Capítulo 1

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HAZEL

Mudarme a otra ciudad me causaba muchas emociones y entre ellas el pánico era la más intensa.

Me habían aceptado una beca en la Universidad de Columbia situada en Manhattan, nueva york. Todavía no podía creerme que me habían aceptado en una universidad como esa, soy muy estudiosa y sé apañármelas en la mayoría de estudios pero nunca imaginé que iba a llegar tan lejos.

Tomé un taxi dirigiéndome a la prestigiosa Universidad. Miraba por la ventanilla las calles de Manhattan, maravillada.

Al llegar el taxista me ayudó bajando mis maletas del maletero y le pagué de inmediato. Frente a mi se encontraba la Universidad, se veía mucho más grande y más bonita, que en fotos.

Rápidamente me adentré a la universidad. Era muy luminosa y enorme.

Me dirigí a mi habitación compartida, no sabía con quien me tocaría compartir habitación. Abrí la puerta decidida con mis cajas y mi maleta acompañándome.

Una rubia de ojos verdes estaba sentada en su escritorio con su celular en mano y con aspecto aburrido. Ella al verme su cara se iluminó y se acercó a mí con una sonrisa amplia.

—¡Hola! —Me da un abrazo y se separa rápido, como si no quisiera incomodarme—. Mi nombre es Daniela, tú debes ser Hazel.

Su alegría era tanta que de algún modo me lo contagió.

—Sí, soy yo —Aseguré haciéndome sonreír.

—¡Bienvenida! —Sonrió—. Mira, esa es tu cama, tu armario y tu escritorio. Tienes tiempo para acomodarte.

—Muchas gracias, Daniela.

—Oh, no es nada —Hizo un gesto con la mano restándole importancia—. Y bueno, es muy común que los primeros días te pierdas por el campus, así que yo te ayudaré en todo eso.

Iba a agradecerle nuevo, pero seria muy empalagoso y repetitivo.

—¿Por donde empezamos?

Admito que si no hubiese tenido la ayuda de Daniela, me hubiese perdido con facilidad, además de que la universidad era inmensa, también eran demasiados salones, oficinas, laboratorios, la biblioteca y esas cosas...

Y el horario era algo confuso a ser verdad. Siempre estuve preguntándole cosas a Daniela y anotando en un cuaderno, sí, estuve anotando. A Daniela no le pareció para nada ridículo ya que ella hizo lo mismo en su primer día.

—Y... eso es todo, tus clases empezarán mañana para que puedas acoplarte más a todo esto —Explicó por última vez.

—No sé qué habría pasado sino me hubieses ayudado.

—Bueno, quizá te hubieses perdido.

Ambas reímos y regresamos a nuestra habitación. Pude arreglar todas mis cosas con ayuda de Daniela, lo hicimos más rápido de lo que pensé. Su cama estaba al lado de la mía, toda su decoración era de color morado y azul. La mía era algo más amarilla y rosa, combinación muy común y chillona, lo sé.

—¿Que te parece si salimos esta noche? —Daniela se sentó forma de mariposa en su cama con una sonrisa.

—¿Adónde?

—A una carrera ilegal —Se entusiasmó aún más—. Algunos de los corredores estudian aquí, quizá cuando los conozcas puedan también ser tus amigos y formes parte de nuestro grupo.

La palabra ilegal me desconcertó por completo. ¿Que quiere decir eso? Porque... nunca había ido a una carrera ilegal, si había oído hablar de ellas pero no sé qué es exactamente.

Así que, la curiosidad me mató.

—Me parece bien —Acepté.

—¡Genial! —Se levantó de la cama y se colocó frente a mi—. Ahora, busquemos algo que ponernos.

Y eso hicimos, yo por una parte no me preocupaba mucho por lo que me pondría, mi ropa no era la gran cosa la verdad. Al contrario de Daniela, que tenía ropa para regalar y muy llamativas.

—¿Que te parece si mejor te presto un vestido mío? —Sugirió Daniela sin dejar de rebuscar en su armario.

—¿Un...? —Parpadeé cuando la vi sacar dos vestidos de su armario.

—¿Rojo o azul? Para ti.

—¿Vestidos para ir a una carrera ilegal?

—¿Sí? ¿Prefieres otra cosa?

—No, está bien —Aseguré—. El azul.

—Buena elección —Sonrió, satisfecha.

Finalmente ella se puso el rojo—que le quedaba de esplendido—, y yo el azul, era un azul oscuro y por encima me puse una chaqueta de cuerpo de Daniela, obviamente.

Salimos del Campus y nos dirigimos hacia su coche. Todo el camino sonaba una canción de Selena Gómez, mientras nosotras la cantábamos a todo pulmón.

Al llegar a dicho lugar, había un bar con no muy buena pinta, la verdad. Nos adentramos al lugar y lo primero que vi fueron las personas. Hombres con aspectos temibles y las mujeres con aspectos provocativos, sensuales.

Daniela buscaba no sé qué con la mirada, mientras yo me hacía pequeñita a su lado. Llegamos hasta la barra, las dos pedimos una cerveza.

Al cabo de unos minutos llegaron nuestras cervezas y nos dispusimos a tomarlas. Hasta que dos chicos—bastantes atractivos, por cierto—, se nos acercaron con una sonrisa, miraban a Daniela, y claro, a mi con más atención.

—¡Danielita! —Exclamó uno con una sonrisa de angelito. Mientras se sentaba al lado de Daniela.

—¡Adam! —Chilló Daniela abrazándolo.

—¿Para mi no hay abrazo? —Hizo un puchero el otro.

La rubia sonrió y negando con la cabeza lo abrazó.

—Ah, les presento a una amiga —Dijo Daniela después de abrazar a aquel chico y ahora dirigirse a mi—. Ella es Hazel, es nueva en la universidad y mi compañera de habitación.

Ahora, la mirada de aquellos estaban fijas en mi. Por un momento me sentí incómoda hasta que me sonrieron amablemente.

—Hola, Hazel. Soy Adam.

—Y yo Liam, gusto conocerte —Dijo el otro y se sentó a mi lado.

Los dos eran rubios solo que Adam tenía los ojos azules y era más rubio, Liam tenía el pelo más oscuro y los ojos verdes. Liam tenía un piercing en la nariz y tatuajes en sus brazos. Adam solo tenía algunos tatuajes, ni un solo piercing.

—Encantada de conocerlos —Sonreí ampliamente.

Ellos pidieron algo más fuerte que nosotras y tomaron sin prisa alguna.

—¿Donde está Jaden? —Preguntó Daniela al cabo de unos minutos en silencio.

—Pues seguro preparándose para la carrera, Dani —Dijo Adam como si fuera obvio.

—¿Y que esperamos para ir allá fuera y sentarnos en el mejor lugar? —Cuestionó Daniela mirando a Adam y luego a Liam.

—No lo sé —Se sinceró Liam encogiéndose de hombros.

Daniela rodó los ojos y se levantó no sin antes enganchar su brazo con el mío. Nos dirigimos afuera, había una carretera amplia y alrededor muchos asientos. Nos terminamos sentando muy arriba donde se veía perfectamente la carretera.

—¡Ahí está! —Gritó Daniela apuntando hacia un chico.

Aquel chico se estaba colocando un casco negro reluciente, igual que la moto en la que se estaba subiendo, todo en el era negro, simplemente eso. Del otro lado estaba lo que creo que es su contrincante, no logré verle las caras a ninguno.

Ya se estaban colocando en sus posiciones haciendo rugir a sus motos y dándose miradas asesinas, oh bueno, yo creí verlo así.

Una chica con ropa diminuta se posicionó en frente con aires de superioridad, murmuró algo que no pude escuchar a lo que segundos después los corredores empezaron a conducir sus motos a toda velocidad.

FlawleesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora