Casado sin Amor

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Once años atrás.

-¿Te gusta el chocolate? - pregunta Zero

- Sí, es mi golosina favorita - dice Kaname feliz al ver la barra de chocolate que su amigo le había regalado.

- ¿A qué hora pasará tu padre por ti? -

- No lo sé, mamá está en el hospital, se calló en su trabajo y papá está en el taller, cuando se desocupe vendrá a buscarme - dice el niño llevando a su boca el chocolate

Eran las nueve de la noche y Kaname seguía esperando que alguien fuera a recogerlo a la escuela, por esa razón Zero se quedó a hacerle compañía.

Zero sonrió al ver con la velocidad que el niño se había devorado el chocolate, cualquiera diría que era el primer alimento que Kaname ingería en el día.

- No hay otra persona en tu casa que pueda venir por ti, tus abuelos, hermanos mayores o alguien del servicio doméstico -

Kaname lo miró extrañado ¿Qué era eso de servicio doméstico? En su casa quien hacía todo los quehaceres del hogar era su madre, pero con ella en el hospital, su casa era un completo caos.

- En casa no hay eso, somos solo mis padres y yo -

Ahora era Zero el que miró a Kaname con extrañeza, como era posible que sobrevivirán los tres solos sin servicio doméstico, entonces quien se ocupaba de las cosas de la casa. En casa de sus padres habían cinco sirvientas, un mayordomo, una ama de llaves, dos jardineros y un chico que hacía los mandados y eso que en su casa solo eran cuatro personas.

- Joven Zero - dice el mayordomo del peliplateado desde el asiento de conductor - Diría que su pequeño amiguito se está quedando dormido -

Zero se giró para ver que a Kaname se le cerraban solo sus ojitos castaños.

- Es pequeño y supongo que debe ser muy tarde para él - dice Zero cubriéndolo con su chaquetón

- Eso debe ser, es un niño pequeño y ya son las diez y media de la noche, si quiere podemos ir a dejarlo a su casa -

- ¿Pero no sé dónde vive? - dice Zero

- Conoce a los padres del pequeñito -

- No. En realidad no sé casi nada de él, solo que no tiene amigos en la escuela y que siempre sus compañeros de clases lo molestan y lo hacen llorar -

- Si quiere esperamos un poco más, joven Zero -

- Por favor -

Zero espero y espero, por suerte dentro del automóvil estaban calentitos, por que afuera el frío lo congelaba todo. Pasada la medianoche, Zero le pidió a su mayordomo que los llevará a casa, al parecer el padre de Kaname no iría por él.

Al llegar a la mansión Kiryu, Zero tuvo que explicar a sus padres sobre la presencia de aquel niño, su papá pidió que le acomodarán en una de las habitaciones de huéspedes, pero Zero insistió en que dormiría con él en su habitación.

- Le ayudaré a cambiarle de ropa - dijo una de las mucamas

Kaname estaba agotado, por lo que no se dio ni por enterado de que la mujer que estaba cambiando la ropa, Zero intentaba ayudar aunque no era muy efectivo, el adolescente de dieciséis años, nunca había hecho algo en esa casa, y vestir a otro era un trabajo difícil, por lo que terminó limitándose a observar, fue en ese momento que vio las marcas de golpes en la piel del niño.

- ¡Dios bendito! - dijo la mujer al ver más marcas en la espalda del niño

- ¿Qué son esas marcas? - pregunto Zero

- Son marcas de golpes y algunas son recientes - responde la mujer

Esa noche mientras Kaname dormía Zero no podía contener las lágrimas, ese pequeño niño, de sonrisa dulce vivía seguramente un infierno en la escuela y también en su casa, por primera vez en su vida se dio cuenta que el mundo no era perfecto, como lo era su vida, había gente que sufría, gente que no tenía su misma fortuna.

Zero volvió de sus recuerdos cuando Takuma entró en su oficina dando un duro golpe a la puerta.

- ¡Taku! Que sorpresa - dice el peliplateado al ver a su amigo, aunque el rostro de este era de enfado

- Tienes razón es una sorpresa, pero muy desagradable ¿Cómo es eso que estás casado?¿Qué diablos pasa con mi hermana? -

- ¿Cómo te enteraste? -

- Lo conocí hoy en tu casa - responde el rubio

- Es una larga historia -

- Si es larga, comienza ahora - y sentándose frente al escritorio de Zero - Vamos comienza -

Zero suspiro resignado, tenía que contarle toda la verdad y convencerlo de que guardara su secreto o él perdería a su amada novia.

Dos horas después Takuma tenía otra cara, su enfado había pasado y ahora sentía una lástima increíble por su amigo y como había sido atrapado por esa hermosa arpía castaña.

- Guardaré tu secreto, pero tienes que sacar de tu vida a ese tipo. No quiero ver llorar a mi hermanita. Sabes que eres mi amigo, pero ella es familia -

- Lo sé, lo último que deseo es verla llorar y no sabes lo que me duele tan solo pensar que yo las provocaré -

- ¿Entonces ese sujeto tiene casi tres meses? -

- Sí, así que en seis meses él se irá -

- ¿Pero dijiste que no había firmado el divorcio? -

- Quizás dos millones de dólares no era suficiente para él, pero estoy seguro que cinco millones si lo hará firmar -

- ¡Estás loco! Eso es demasiado dinero -

- No me importa, lo quiero fuera de mi vida -

En tanto Kaname estaba en compañía de su madre, preparaban panqueques, Juuri los preparaba mejor que nadie, por lo que la mujer preparó un recipiente platico grande para que su hijo llevará a su nueva casa, Kaname estaba seguro que Zero se alegraría. Cuando eran más jóvenes Zero gustaba de esos panqueques que Kaname algunas veces le regalaba. En el fondo Kaname quería volver a esos tiempos en los cuales eran amigos.

Al anochecer cuando Kaname llegó a la casa de Zero este aún no estaba en casa, las chicas ya se habían retirado y Seiren leía un libro en su habitación. Por lo que cuando Zero llegó solamente Kaname estaba para recibirlo.

- Hola - le saludo tímidamente, pero Zero no respondió - Fui a ver a mamá y traje panqueques, de esos que te gustan -

- No era necesario -

- Lo era, por que sé que te gustan - Kaname salió casi corriendo a buscarlos cuando regresó vio con impotencia como Zero tiraba al suelo los panqueques.

- Lo único que quiero de ti, es tu maldita firma en le divorcio - dice Zero tomando bruscamente el brazo izquierdo de Kaname

El chico se soltó y salió corriendo rumbo a la habitación.