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Bésame

Ahí estaba él. Dentro del jacuzzi de Harley con una sonrisa bailando en sus rosados labios y ojos hambrientos por el ridículo ajeno, o mío en este caso.

—¿A dónde fuiste? — preguntó cambiando su semblante a uno serio.

Me iba a permitir culpar el alcohol y decir que se veía bastante ardiente en plan dominante y serio. De repente me resultaba una buena idea ponerlo de los nervios.

—~No te diré ~ — canto sacándole la lengua a la misma vez que me acerco al jacuzzi y me siento en uno de los escalones que te permiten entrar a este.

—No seas inmadura, Carson. Seguro estas hasta borracha ¿O me equivoco? — preguntó analizando mi comportamiento.

Negué riendo y lanzándole agua. Se quitó el agua del rostro con una mano y volvió a mirarme. Esa mirada que amenazaba que no debía meterme con su paciencia.

—¿Cuánto tomaste?

—Esto— le enseñé mi mano abierta — el whisky no es tan desagradable después de todo.

—Algunas personas lo ligan con polvitos mágicos para ver unicornios.

—¿Unicornios? — pregunté curiosa — también quiero verlos.

— ¿Porqué no me haces compañía? Eso será mejor que ver animales que no existen. — ofreció.

Moví mi cabeza de un lado a otro exageradamente en un claro "NO".

— Estoy enojada contigo. — le hice saber.

—¿Puedo saber porqué?— lo vi presionar un botón y comenzaron a salir burbujas.

—~No te diré~ — imite mis pasadas acciones ocasionando que agarrara su cabello con fuerza cayendo en la desesperación.

—Estas jugando conmigo, enana, y no deberías hacerlo cuando le temes a las consecuencias. — amenazó.

Reí sarcástica metiéndome al jacuzzi con él, hipnotizada por las burbujas como una niña pequeña.

—Tú si que juegas conmigo. — le dije. — me dices que quieres besarme cuando has regresado con esa chica molesta.

—¿Elizabeth?

— Sí, Esther. — contesté molesta

Lo oí reír.

—No es mi novia. — aclaró. — Pensé que no creías en los rumores.

—No los desmentiste. — me excuse

—Iban a seguir preguntando así que solo los dejé con la duda. — me explicó burlón — Lamento hacer que te pongas celosa.

—¿Celosa? En tus sueños. — mentí nerviosa por la cercanía que comenzaba a crear.

Se sentó frente a mi y me miró esperando por decir algo que me sacara de mis casillas.

— En ellos me ocupo de quitarte la ropa no de saber si estas en estado celopata. — dijo haciendo que mis mejillas se tiñeran de rojo. — Sabía que ese sonrojo llegaba a otros lugares.

Seguí sus ojos concentrados en un punto de mi anatomía. El color rojizo en mi cuerpo se había trasladado hasta el inicio de mis pechos y algunos espacios que el bañador dejaba a la vista.

—¡Hey! — me acerqué y coloqué dos dedos bajo su barbilla y alce su cabeza obligándole a mirarme la cara. — Aquí están mis ojos.

—Tienes unos ojos muy bonitos, tan llenos de vida. — murmuró ahora fijos en ellos.

Hermoso Desastre ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora