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Kaname pasaba la mayor parte del día sólo en casa, si bien se llevaba muy bien con las chicas del servicio, se sentía un extraño en ese lugar, además Zero no ayudaba mucho, había perdido su empleo de medio tiempo, era algo lógico, al casarse con Zero no podía seguir como recadero para su empresa y su universidad estaba de vacaciones, pero cuando los demás se reintegran Kaname no lo podría hacer, por que su embarazo se comenzaría a notar.

En tanto Takuma comenzaba con la selección del lugar donde instalaría su café, buscaba un lugar transitado, con un buen estilo, quería instalar un café como el que tenía en París. Cuando al fin dio con el local invito a Kaname a verlo.

- ¿Qué opinas? - dice el rubio

- Es... -

- Dilo, es horrible -

- No quise decir eso -

- Mañana vienen los constructores, derribaremos ese muro que está allí - dice apuntando a una pared que casi se caía - Vamos a cambiar los pisos, las ventanas y arreglaremos la acera, para instalar mesas -

- No te parece que es mucho trabajo -

- Puede ser, pero este lugar es ideal para mí café. Ya verás que esto pasara lleno -

- Eso espero - sonríe Kaname

- ¿Te gustaría ayudarme? - dice Takuma ya más serio

- Me gustaría, pero ahora es muy pesado para mí trabajar en construcción -

- No estoy diciendo que trabajes como albañil, te gustaría trabajar conmigo en el café, necesito alguien que me ayude con la decoración, con los menús y temas administrativos -

Kaname se sentía feliz, no quería ser un estorbo en casa y ayudar a Takuma lo sacaría de sus pensamientos.

- Claro, que quiero -

- Perfecto, veremos lo referente a tu sueldo y estarás oficialmente contratado -

- No es necesario -

- Claro que sí, es un trabajo y soy un jefe exigente -

Kaname lo miró entre incrédulo y asustado, Takuma soltó la carcajada que tenía escondida.

- Prometo ser un buen jefe -

- Y yo prometo ser un buen empleado -

Kaname sonrió con la misma honestidad de siempre. Takuma se quedó maravillado con el color de sus ojos, eran tan hermosos y puros que se sintió hechizado por ellos.

La primera semana de trabajo, fue dura, las reformas a la infraestructura eran importantes, pero Kaname al fin se sentía mejor, se sentía útil. Además Takuma era un hombre de buen carácter y lo trataba con mucho respeto, respeto que no tenía en casa.

Kaname ya tenía cuatro meses cuando Zero nuevamente le dejaba sobre la mesa los papeles del divorcio.

- Firma de una maldita vez - dice Zero

- Es mi hijo, no quiero que me separes de él - responde Kaname

- ¡Maldita sea! - grita alterado Zero tomando con fuerza a Kaname de los cabellos - ¡Firma de una puta vez! -

Los gritos de Zero y los quejidos de Kaname se escucharon claramente en toda la casa alertando a las chicas del servicio doméstico, la primera en llegar había sido Annie, quien rápidamente redujo a su jefe, luego llegarían los demás, incluido Takuma que había llegado a buscar a Kaname.

Seiren abrazo al castaño, quien estaba sorprendido y asustado, hasta el momento su relación con Zero era mala, pero este jamás se había atrevido a lastimarlo, al menos no en forma física, por lo que no podía contener sus lágrimas.

- ¡Estás completamente loco! - Grita Takuma quitándole a Annie de las manos a un Zero que jamás imaginó que se vería envuelto en algo así - ¡Está esperando un bebé! -

Zero no dijo nada, pero su rostro mostraba arrepentimiento, no entendía como era posible que él lo hubiera lastimado, él que toda la vida lo había protegido. Descolocado por su propia idiotez, salió corriendo de su propia casa y partió a toda velocidad en su automóvil.

Kaname ya estaba más calmado, cuando se quedó a solas con Takuma.

- Voy a establecerme en Tokio - dice el rubio - ¿Te gustaría vivir conmigo? - Kaname abrió sus ojos muy sorprendido - Este lugar no te hace bien, necesitas tranquilidad -

- Pero estoy casado con Zero, él se molestará si me voy - dice Kaname sabiendo que eso no era verdad, Zero no quería ni verlo a la cara, seguramente sí se iba el peliplata sería feliz

- Kaname ¿Tú acaso estás enamorado de Zero? -

Kaname no respondió, se le subieron todos los colores a su rostro. ¿Qué si estaba enamorado? Eso era absurdo, Zero era cruel con él, lo despreciaba y además el hombre estaba enamorado de su novia, la que lo había abandonado para seguir sus sueños profesionales. Pero sí, si gustaba de Zero, ese Zero que lo ayudaba constantemente, ese Zero que lo salvó de ser violado por tres borrachos, ese Zero que lo cuido cuando su madre estuvo en el hospital, ese Zero que se peleó con sus amigos, que lo miraban como si por ser un chico humilde estuviera apestado. Sí. Por primera vez Kaname se dio cuenta que si estaba enamorado de ese hombre, quizás por eso acepto inmediatamente casarse con él, no lo había hecho por su hijo, lo había hecho por él, por que lo amaba.

- Creo que tú respuesta es más que evidente -

- No. No lo amo. Tendría que ser un masoquista para amar a quien me hace sufrir. Sólo me casé con él por el bienestar de mi bebé -

Takuma se acercó al castaño, era evidente que el otro mentía, sus ojos decían que amaba a su esposo aunque no el mismo quería reconocerlo. Kaname bajo su cabeza cuando Takuma se aproximó a sus labios.

En tanto Zero había conducido hasta el aeropuerto, y abordaba un avión rumbo a Londres. Al arribar a Heathrow, el aeropuerto de Londres, ya era de noche, tomó un taxi y se fue rumbo al departamento de Yuuki, la joven terminaba de revisar unos documentos, cuando sonó el timbre, al abrirla se encontró con su novio.

- ¡Zero! - gritó feliz y se lanzó a sus brazos - Que sorpresa, no sabía que vendrías -

- Necesitaba verte -

Zero no dijo nada más solamente se limitó a besarla una y otra vez, fue así como llegaron a la habitación de la mujer, esa noche hicieron el amor tres veces sin descanso. Cuando Yuuki se quedó dormida, Zero salió de la cama y la miró, su cabello castaño sobre la almohada le recordó a esos cabellos castaños de su ahora esposo. Demonios qué estaba pasando con él, su corazón era de Yuuki, no de ese arribistas, pero sin embargo estaba pensando en él, en su último asalto con Yuuki, le había tapado la boca, para no escuchar los gemidos de la mujer, porque no podía dejar de ver a Kaname en ella y no quería que la voz de ella, lo sacará de su fantasía.

Casado sin AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora