Capítulo 14:*

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Luego de una larga y extensa charla en la que los Wen la pusieron al tanto de todo lo ocurrido, la expresión de Cangse era sumamente sombría. Su ceño estaba fruncido a más no poder y sus ánimos estaban por los suelos.

Sentía que estaba ante una problemática muy molesta. No podía dejar a estas personas solas, su apellido era lo mismo que lanzar una señal al cielo y serían presas fáciles contra los desgraciados (CofJin'sCof) que quisieran aprovecharse de la situación. Tenía que encontrar una manera de mantenerlos a salvo y por mucho que quisiera, no podría llevarlos a Yummeng porque eso atraería demasiada atención y problemas para su esposo y Jiang Wanyin.

Se quedó un par de días, antes de decidir ir a buscar a cierta persona. No sabía cómo resultaría pero valía la pena intentarlo ¿no?

Buscó durante un par de días, hasta que llegó a cierta colina, ahí se encontraba parada una mujer, de espalda recta, alta, delgada y elegante, de cabellos canos bien recogidos en una corona de plata simple, sus ojos de un tono gris, piel blanca y perfecta, de rasgos faciales delicados pero hermosos, aunque su mirada era algo severa.

— Maestra... — llamó, haciendo una reverencia. Cangse estaba algo sorprendida.

No pensó que la misma Baoshan vendría a ella, aunque era lógico, suponía, no siempre te encontrabas con anormalidades como gente que se suponía estaba muerta caminando en la tierra, respirando, con el corazón latiendo y la sangre corriendo por sus venas, más vivos que en su mejor momento.

— No pensé que volvería a verte — declaró la mujer, un escalofrío recorrió el cuerpo de la más joven al ser escaneada por la canosa. — es peculiar, ciertamente.

— Maestra... ¿Sabe que es lo qué...? — dudó. La mayor suspiró.

— Tengo ciertas sospechas. — declaró. — pero podemos hablar de eso después. Estabas buscándome para algo. Quieres asilo para esas personas ¿No es así?

— ¡Si! Se que al lado de la maestra ellos estarán a salvo. — afirmó. Luego dudó — Solo... Las cosas son caóticas por aquí... y Yo... Muchas personas cercanas ya no están... Yo....

— Sé — declaró, suavizando su expresión — entiendo que te sea extraño el llegar a un lugar completamente diferente al cual estás acostumbrada. Para ti pasaron días, pero para ellos fueron años. Es normal que te sientas incómoda pero recuerda que la muerte es algo de lo cual uno no puede escapar.

— Se supone que yo ya estaba muerta, pero sigo aquí — declaró, sacando la lengua de forma juguetona. — la muerte no parecen tan absoluta.

La mayor resopló.

— Te ayudaré, pero no puedo mantenerlos para siempre a mi lado. — declaró.

— ¡Gracias, Maestra! — chilló, lanzándose a los brazos de la mujer. Esta resopló, capturando en un abrazo a la mujer.

— Aún no me has presentado a tu esposo e hijo — musitó, Cangse se congeló, aturdida.

Luego simplemente se rió, asintiendo.

— Lo sé, los traeré la próxima vez. — dicho eso se separó, sonriendo de forma brillante.

— Bien... — la mujer dudó, desviando la mirada — tal vez quieras ir por el bosque del mar muerto... siento que encontrarás algo interesante ahí.

— Esta bien. Pero primero traeré a los Wen, no quiero que les pase nada malo y ya me tarde bastante. Maestra, no te muevas — pidió, haciendo un ademán chistoso antes de sacar su espada y volar.

Baoshan rodó los ojos, sonriendo con diversión.

Realmente... No ha cambiado nada —susurró.

¡Ya no más! [ Mo Dao Zu Shi ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora