para que solo yo pudiera escucharlas. -El día que esté lejos de ti, cuando no puedas volver a tenerme alegrando tus días vas a arrepentirte de tratarme así, puedo afirmar que también vas a extrañarme.

Casi escupo mi bebida al oírlo. ¿Arrepentirme? ¿Extrañarlo?

En tus mejores sueños, Odioso.

-Quizás cuando dejes de ser más pequeño que yo y no me llames enana, átomo despresiable. - dije revolviendo su pelo porque sabía lo mucho que eso lo molestaba.

Solo sonrió y un día después se mudó de país.

El recuerdo de la última vez que lo vi estaba en mi mente tan legiblente claro que me llenaba de rabia. Para cosmos la vida y él se ríen de mi porque puedo ver como poco le falta para escribirse en la frente "Soy más alto que tú, enana tonta".

Aún en mi shock mental pude notar como Miley se levantaba de mi lado y ambos se fundian en un abrazo, no era un secreto para nosotros excepto por Lucas, Marcos y Harley que ellos eran amigos de esos que parecían hermanos. Luego de mi mejor amiga les siguió el resto del grupo, incluso los chicos y la peliazul se presentaron y entablaron una leve conversación sobre fútbol y la bendita fiesta de esta noche. Y ahí estaba yo, sentada en la mesa de la cafetería, paralizada como si hubiera visto un fantasma, y de cierta forma era un fantasma para mi, de esos que son malvados y hacen cosquillas en tus piernas mientras duermes.

-Pensé que también me darías un abrazo ... ¿Acaso no me extrañaste, bicho? - preguntó sentándose a mi lado.

¿Es que nunca me llamaría por mi nombre?

- Me da miedo contraer sarna - ataque directamente volviendo a poner la vista en mi comida.

-Sarna con gusto no pica, loquilla. - me la devolvió.

Me reí soltando el tenedor y girandome en el asiento para estar frente a frente, encontrándome de lleno con sus ojos chispeantes por lo divertido que le resultaba jugar con mi poca paciencia y la estúpida sonrisita bailando en sus labios.

-Por eso te revolcabas en el pasado con cada perra sarnosa que se te cruzaba. - le dije molesta por su presencia.

Era muy bajo de mi parte sacar asuntos pasados pero ...él lo provocaba, me transformaba en alguien completamente diferente por su culpa.

Hermoso Desastre ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora