Capítulo 14

934 32 0
                                    

JADEN

Apreté la mano de Hazel con más fuerza aunque sabía que ya estaba dormida sentía la necesidad de sentirla conmigo, que estaba aquí y que no fuera mi imaginación. Mantuve mis ojos en ella, estaba pálida y tenía pequeñas gotas de sudor por su frente. Pasé mis nudillos por su frente limpiando parte de su sudor.

Había llamado a una amiga, Lucia, quien me había ayudado en alguna herida tiempo atrás. Es enfermera y la conocí en un bar, ahora simplemente es mi amiga y no le disgusta ayudarme de vez en cuando.

Lucia terminó con la herida de Hazel y la vendó con delicadeza. Luego guardó sus utensilios en su maletín antes de levantarse del borde la cama.

Agarré mi cartera, saqué más dinero del necesario y se lo tendí a Lucia, quien puso una mueca.

—No es necesario, Jaden —Apartó mi mano apenada—. Sabes que lo hago porque quiero, no por dinero.

—Lo sé. Pero no te imaginas el favor que acabas de hacerme —Se lo volví a tender—. Tómalo.

Lucía esbozó una pequeña sonrisa y agarró el dinero aún avergonzada, se lo guardó y me miró.

—Cuando se despierte que se tome unos antibióticos —Informó mirando a Hazel—.  Medicamentos para el dolor... no importa si ya no le duele, es necesario que se los tome cada 8 horas.

—De acuerdo.

—Buenas noches, Jaden —Se despidió y salió de mi habitación. No me preocupe en si llegaba la puerta, ella sabía perfectamente donde estaba.

Inmediatamente busqué las pastillas que me había dicho Lucia que le diera a Hazel y luego, con ellas volví a la habitación, también con un vaso de agua. Al volver vi a Hazel aún dormida, pensé que no se despertaría hasta mañana.

Coloqué las pastillas encima de la mesita de noche junto al vaso con agua y cubrí a Hazel con las sábanas no sin antes quitarle los zapatos. Yo estaba algo manchado de su sangre pero no me importaba.

Me senté en la silla de mi escritorio, eché la cabeza hacia atrás y cerré mis ojos soltando todo el aire que tenía retenido. El susto que me había pegado no se comparaba con nada...

Cuando Hazel había salido de casa pese a que casi me había tirado la puerta, me debatí entre si ir a buscarla o no y menos mal que lo hice, si no lo hubiese hecho no sé qué hubiese pasado con Hazel.

Cuando la vi ahí tirada con sangre brotando de su abdomen, sentí una gran presión en mi pecho, fue como ver a mi madre... y se sintió horrible. Miedo, sentí mucho miedo al pensar que podría morir desangrándose ahí tirada y no podía quedarme quieto como un idiota, claramente la traje aquí corriendo y luego llamé a Lucia.

Tenía tantas emociones juntas que empezaba sentirme confundido. Hazel me importaba... y mucho.

Abrí mis ojos de golpe cuando escuché un gemido de dolor. Hazel intentaba incorporarse en la cama, pero no podía quizá por el dolor y las vendas recientes que le habían puesto. Me acerqué rápidamente a ella sentándome a su lado en el borde de la cama.

—Eh, no, no te muevas —Hablé rápido colocando mis manos en sus hombros acostándola de nuevo, despacio—. ¿Como... como te sientes?

—Siento mucho dolor  —dijo haciendo una mueca de dolor.

Ella cerró los ojos un momento y al volverlos a abrir los posó en mis ojos. No supe bien cual era su expresión sorprendentemente estaba inexpresiva, cosa que nunca había visto en Hazel, siempre podía ver sus expresiones muy fácil, era como un libro abierto.

FlawleesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora