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LA VIDA CON LOS CULLEN HABIA SIDO más divergente que nunca. Muchos de los miembros de la familia estaban un poco preocupados por la obsesión de su hermano con la niña humana, aunque hicieron todo lo posible por apoyarlos. Katerina estaba especialmente consternada por sus excursiones nocturnas para ver dormir a Isabella. Ella había sentado al chico y le había explicado lo mal que estaba y cómo era una gran invasión a la privacidad.
Katerina estaba llegando honestamente a su límite con la idiotez de Edward. Tenía más de cien años y seguía actuando como el chico de 17 que tenía cuando cambió. Katerina opinaba que Carlisle había cambiado al niño demasiado joven, a pesar de que los gemelos tenían la misma edad biológicamente, habían estado viviendo su vida inmortal durante más de trescientos años, y hacía mucho que habían dejado de ser niños. Más bien, se vieron obligados a crecer rápidamente. Carlisle le había dado todo a Edward en bandeja de plata y Katerina a menudo se preguntaba si esto había contribuido a su actitud egoísta algunas veces.
La única persona que actuó más joven que Edward en el clan fue Emmett, y él era el más joven de todos, tanto en edad como en vampirismo. Aunque Katerina sabía que la alegre ingenuidad de Emmett era más un mecanismo para afrontar su inmortalidad, y que cuando llegaba el momento de ser serio, Emmett era una persona confiable.
Rosalie entró en la habitación de Katerina y Jasper, sus tacones haciendo clic contra el piso de madera mientras su cabello dorado se balanceaba detrás de ella con cada paso. Katerina desvió su atención de su computadora portátil a su hermana, preguntándose qué quería.
Katerina y Rosalie salían mucho, y además de Jasper y su gemelo, ella era el miembro de la familia con el que Katerina se sentía más cercana; ambas chicas a menudo se unen por su deseo mutuo de humanidad. A ninguna de las chicas les gustaban los humanos en particular, pero ambas se identificaban mutuamente por las vidas que habían perdido cuando las habían convertido, y algunos días pasaban horas simplemente hablando sobre cómo habrían sido sus vidas si se hubieran mantenido como seres humanos.
Katerina no se arrepintió de convertirse en vampiro, aunque ciertamente no lo habría elegido, porque conoció y se casó con el amor de su vida. Sin embargo, a menudo se sentaba y soñaba despierta con conocer a Jasper como humano, ignorando la diferencia de media década y 5000 millas, y se preguntaba cómo habrían sido sus vidas. Podrían haberse casado y tener muchos hijos como ella siempre había querido, ya Katerina le gustaba pensar que Aleksandr habría conocido a una linda chica y vivido feliz para siempre con ella también. A menudo, en sus sueños, ambos gemelos lograron que su deseo se hiciera realidad y Alice se convirtió en parte de su familia perfecta, dándole a Katerina un montón de sobrinas y sobrinos para consentir.
Una camisa que volaba hacia ella sacó a Katerina de sus pensamientos y la atrapó por reflejo. Rosalie estaba rebuscando en su armario y arrojó un par de jeans ajustados oscuros hacia Katerina sin una mirada. -¿Te importaría decirme por qué me estás ahogando con mi propia ropa?- Preguntó Katerina.
