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Un Dugan púrpura y una Ree gallina.

-Te voy a ahorcar. -grité corriendo detrás de él.

-Necesitas llegar a mi cuello para eso ¿Qué harás? ¿Ponerte en puntillas? - me sacó la lengua sin detener su carrera.

La rabia volvía a crecer.

-¡IDIOTA!

-¡ENANA!

Siempre he tenido ganas de matarle pero hoy realmente se ha destacado y ha hecho estas ganas inagotables. ¿Cómo fue que llegamos a todo esto? ¿En que momento empecé a correr detrás de él como una desquiciada?

2 horas antes del incidente

Terminaba de guardar mis libros cuando el Sr. Rest culminó la clase ya que según él estaba demasiado agotado como para tratar con unos insoportables como nosotros. Gracias a eso ahora tenía dos horas libres para planificar y llevar a cabo un plan de guerra contra el imbécil.

Amaba dos cosas de mi misma.

1°: Mi maléfica y retorcida mente.

2°: La capacidad para planear y ejecutar una venganza con éxito.

Lunes... ¡Dios! ¡También amaba los lunes!. Creo que soy la única persona que lo hace ya que estos significan el regreso de un sinfín de trabajos universitarios. Sin embargo los chicos del equipo de fútbol tenían prácticas cada exquisito lunes. ¿Y quién estaba en el equipo? Mucho mejor ¿Quién era el maldito capitán? Porque sí, esa sabandija asquerosa tenía la suerte de su lado y nada mas llegar y probar sus habilidades fue nombrado capitán. Por suertudo y por odioso se merecía que ese vestido de lentejuelas moradas me gritara: Sacame a pasear. ¿Y qué hago yo? Mi carne es débil.

-No debiste meterte conmigo, sarnoso desagradable.

Tomé el vestido y lo guardé en mi bolsa antes de que Miley saliera del baño y me llenara de preguntas. Por mera casualidad ella hoy se encontraba en los dormitorios en nuestra hora libre y no en la biblioteca leyendo sin parar o estudiando. Estoy cansada de decirle que disfrute su juventud y suelte un poco los estudios, que mantenga todo en un equilibro. Sin embargo ella es demasiado terca.

Terca... como mi madre. Quizás deba llamarla. No recuerdo la última vez que hablé con ella, ni siquiera llega a mi mente la última vez que la vi.

Agarré mi móvil dispuesta a marcar el número que sabía de memoria pero los nervios me abundaron. ¿Y si no quería hablar conmigo?

- ¿Y ahora? - mis pensamientos fueron interrumpidos por la castaña que salía vestida de forma diferente y me pedía su opinión.

-Luces más alta. - fue el único cumplido que llegó a mi cabeza para escapar de lo que sería largos cambios de ropa que interrumpen mi venganza.

-Creo que los jeans aquellos se verán mejor. ¿No crees? - negué y me planté delante de la prenda para que no la cogiera.

Como estaba en frente de ella aproveché para empujarla por los hombros hasta salir de la habitación.

Observé la hora. 12:00 pm.

El entrenamiento acababa de terminar y si no me apuraba Dugan se iría sin modelar mi vestido púrpura.

- Iré a buscar a Sam, no la vi en la fiesta del viernes ni el resto del fin de semana. Busca a los demás para almorzar juntos. - inventé cualquier excusa para irme y sin dejarla replicar me puse a correr hacia los vestidores como alma que huye del diablo.

Hermoso Desastre ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora