11

50 7 4
                                    

Solo quiero un beso.

Los ronquidos de Harley a mi lado estaban a solo minutos de provocarme migraña. Parecía una vieja locomotora que intenta ir a toda velocidad.

—Es como un tractor — río Miley jugando a meter la punta de la cobija en la boca de la peliazul.

Ambas reímos cuando Har golpeaba al aire y escupía la tela.

—Seguro se levanta vomitando un camión de cervezas. Estuvo toda la noche bailando con Alec y Marcos, por ende bebiendo sin parar. —contó la pelinegra — ¿Dónde rayos estabas tú? Ni siquiera te vimos.

<—Pues me volví espía y capte el momento exacto donde Dugan y Alice se abrazaban como si no se hubieran visto en años, un pelirrojo guapo y agradable me descubrió y cuando estuve a punto de besarlo esa suricata que tienes de amigo me lanzó a la alberca. Y luego la noche se resume a gritar por ocultar nuestros celos y un clara muestra de que hay química sexual entre ambos.>

Si quería seguir viviendo lo mejor era que Mamá Oso no se enterara de nada.

—Estuve por ahí, bailando y bebiendo. — contesté haciendo un gesto con mi mano para restarle importancia. — Supongo que necesitaba un tiempo para pensar y acabé pérdida en esta enorme casa.

Cuando Miley fue a seguir preguntando Lucas entró sin tocar para anunciar que el desayuno estaba listo.

—Alec y Heyla están en las mismas condiciones. — señaló el pequeño bulto que formaba Harley en la cama —Te he comprado esas galletas que tanto te gustan.

El rostro de mi amiga se iluminó y miró a el pelinegro con una sonrisa enorme que el no supo como manejar. Se veían tan tiernos desde aquí que daba pena romper el ambiente para complacer a mi estómago.

—Bien… las dejo para que hagan las cosas que hacen las chicas. — dijo nervioso para proceder a dejarnos solas.

Miley se giró hacía mi y me señaló con el dedo, es muy probable que comience a quejarse de la expresión pícara que le estoy dando.

—Ni lo pienses. — me lanzó un cojín.

—No he pensado nada. — reí — Pero habéis sido muy tiernos. ¡Te compró galletas!.

Ella mordió su labio inferior contenta por el detalle de Lucas. Luego salió de su trance y continuó regañandome en lo que bajabamos las escaleras.

—Somos amigos, Ree. — dijo — No quiero romper una amistad por una ilusión unilateral.

—¿Estas segura de que es unilateral? —pregunté. Se quedó en silencio. — Deberías ir a por él si te gusta. Lucas es guapo y aunque está dormido la mitad del día y con cara de amargado el resto, no tardará en tener chicas lindas dispuestas a que las lleve a lo profundo de la piscina esta noche.

Ella asintió dándome la razón y corrió donde él estaba en busca de su regalo.

Sonreí inconsciente viéndolos. Era increíble como la felicidad de tus amigos puede hacerte feliz a ti también. Estaba segura que aunque mi ánimo estuviera por los suelos mis amigos siempre se encargarían de que su propia sonrisa ilumine mis días.

Hermoso Desastre ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora