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«—Sé que me extrañaste, pulgosa.»

—¿Vendrás? — negué — ¿Y ahora? — repito la acción. — Reeeeee, quiero que vengas. Es mi primera casa y mi mejor amiga debe conocerla.

—Por última vez luego de unas veintitrés: No quiero salir. — me queje acurrucandome aún más si era posible en mi cómoda cama. — Y tendrás una nueva casa que enseñarme cuando quemes esta ya sea cocinando o por una fiesta.

Harley me miró con la boca abierta, indignada por mi comentario. Sus padres le habían regalado una casa a las afueras de la cuidad para todas las locuras que pasaran por su cabeza. Al menos ellos tenían la seguridad de que no sería su hogar el que ardería en llamas. Básicamente le estaban dando vía libre para que su mente trastornada de tanto tinte azul se destacará y creara lo que sería la mejor fiesta del año. Sin embargo Harley Am una vez más sorprendió a todos. Invitó a nuestro grupo de amigos a hospedarse en su casa para que pudieran disfrutar los tres días de fiesta. Incluso había impreso una promoción y me la paseaba frente a los ojos.

Viernes: Fiesta de disfraces.

Sábado: Fiesta en la piscina.

Domingo: Día de playa. Pijamada en la noche.

—¿Ya ha dicho que sí? Tenemos un hora de clases antes de poder irnos. — Miley hizo acto de presencia en nuestra conversación.

—Sigue recia a la idea. — la peliazul hizo un puchero antes de lanzarse sobre mi en la cama y abracarme como un koala. — No te soltare hasta que digas que meta en esa maleta verde brillante que tanto te gusta ropa para largarnos de este suburbio.

—Puedes quedarte ahí entonces. No me molesta — respondí e incluso cerré mis ojos simulando dormir.

Ojos que abrí como platos al sentir a mi pelinegra amiga imitando a Harley.

—Ree Carson no hemos levantado tu animo toda una semana para que ahora nos dejes solas este fin de semana. — me replicó Miley.

No era Miley sino me regañaba. Mi mejor amiga no podía ser ella misma sino se volvía una mamá oso.

—Debes superar lo que pasó y tenerlo como experiencia para próximos eventos.

Mis glóbulos oculares volvían a picar anunciando la llegada de las lágrimas. No había parado de llorar y estar cabizbaja una semana. No me había cruzado a Lion y Alice ni siquiera me podía mirar a los ojos. Mis amigos sabían la situación pero no por eso podían dejar de hablar con la de baja estatura, era un problema entre ambas donde ellos no debían inmiscuirse ni elegir un bando como si estuvieramos en secundaria. A pesar de eso Harley se negaba a dirigirle la palabra, asumiendo que hacerme daño a mi era dañarla también a ella. Ella y Miley se encargaron de sacarme de este amargo sufrimiento y hacer más amena la noticia pero qué se puede hacer cuando acaban de abrirte una herida en el corazón y las personas que amabas eran las que sostenían el cuchillo.

Giré mi cabeza para mirar como mis dos hermanas, sin sangre de por medio, me hacían pucheros. Sonreí sin poder evitarlo y acepté solo porque ellas se lo merecían.

—Bien, iré a controlar que los Señores Am no pierdan dinero.

Un segundo después me llenaron de cosquillas y abrazos. Al final acabamos las tres riéndonos sobre la cama y llegando tarde a clase.

Hermoso Desastre ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora