Capítulo 04:

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Luego de conversar con el Jiang, Cangse salió para buscar a su hijo, en ese tiempo ChangZe se quedó con Jiang Cheng pensando en una forma de proseguir. Luego, cuando idearon un plan. Ambos se separaron nuevamente.

El Wei se dio cuenta de que Jiang Cheng tenía personas que podrían cuidar de él, así que no se preocupó mucho. Lo sobrevivientes de Muelle de Loto le eran leales, crecieron y vivieron juntos. Ahora pasarán por la muerte juntos de ser necesario.

La pareja se dividió para ampliar terreno de búsqueda.

Fueron días muy cansados.

Cuando Cangse decidió volver luego de un día agotador, comenzó a escuchar rumores nuevos.

Los Wen comenzaron a morir de formas extrañas y horribles.

Ignorando su fatiga, se apresuró a buscar a su esposo para ir al lugar en el que ocurrió la masacre del Sol.

Al llegar al amanecer, lo que pudieron encontrar fueron un montón de cadáveres tirados en el suelo, algunos completos, otros con cuerpos rotos. La mirada de CangSe era tranquila mientras removía los cadáveres, buscando por aquí y por allá.

ChangZe suspiró dejándola ser, por su parte se alejó para explorar.

— ChangZe, mira esto — llamó Cangse, lucía sorprendida y curiosa.

El Wei parpadeó, acercándose hacia su mujer para ver qué era lo que la tenía tan entusiasmada.

Lo que se encontró fue con un talismán en sus manos. Uno bastante peculiar.

— ¿Ya lo descubriste? — preguntó.

El Wei asintió.

— Bandera de atracción fantasma — murmuró pensativo.

CangSe soltó una risita.

— Si ¿No crees que teniendo estás sería más fácil para cazar? Esta cosa podría ser muy útil para los cultivadores Errantes, debemos conocer a quién fue el que hizo esta cosa — declaró, sonriéndole entusiasmada.

Si bien ChangZe no estaba muy seguro, asintió.

No perdían nada.

Pasaron semanas buscando el paradero de su hijo, más lo que pudieron encontrar fueron las zonas de guerra. ChangZe y CangSe no dudaron en unirse y ayudar a matar a los miembros del ejército Wen.

Sorprendieron al hijo de su viejo amigo y actual líder de Secta, Nie Mingjue.

El joven al verles la cara se asustó, por supuesto, él los conoció cuando aún era joven. Que los recordara no les sorprendía.

También volvieron a encontrarse con el pequeño Meng Yao, quién les contó sus planes sobre unirse a la secta Wen para servir como espía.

CangSe le dió un montón de consejos pero no lo detuvo, por el contrario, lo halagó por ser tan valiente y decidido.

El pequeño sonrió y también les dijo todo lo que sabía por el momento sobre Wei Ying. CangSe agradeció al pequeño por ayudardalos a encontrar a su hijo, también prometió hacer que el bastardo de su padre lo reconociera.

Por las buenas o las malas. Solo el destino lo dirá.

Así pasó el tiempo, cuando estuvieron cerca de los tres meses de haber regresado a la vida, CangSe ya comenzaba a inquietarse por no ver a su hijo y esa inquietud la pagaban los Wen, porque de no ser por ellos, su hijo estaría bien.

A los tres meses por fin les llegaron noticias al par de padres, quienes se apresuraron a buscar a su hijo.

Lo que encontraron fue a un Jiang Cheng, Lan Wangji —niño al que conocieron casualmente y que por accidente confundieron con XiChen, CangSe estuvo intimidandolo desde que supo que era el segundo hijo de MingYu, le causaba risa que no tuviera tantas expresiones en el rostro— y un Wei Wuxian discutiendo en la posada con un Wen Chao hecho bolita mientras lloraba.

CangSe casi gritó al ver a su hijo, llamando la atención del grupo.

Fue en ese momento en el que Jiang Cheng recordó la presencia de los padres de su amigo otra vez en este plano existencial por lo que no pudo evitar mirar sus expresiones. Se sentía incómodo.

A solo unos metros de distancia, ChangZe se quedó parado mirando a Wei Ying, su hijo. Viva copia suya.

Por su parte, CangSe no dudó en acercarse, tomando por sorpresa a los niños al tirarse encima de Wei Ying.

Quién, por cierto, se tensó al tener el cuerpo de la mujer contra el suyo, más no se alejó porque algo dentro de su cabeza le decía que no debía hacerlo, que era seguro. La calidez de los delgados brazos provocaron que la frialdad en su cuerpo redujera. Wei Ying inhaló, capturando el ligero aroma a nísperos que escapaba del cuerpo de Cangse.

Justo cuando el joven quiso preguntar quién era, sintió algo cálido y húmedo en el pecho. No tardó demasiado en darse cuenta que la doncella en sus brazos estaba llorando. Se alarmó.

— A-Ying... Por fin te encontramos — logró murmurar la mujer, Wei Ying no pudo evitar sentir curiosidad, su instinto le hacia querer consolarla pero a la vez estaba confundido.

Fue en ese momento en el que Jiang Cheng dió un paso adelante para explicar la situación. Wei Wuxian casi cayó al suelo luego de comprender que la pareja enfrente suyo eran sus padres.

Lan Wangji no permitió que resbalara, pues eso también llevaría consigo a CangSe, quién se aferraba a él murmurando un montón de disculpas y cosas extra.

Un ejemplo sería él: "Mi niño, estás muy pálido", "necesitas más comida, mira estos huesos", "¿Dormiste bien?", "¿Por qué estás tan frío?", "No te preocupes, mamá y papá están aquí contigo ahora".

Wei Ying también se puso a llorar luego de que su padre se uniera al abrazo. Rodeandolos tanto a su madre como a él con los brazos.

El joven Wei casi se quedó dormido entre los mimos y la relajante voz de su madre y la calidez y seguridad que le proporcionaba su padre.

Todo esto bajo la mirada celosa de Jiang Cheng y enternecida de Lan Wangji.

Por supuesto, Cangse hizo preguntas y al enterarse que uno de los responsables de la desgracia de su hijo estaba presente no dudó en mirar a Wen Chao, ChangZe también sonrió mirando al aterrado Wen.

Los Wei y Jiang Cheng disfrutaron de torturarlo durante un buen rato. Eso, agregando los conocimientos de CangSe sobre reanimación. Wen Chao estuvo tanteando entre la vida y la muerte durante un buen rato. Los jóvenes por su parte descubrieron las increíbles habilidades sobre tortura que tenía el padre de Wei Ying.

Jiang Cheng no pudo evitar estremecerse viendo la suave sonrisa del hombre todo el rato. A veces incluso podría tararear una canción. Cómo si lo que estuvieran haciendo fuera algo común para él.

Por supuesto, Wangji contó los sucesos que vieron cuando se encontraron con el Wei. CangSe vio con ojos brillantes a su hijo.

¡Ya no más! [ Mo Dao Zu Shi ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora