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Al caer la noche el personal domestico de la casa se fue, como lo hacían cada día, solamente Seiren se quedaba, ella como ama de llaves vivía en casa de Zero.

- ¿Qué ocurre Seiren? - pregunta Zero a la mujer que tenía cara de afligida

- No encuentro a Kaname en ninguna parte de la casa -

- Quizás salió -

- No, él no ha salido, sé que está en casa, pero no ha comido en todo el día y me preocupa, estaba muy triste la última vez que lo ví -

- ¿Y cuando fue eso? - dice Zero más por compromiso que por una real preocupación

- Después de que ustedes pelearon en la terraza -

Zero no dijo nada, pero se intranquilizo, dónde estaba ese chiquillo. Seiren siguió buscando, pero no hubo forma de que diera con él. Zero se le unió a la búsqueda cuando el frío comenzó a caer con más fuerza.

Fue él quien lo encontró encondido en la bodega, Kaname estaba sentado en el suelo, con claros indicios de haber llorado, cuando Zero lo movió para despertarlo notó que el castaño ardía en fiebre.

Seiren ponía paños fríos en la frente de Kaname para ver si así lograba bajarle la fiebre, pero al parecer nada funcionaba.

- Lo llevaré al hospital - dice Zero tomándolo en sus brazos

Al llegar el olor a desinfectante le recordó la última vez que había estado allí.

Un mes atrás.

Zero aún estaba impactado ante la noticia de que Kaname esperaba un hijo suyo. Por lo que simplemente decidió no hacer nada, no podía perder a su novia de toda la vida por alguien que no amaba.

- ¡Debes hacer algo! - Dice Kain Akatsuki, a los gritos al momento que entraba en la oficina de Zero

- ¿Qué te pasa, amigo, por que vienes así de alterado? -

- Kaname va a abortar, no puedes permitirlo -

- ¿Cómo sabes eso? -

- Ese pobre chico está aterrado, tienes que ayudarlo -

- Es su vida, yo no voy a interferir en sus decisiones - dice Zero

- No puedo creer que digas algo así. Es tu hijo. Sé un hombre y asume tu responsabilidad -

- Es decisión de él, yo nunca le dije que abortara, pero si eso lo hace feliz yo no voy a interferir -

- Claro que no se lo pediste con palabras, no tuviste el valor de decirle Haste un aborto, pero tampoco le dijiste que querías al bebé y que te harías responsable -

- ¡Él dejó claro que no era mi responsabilidad! - grita Zero

- Pero que más podría hacer ese niño, si fuiste claro que un hijo arruinaba tus planes -

Zero no entendía que pasaba con su amigo, Kain prácticamente no conocía a Kaname, lo había visto en un par de ocasiones, y ahora parecía que le tenía mucho cariño, lo defendía como si fuera su hermano menor.

- Sabes que no puedo hacerme cargo de un hijo, Yuuki me mataría -

- ¿Y para evitar que tú novia se entere, manchadas las manos de un niño con la sangre de otro niño? -

Zero recordó al Kaname pequeño, ese niño que siempre estaba solo, ese niño que era víctima de sus compañeros de escuela, que de vez en cuando llegaba a la escuela con moretones de las palizas que le daba su padre. Siempre intento cuidarlo y ahora era él quien lo exponía al sufrimiento.

Kain al ver como la mirada fría de Zero había cambiado decidió hacer su última jugada.

- Si te interesa detener está locura, deberías saber que hoy Kaname intentará salvar tu perfecta vida, destruyendo su propia vida -

- ¿Qué? -

- En tres horas se hará de una carga tan pesada que posiblemente lo marque de por vida -

- ¿En tres horas? ¡Deja de ser tan enigmático! -

- Lo quieres más claro. En tres horas Kaname abortara a tu hijo. Te salvará, cobarde -

Kain se fue dejando a Zero lleno de dudas. Lleno de odio contra sí mismo, por lo que estaba obligando hacer a Kaname. Cuando ya no pudo soportarlo más, se levantó de su asiento, tomó su fina chaqueta y salió de su oficina marcando el número de Kain.

- ¿Dónde está? -

- Supongo que la debe estar en el hospital general - responde Kain, lleno de dudas, quería saber si Zero iría a salvará su propio hijo, pero el peliplateado ya había cortado

Al llegar al hospital dio muchas vueltas buscando al joven, necesitaba encontrarlo antes de que Kaname hiciera algo de lo que se arrepentiría para siempre. Fue entonces que lo vio estaba sentado en un sillón tipo berger, con la mirada pérdida, sosteniendo en su mano izquierda dos píldoras y su mano derecha un vaso de agua, Zero veía como todo pasaba en cámara lenta frente a él, Kaname tenía cinco semanas de embarazo o quizás seis, por lo que no era necesario un bisturí para acabar con la vida de ese bebé, bastaba unas cuantas píldoras y la naturaleza haría lo suyo. Por lo que cuando vio como el chico cerraba los ojos para metes aquellas píldoras en su boca, sintió que se quedaba sin aire, pero tuvo la fuerza suficiente para correr al lado del castaño y de un solo manotazo hacer volar esas malditas píldoras.

- No lo hagas, es nuestro bebé - dice Zero quebrado por dentro

- Pero si Yuuki se entera tendrás problemas -

- Ya veré qué hacer con eso - dice el mayor abrazando fuertemente al castaño.

- Con este medicamento que le hemos puesto la fiebre comenzará a bajar - dice el médico que había atendido a Kaname - Pero le recomiendo que una vez está emergencia pase, visiten al médico de cabecera, no es bueno que el estrés de su esposo llegue a estos límites -

- ¿Estrés? -

- Sí, su esposo no está agripado, ni nada parecido. Vera cuando la tensión es tan grande, muchas veces produce cuadros febriles, el problema es que esto también puede afectar el embarazo. Por lo que debe procurar que su esposo se relaje -

- Claro así lo haremos -

El médico se fue dejando a los esposos a solas en la habitación. Zero se preguntaba una y otra vez como ese chico podía ser tan hábil en su actuación. Por qué era un hecho que no podía estar estresado, si estaba consiguiendo todo lo que su ambición anhelaba.

Casado sin AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora