El día que conocí a un idiota.
Corría de un lado a otro llevando vasos llenos de refresco en mis manos hacia la mesa donde mis amigos y yo nos habíamos instalado. Acababamos de graduarnos de la secundaria y todos los adolescentes de entre 15 y 16 años bailaban al ritmo de la música que sonaba fuertemente inundando el lugar.
—Último año… pensé que sería eterno. — comentó Anne tirándose sobre la silla al lado de Luis a la vez que yo dejaba los vasos sobre la mesa. — Ahora tenemos 15 y en unos años seremos esos locos que van a grandes actividades universitarias.
—Quisiera cerrar mis ojos y que mi mayoría de edad esté a la vuelta de la esquina. — comentó el rubio de profundos ojos verdes mirando como los estudiantes de segundo y primer año entraban por la puerta trasera colandose en la fiesta.
Entre ellos se podía ver a Mai, su hermana, que unos instantes después de verlo corrió hacia nosotros sentándose a mi lado.
— Voy a extrañarlos. — se quejó la rubia en un puchero abrazando a Andrea una compañera de clases suya.
Yo también los extrañaría a todos. Pensamos que siempre estaremos junto a nuestros amigos pero luego de la secundaria empezamos a distanciarnos, tomando así cada uno un rumbo diferente en su vida. Yeol se iría al extranjero a un curso sobre robótica y mientras nosotros comenzariamos nuestra carrera ya él estaría trabajando, Anne esperaba ir a la Universidad de Filología Hispánica, yo me preparaba para la carrera de Economía y Finanzas casi comiendome cada libro con números que viera en mi camino y Layla… ella no pensaba en seguir estudiando; tenía planes de abrir su propio salón de belleza en un local cerca de su casa.
—¡Chicassss! — el grito de mi amiga la desaparecida retumbo en mis oídos junto a la escandalosa música. — Quiero presentarles a unos amigos.
Anne y yo nos miramos con confusión. La de cabello dorado había estado bastante intensa unas semanas atrás con presentarnos a sus amistades y me había hablado sin parar de un chico al cual aseguraba me encantaría conocer. Layla no era de las chicas que se llevaba con media escuela pero sí con medio mundo fuera de ella por lo que era bastante probable que esos "amigos" sean de otras escuelas y que ella misma los haya infiltrado en la fiesta.
En una esquina del lugar, recostados contra el escenario en el que habían dado el discurso y entregados los diplomas habían dos chicos. Ambos parecían unos farolillos; tan altos y delgados con la diferencia de que uno era de piel morena y pelo negro y el otro era rubio casi albino. Frente al rubio, una chica con similitudes físicas a él hablaba animadamente con otra chica extremadamente bajita, incluso más que yo, de pelo negro asabache y mejillas gordidas. En un pequeño círculo hablaban animadamente un chico castaño y una chica que lucía como la más joven de todos los demás.
—Anne, Ree ellos son: David y Yandris— señaló a los dos farolillos. — Lysie, hermana de Yandris, ella es Alice y aquellos de allá son Brayan; tío de Alice y Miley… ¿Dónde está Dug…?.
La pregunta de Layla quedó en el aire cuando empezó a buscar algo con la mirada y un cuerpo a los segundos se estrelló contra el mio bañándome en aquel refresco que tanto detestaba. Observé al culpable de las miles de excusas que le tendría que inventar a mi madre para que no me arrancara la cabeza por manchar un vestido nuevo. Parecía ir en segundo año y llevaba un pantalón negro, con botas marrones, una camiseta azul y por supuesto vasos desechables vacíos en cada mano. Sus ojos de un extraño color chocolate con miel me miraban rabiosos, cosa que con su pequeño tamaño le hacían ver realmente gracioso.
—¿Porqué la gente bajita sigue metiéndose en mi camino? — se quejó lo suficientemente alto para que yo oyera.
¿Pero este que se creía? Si podía ser el octavo enano de Blanca Nieves.
—Perdón, gigante. — dije con pena falsa — Mira hacia delante la próxima vez, idiota.
—¡Uyyy! La enana se ha molestado. — río cruzando los brazos sobre su pecho.
¿De dónde ha salido este estúpido y porque tenía yo que encontrarmelo?.
—¿Enana? Pero si tu eres un átomo. — imite sus acciones anteriores solo que di unos pasos adelante queriendo dejar claro la casi nula diferencia de tamaños entre nosotros.
—Claro, me disculpo por molestarla Mister Pequeña. — siguió hablando con una cotorra.
—Estas perdonado, elfo doméstico. — se la devolví.
—Cucaracha, estúpida.
—Lagarto, imbécil.
—Ree…
—Dugan…
Ambos miramos a Layla con cara de pocos amigos.
—Ella/Él es de quien tanto te hablé.
¿Él era aquel chico increíblemente divertido y muy maduro para su edad?.
—Es más chiquita en persona. — sonrió caminando hacia mi sus amigos.
Esa fue la primera vez que comprobé que el odio a primera vista también existía.

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Hermoso Desastre ✔
Historia Corta-Eres tan pequeña como una hormiga ¿Puedes escuchar lo que ellas hablan? Por eso es que te veo reírte sola a cada rato - se burló mirándome desde arriba con una sonrisa bailando en sus labios. -¿Oyes eso? -pregunté fingiendo oír algo - Las homigas...