Capítulo 11:

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En su vida, Wei Ying sintió pánico en contadas ocasiones. Ejemplo de eso sería la quema de Muelle de Loto o cuando lo tiraron a los Tumulos Funerarios por primera vez. Nunca pensó que el que Lan Zhan descubriera su carencia de Núcleo Dorado podría hacer que su cuerpo se pusiera tan rígido en cuestión de segundos.

El color abandonó por completo su rostro, e incluso el dolor de la caída se había esfumado, quedando completamente pálido ante la aturdida y sorprendida mirada del segundo Jade, mismo que por reflejo o para evitar que escapara, tal vez, se había aferrado con fuerza a sus brazos.

Sus ojos se encontraron y en los dorados del Lan no pudo apreciar nada más aparte del desconsuelo y el horror, este se movió con ligereza, llevándolo llevándolo cuestas y dejándolo sentar en su regazo. La calidez del cuerpo del Lan contrastaba la frialdad de su propio cuerpo y aunque era relajante, no era menos aterrador dada la situación.

— Wei Ying... — inició en un susurro, quedándose en silencio cuando escuchó el ruido ahogado de una inhalación brusca.

Ambos voltearon, encontrándose con Cangse Sanren a unos meros de distancia, con ojos brillantes y mejillas sonrojadas, a su lado, Wei Changze, mismo que tenía los brazos cruzados sobre su pecho y una sonrisa tensa pero divertida. Lan Wangji y Wei Wuxian se observaron a los ojos sintiendose fuera de lugar, antes de percatarse en que tipo de posición se encontraban. Enrojeciendo al mismo tiempo por verse pillados por los padres del nigromante en una situación tan vergonzosa.

Wei WuXian trató de moverse con rapidez, soltando un pequeño jadeo al sentir un dolor agudo en la muñeca de la mano derecha. Ese simple sonido alertó a los adultos y al Lan, mismo que tomó su mano con cuidado para evitar que hiciera más presión y para ver de que se trataba.

Casi al mismo tiempo, Wei Ying solo supo que su padre lo cargó en brazos antes de poder reaccionar y que su madre trajo consigo a un igualmente preocupado Lan Wangji en un despliegue asombroso de velocidad. Lo llevaron a sus habitaciones antes de revisar su cuerpo.

— ¿Qué pasó? — preguntó Cangse, con el ceño fruncida ante el patético estado de su hinchada y morada muñeca.

— Nos caímos del techo... — respondió el Lan.

— Deben tener cuidado en donde juegan... De preferencia si van a hacer algo extra, busquen una habitación vacía — declaró, aunque su expresión era sería, se podía escuchar la diversión desbordando en sus palabras.

Los jóvenes captaron la indirecta, sonrojandose por la vergüenza.

— Mamá, no estábamos haciendo lo que estas insinuando — declaró el Wei, abochornado.

— Claro, yo sé que los Lan se rigen bajo muchas reglas ¿Quieres que hablemos con tu tío sobre un matrimonio? — miró a Lan Wangji, quien tenía las orejas y parte de la cara acalorada.

— Mamá, no — murmuró en un susurro el Wei.

— ¿Por qué no? Vamos chicos, Wei Ying hace unas horas tenías a Lan Wangji sentado en tu regazo, ahora los descubrimos en sospechosas condiciones que dieron como resultado que tu mano resultará herida, no me quieras mentir. — negó en desaprobación.

Lan Wangji desvió la mirada, indefenso ante lo dicho por la mujer, no es como si realmente quisiera negar sus palabras de todos modos. La palabra matrimonio hizo que su pecho se calentara y diera varios latidos extras. Sin embargo, el cosquilleo desapareció al recordar algo importante en la cuestión.

— Wei Ying... — llamó volviendo su vista al nigromante, en algún momento en el que se distrajo, este comenzó a debatir con su madre sobre sus razones y motivos por el cual el que se case con Lan Wangji era incorrecto, pues no era lo suficientemente bueno.

¡Ya no más! [ Mo Dao Zu Shi ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora