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Tres años después Kaname volvía a Japón, su madre le había llamado avisando de la muerte de Senri, el cuerpo del niño no había resistido más, esa tarde cuando bajó del avión llovía torrencialmente. Tras su partida Kaname y Senri habían hecho amistad, hablaban por teléfono o por video llamados a través del computador, por lo que la noticia del deceso del niño fue un duro golpe para el castaño.

Al llegar a la casa de Rido, el primero que le dio la bienvenida a Kaname fue el gatito que Senri habia adoptado, el mismo que Kaname había maltratado en el pasado, el felino maullaba lleno de tristeza, por la muerte de su pequeño amo.

Rido era un fantasma que deambulaba por la casa, Juri no le perdía de vista. En esos tres años la relación de ellos había cambiado, ahora eran pareja y la mujer no podía dejar a su hombre sufriendo solo.

Kaname extrañaría esas conversaciones por teléfono, y saber de las aventuras del gatito, aún recordaba que Senri le había llamado llorando cuando el gato se le escapó la primera vez, y de como él había tenido que consolarlo.

El entierro de Senri fue triste, para su familia, pero especialmente para Kaname, quien recordó que él no había podido enterrar a su hijo, si bien el bebé tenía una tumba, Kaname nunca había ido a verla. Quizás ya era tiempo de ir y cerrar esa parte de su vida. Por lo que una vez que todos se marcharon del cementerio,  él decidió ir a ver a su hijito.

Al llegar a la tumba, se encontró con Zero. Llevaban tres años sin verse o saber el uno del otro. Verse nuevamente representó algo completamente inesperado para ambos. Kaname llevaba años pensando en este encuentro,  pero nada le hizo estar preparado para este momento.

- Hola - Saludo el peliplateado

- Hola - respondió Kaname

- No sabía que habías vuelto a Japón -

- Fue por fuerza mayor, mi primito murió hace unos días -

- Lo lamento mucho -

- Gracias.  No pensé encontrarte aquí -

- Buenos hoy se cumple otro mes desde la muerte de nuestro hijo -

- ¿Vienes todos los meses? -

- Sí  -

- Es mu primera vez - Y acercándose a la lapida,  se quedó asombrado de ver el nombre del bebé - ¿Por qué lleva mi nombre? -

- Cuando me entregaron su cuerpo, no pude pensar en ningún otro nombre para el angelito que te arrebate -

- No fuiste tú,  fue Haruka quien mató a mi hijo -

- Yo también soy responsable de esto -

- No te diré lo contrario, tu sabes cuales son tus culpas -

Se produjo un silencio incómodo, Kaname se acercó a acaricias la lapida y dejar su primer ramo de flores, el castaño derramó algunas lágrimas y Zero lo reconfortó poniendo su mano en el hombro del chico.

- ¿Te casaste, rehiciste tu vida? - dice Kaname

- No me casé, aunque si estuve a un paso de hacerlo, pero no podía, no después de saber que Yuuki estaba aliada con Haruka para hacer que nuestro hijo no naciera -

- Entiendo -

- Pero tengo dos hijo - dice Zero

- ¿Estas en pareja? -

- No, Eren y Armin son adoptados. No sé si recuerdas a mi secretaria -

- Sí, la recuerdo una chica muy guapa -

- Esos eran su hijos,  ella y su esposo Levi,  tuvieron un accidente de coche y fallecieron,  los niños quedaron solos y me hice cargo de ellos -

- Pensé que eran hijos tuyos y de Yuuki -

- No, a esa mujer no la quiero volver a ver en mi vida - y con una mirada entristecida - Tú ¿te casaste? -

- Sí,  hace dos años con Takuma -

Zero sintió que le faltaba el aire, tenía la pequeña esperanza de que al menos estuviera soltero, aunque supiera que nunca en la vida lo iba a perdonar.

- Duramos un año y medio, luego vivir juntos fue imposible. Takuma es un buen hombre, pero no era para mí,  espero que este bien este, donde este -

- Se divorciaron -

- Sí, el quería tener hijos, pero yo... yo no puedo... mi hijo era este que está aquí, no puedo tener otros hijos. Puede que suene tonto y egoísta de mi parte, pero yo no he podido olvidar a mi bebé  -

- Te entiendo, un hijo nunca se olvida -

- Ya es tarde, debo volver a casa de mamá y tío Rido -

- Si quieres te puedo ir a dejar, si Rido sigue viviendo donde mismo, me queda de paso -

- Ya no vives en esa mansión -

- No, el jardín al cual asiste Eren está muy lejos y no quise cambiarlo, ya suficiente es que sus padres no estén, como para cambiar también todo su entorno -

- Entonces, muchas gracias -

Zero fue a dejar a Kaname y luego se fue a casa,  donde Eren tenía un desastre fenomenal en la sala, estaba jugando con todos sus juguetes y los tenía desparramados por toda la sala.

- Señor - dice Seiren - disculpe el desorden, pero el niño estaba algo triste, por eso lo dejé jugar a su antojo -

- Esta bien,  es solo un niño. Su hermanito ¿Cómo está? -

- Bien, ya no tiene fiebre. Así que tranquilo, el resfriado ya pasó -

- Gracias, Seiren. No podría hacerlo sin ti y las chicas -

- Por nada, es un placer ayudarle -

La mujer tomó algunos de los juguetes y los comenzó a meter un uno de los tantos baúles que el niño tenía para guardar sus juguetes. Mientras Zero tomaba al niño en sus brazos.

- Kaname ha vuelto, lo digo por si quieres ir a verlo, su primo pequeño murió hace unos días, no sé cuanto tiempo se quedará -

- Lo llamaré -

En tanto Kaname intentaba consolar a su tío,  le partía el corazón verlo así,  pero él era quien más lo entendía, porque él también había perdido un hijo.

Los días fueron pasando y si bien nada iba a borrar la tristeza que había dejado la partida de Senri, la vida continuaba.

Fue así como una tarde el travieso Eren corría por el parque y tropezó con Kaname.

- ¿Estas bien? Pequeño - dijo el joven al poner de pie al niño, que estaba por largarse a llorar al ver sus rodillas lastimadas

- No -

- Vamos, no es tanto, es solo tierra - y limpiando con cuidado - Ves, no estas lastimado

- Papá -

- Vamos juntos a buscar a papá -

Eren se tomó de la mano del joven y recorrió el camino de regreso, fue cuando de encontraron con Zero que tenía cara de pánico y empujaba una carriola.

- ¡Tío! - Gritó el niño y corrió al lado de Zero sin soltar la mano de Kaname.

- Eren, no sabes el susto que pasé  - dice el peliplateado al abrazarlo

Kaname se quedó asombrado de ver a Zero con los niños, le recordaba al Zero del que él se había enamorado años atrás.

Casado sin AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora