Vestido rojo, ojos miel y ... «¿Bailarias conmigo?»
Rojo. Ahora que lo pensaba el gusto de la familia Hart por el color de la pasión estaba a otro nivel. El cuarto fue decorado con el mismo y varios detalles en tonos blancos o dorados.
El vestido que mi madre diseñó para mi era de ese color, quizás un poco más intenso intentando imitar la coloración de la sangre, el broche de rubíes que sujetaba mi cabello y hacía que las ondulaciones hasta mis caderas se viera fantástico, mas el labial rojo intenso acabarían dejando a todos boquiabiertos.
-Oye pitufina, Yudith está... - las palabras de Dugan quedaron flotando en la habitación.
Su traje era a juego con el mío. Ni siquera pude verlo porque salió más rápido que un correcaminos de la ducha. Sin embargo los medios no mentian cuando decían que el color le favorecía, la camisa se le ajustaba como un guante y los pantalones negro marcaban zonas traseras que podían hacerte perder la cabeza.
Sí, era un idiota atractivo.
-¿Mi madre qué? - pregunté acomodando mi cabello sobre el hombro derecho.
-Ha hecho un gran trabajo con ese vestido. - susurró por lo bajo con los ojos fijos en mi figura. - pero con mi traje definitivamente se excedió. ¿No me veo bien?.
Quise golpear mi frente al oírlo. Muy estúpido de mi parte pensar que podría oír un cumplido de su boca que fuera en mi dirección.
-Te hace ver como un idiota pero en rojo. - contesté lanzándole un beso en broma y saliendo de las cuatro paredes.
Bajé las escaleras hayando el enorme salón ya listo para llevar a cabo una ceremonia y posiblemente un baile al estilo de los Príncipes y Duques.
Encontré a la persona que buscaba en una esquina de todo el correteo de personas con bandejas y flores. Seguro dando órdenes, una de sus debilidades. Su pelo negro volvía a estar sobre los hombros y aquel vestido blanco le quitaba unos 20 años. Mi madre a mis ojos era la mujer más hermosa del mundo.
-Nunca me equivoco. - murmuró viéndome con los brazos extendidos imvitandome a un abrazo que acepté al instante. Suspiro abrazando con fuerza su cuerpo... mucho tiempo sin verla. - También te extrañé, Ree, pero como arruines tu maquillaje voy a pegarte con la chancla.
Reí parpadiando para evitar las lágrimas.
- Mamá cómo se te ocurre decir que Dugan y yo somos pareja. - una vez dejado claro lo mucho que nos queremos mi rabia volvía a latir en mi. - Yo y ese gorila no podemos vernos sin querer matarnos.
-Ree, pensé que ya habían dejado atrás esa etapa infantil donde se llaman como todos los animales presentes en un zoológico. - regaño dando una mirada amenazante. - nuestros socios estan muy contentos con la idea de que la empresa este unida por un matrimonio.
¿Ma-matri-matrimonio? ¿Dormir en la misma casa que la pulga parlante? ¿Qué su rostro lleno de arrogancia sea lo primero que veo al despertar? ¿Hacer el... ¡No, Ree! ¡No pienses eso!.
-¡Mamá! ¡No pienso casarme con ese patán! Tengo 20 y una vida por delante. - me negué rotundamente.
-Dame una buena razón para pensar que las posibilidades de que él y tú sean una pareja feliz son nulas. - pidió cruzandose de brazos.
- No me parece atractivo. - su ceja se alzó en señal de: «¿Enserio?» - Es insoportable...
- Tu también, cielo. - respondió.

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Hermoso Desastre ✔
Historia Corta-Eres tan pequeña como una hormiga ¿Puedes escuchar lo que ellas hablan? Por eso es que te veo reírte sola a cada rato - se burló mirándome desde arriba con una sonrisa bailando en sus labios. -¿Oyes eso? -pregunté fingiendo oír algo - Las homigas...