HAZEL
Al entrar a la habitación de Elena, admito que me la imaginaba más colorida, la verdad. Tiene colores tales como celeste, violeta y negro. Una combinación muy rara pero como lo ha acomodado se veía bastante bien.
Elena se sentó en el borde de su cama y palmeó a su lado para que me sentara a su lado. Así lo hice tras recibir una sonrisa tímida de su parte.
—¿Te puedo hacer una pregunta? —me atreví a hablar.
—Claro.
—¿Ese al que Jaden golpeó...?
—Es mi ex novio. Ha estado persiguiéndome porque lo dejé y me había maltratado varías veces—Murmuró agachando la mirada—. Cada vez que salgo de casa siento miedo de que pueda cruzármelo y vuelva a hacerme daño.
Le impotencia y rabia que siento corren por mi sangre y siento que me palpita la cuenta. Quiero cambiar de tema ya que no quiero seguir incomodando a Elena.
—¿Tienes hambre?
—Siempre. ¿Sabes cocinar?
—Tengo mis habilidades de cocinera —Sonreí orgullosa—. ¿Qué te apetece?
—Se me antojan unos... macarrones con queso —Al decir eso supe que se entusiasmó. Salí de su habitación y me dirigí a la cocina.
Cuando pasé por la puerta de la cocina me acerqué a la despensa y busqué un empaque de macarrones con queso. Al encontrarlos agarré uno y procedí a cocinar.
[***]
Eran eso de las una de la madrugada y Elena se había quedado dormida en su habitación tras leer un libro de no sé qué. Por suerte, no tuvo ningún ataque de pánico, solo empezó a sentir sensaciones extrañas pero pudo tranquilizarse.
Jaden no había llegado ni dado señales de vida con alguna llamada, quizá estaba muy ocupado. Me dejé caer en el sofá resoplando, tenía mucho sueño y me sentía cansada.
JADEN.
—Que no hayas ganado no significa que no podamos ir a tomarnos algo —Adam me puso mala cara.
—No tengo muchas ganas —Dije y era verdad, estaba cansado.
—Aburrido —Murmuró Adam negando con la cabeza.
—Gracias —Ironicé levantándome del taburete—. Avísale a Liam que me he ido. Tengan una linda noche.
Adam bufó pero al final me sonrió como despedida. Procedí a ir hacia mi moto y marcharme de aquel lugar. Al llegar a casa dejé las llaves en una mesa que se encontraba al lado de la puerta y me quité mi chaqueta colocándola en el perchero. Antes de subir las escaleras visualicé una persona durmiendo plácidamente en uno de los sofás.
Me acerqué más al salón viendo a Hazel dormida en un sofá. Su pelo estaba esparcido por su cara y tenía sus manos por debajo de su mejilla derecha. Su respiración era tan tranquila.
Me acerqué a ella y al ponerme de cuclillas frente a ella levanté mi mano apartando el pelo de su cara. El rocé de mi mano en su mejilla me hizo estremecer y no supe por que. Aparté mi mano y pude ver mejor su cara, sus ojos cerrados, sus pestañas largas, sus labios rosados ligeramente hinchados, su pequeña nariz...
Ella era tan... perfecta.
No quise despertarla así que procedí a buscar una manta y colocársela encima. Ella no tenía intenciones de despertarse. Me complací mirándola un rato más.
Era como si no pudiera dejar de mirarla, me pesaba apartar la mirada. Mis ojos estaban obligados a estar encima de ella recorriendo cada parte de su rostro. Y mierda, no debería de sentirme así.
Me vi obligado a apartar la mirada y subir las escaleras. La puerta de la habitación de Elena estaba cerrada así que supuse que ya estaría dormida. Me dirigí a mi habitación y me dejé caer en mi cama respirando hondo.
[***]
Sentí una mirada sobre mí mientras dormía plácidamente en mi cama. Abrí mis ojos lentamente observando a una pequeña figura en la puerta con una sonrisa.
—Buenos días.
—Buenos días, Hazel.
—Hice desayuno —Anunció Hazel—. Elena ya desayunó. ¿Vienes?
—¿Hiciste desayuno? —Me incorporé en mi cama y ella asintió—. No debiste... molestarte.
—No debí. Pero quise —Me sonrió tímidamente—. Te espero en el comedor.
Hazel salió de mi habitación y no pude evitar esbozar una pequeña sonrisa negando con la cabeza. Me levanté de mi cama y me dirigí al cuarto de baño antes de ducharme. Me cambié con cualquier cosa que encontré en mi armario y bajé las escaleras hacia el comedor.
Hazel estaba con el celular en sus manos. Ya se había terminado su plato, el de su lado estaba intacto así que supuse que era el mío.
Me senté en la mesa y la miré de reojo. Tenía el ceño fruncido y parecía enfadada.
Me permití disfrutar del desayuno y de tomarme el jugo de naranja mientras seguía mirándola de reojo. Ella seguía con el ceño ligeramente fruncido, seguro hablando con su ex.
—¿Todo bien? —Cuestioné como si no fuera obvio que no está todo bien.
—Sí. Supongo —Guardó su celular y me miró—. ¿Te gusta?
Señaló el desayuno con un brillo en sus ojos.
—Sí, está delicioso. Gracias —Agradecí, sincero.
—No es nada —Aseguró sonriendo—. Yo... creo que ya me iré.
—¿No quieres que te lleve?
—No quiero molestar. Además, el Campus no está lejos.
—No molestas. Quiero llevarte —Aclaré sin mirarla y seguí terminando de mi desayuno. La miré de reojo y vi cómo asentía con la cabeza.
—Está bien.
—¿Como viste a Elena ayer? —Pregunté tras terminar de mi desayuno y tomar de lo que quedaba del jugo de naranja.
—Muy bien. Tuvimos algo así como una noche de chicas —Sonrió orgullosa.
Asentí una vez comprendiéndolo, ella continuó hablando.
—Cenamos y yo... bueno, me quedé dormida en un sofá —Sonrió apenada.
—Lo sé.
Sus mejillas se incendiaron y yo sonreí para mis adentros ante su nerviosismo.
—Iré a lavar los platos y... —Empezó ella pero la detuve.
—No. Ya hiciste demasiado, los lavo yo —Decidí y me levanté de la mesa levantando los platos y dirigiéndome a la cocina sin siquiera dejarla hablar.
Me dispuse a lavar los platos y al terminar, miré a Hazel. Ella seguía en su celular con el ceño fruncido, pero su enfado disminuyó.
—Vámonos. Te llevaré al Campus —Anuncié, ella levantó la mirada, asintió y rápidamente ya estábamos en mi moto.
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Flawlees
RomanceHazel llega a una nueva universidad en otra ciudad, donde su vida cambia radicalmente. Ese mismo día, Hazel se dirige a una carrera ilegal, donde conoce a Jaden y sus amigos. Hazel es una chica un tanto alegre, se entusiasma por las pequeñas cosas y...