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KATERINA OBSERVÓ DIVERTIDA como Emmett se elevaba por el aire, su cuerpo se precipitaba a través del claro antes de aterrizar con dureza en el suelo de tierra. Rápidamente se puso de pie y se volvió hacia Jasper con los ojos entrecerrados. —¡De nuevo!
Los Cullen estaban reunidos fuera de su casa mientras veían a Emmett y Jasper entrenar. Habían estado esperando a que llegaran los lobos y Emmett, en su aburrimiento, exigió que comenzaran a calentar y miró ansiosamente hacia Jasper.
—Bueno, eso fue ciertamente entretenido– dijo Rosalie arrastrando las palabras mientras miraba a Emmett. El chico sacó la lengua infantilmente ante su comentario, haciendo que la rubia pusiera los ojos en blanco con desdén.
El sonido de un coche acercándose hizo que Katerina volviera la cabeza y vio como su hermano y Bella bajaban del jeep.
La chica se había recogido el cabello para darle una apariencia de estilo, en lugar de dejarlo colgar desordenadamente sobre sus hombros, y vestía ropa cómoda a pesar de no tener la intención de participar en su entrenamiento.
La cara de Bella estaba llena de preocupación y Katerina supuso que era por la amenaza que se avecinaba de Victoria y su ejército de recién nacidos. Katerina todavía estaba recelosa de la inminente batalla, especialmente después de que Carlisle le dijera que Alice había previsto que llegarían dentro de tres días.
Su mente regresó a Lillian, y solo podía esperar que la chica se hubiera tomado en serio sus palabras y que cuando llegara el momento, huiría lo más lejos posible de la batalla.
—Mira quién llegó finalmente– bromeó Alex desde su lugar junto a una sonriente Alice.
—Y justo a tiempo– agregó la chica de cabello pixie mientras miraba detrás de ellos.
Todos los Cullen se volvieron ante el sonido de pisadas que se acercaban y pronto, los lobos aparecieron sobre la colina cubierta de hierba. Se acercaron más, mirando a los vampiros con cautela.
Liderando la manada estaba el gran lobo Alfa negro, Sam, y flanqueándolo estaban otros dos; uno de un marrón rojizo y el otro de un gris oscuro. Jacob y Paul.
La nariz de Katerina se torció e inclinó la cabeza al reconocer el olor, su mirada se centró en un lobo más pequeño de color marrón arena cuyos ojos ya la miraban directamente.
También percibió la familiaridad del lobo gris claro a su lado, y adivinó por los aromas que se trataba de su hermana, Leah Clearwater.
Katerina sonrió y le envió a Seth un saludo feliz, desconcertando a los que los rodeaban con su calidez cuando Seth respondió.
Con la tensión efectivamente rota por las amistosas payasadas de los dos, Carlisle sonrió complacientemente a su hija antes de volverse hacia Edward. El chico en cuestión estaba mirando a los lobos pero respondió la pregunta tácita de Carlisle.
