Capítulo 26

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—¿Por qué nos ha invitado Lola? — preguntó Amelia, una vez que Luisita se montó en el coche.

Había quedado en recogerla en el Kings cuando saliera, pero la rubia le había pedido que la esperase en el coche. No estaba dispuesta a dar otro espectáculo delante de Benigna; la fábrica de rumores estaba funcionando a todo trapo y sabía que tendría que dar explicaciones en los próximos días, aunque ahora mismo eso le preocupase poco.

—Si te digo la verdad, no tengo ni idea. Me dijo que hacía mucho que no estábamos las tres juntas. María, ella y yo — aclaró Luisita al ver la confusión en la cara de Amelia — Pero luego supe que iban a estar Oriol y Nacho, así que me da en la nariz que se trata de una maniobra suya — contestó con una mueca.

—¿Qué tipo de maniobra?

—Ni idea, supongo que en un rato lo averiguaremos — respondió encogiéndose de hombros.

No tardó mucho en averiguar que se traía Lola entre manos. Acababa de recibir un mensaje de María con una foto.

—Lo sabía — dijo mirando el móvil y riendo amargamente.

—¿Qué sabías? — quiso saber Amelia.

—Esto.

Aprovechando que se encontraban en un semáforo, giró la pantalla del móvil y le enseñó la foto que María había hecho de Pablo. El chico aparecía en casa de Lola, hablando tranquilamente con Oriol. "Tu novio" rezaba el mensaje de su hermana.

—Anda, parece que tendremos otro asalto con Pablo — dijo Amelia divertida y Luisita agradeció que se tomase todo aquello con humor.

—Lola no se entera. No es tan difícil, ¿verdad?

—Creo que el problema es que no le dijiste lo del mejor sexo de tu vida — bromeó la morena.

—No me retes que soy capaz de decírselo. Además, me encantaría ver tu cara luego.

—Era solo una broma, ¿eh?

—¿Podemos darnos la vuelta? — preguntó agobiada.

Luisita no estaba preparada para una cena con Lola, al menos no después de lo que había pasado con Amelia. Su hermana la ponía nerviosa y la hacía decir muchas tonterías y ella no quería volver a meter la pata como había hecho esa mañana.

—Cariño, ya has quedado con ella — dijo la morena, alargando la mano y acariciándole el muslo — Si Lola no se entera, quizás Pablo lo haga. Déjaselo claro a él...

—Sino puedo besarte en medio de la cena y mato dos pájaros de un tiro — dijo convencida mientras cubría la mano de Amelia con la suya.

—Bueno, yo creo que mejor voy a esperarte en casa.

A veces sentía a Luisita capaz de hacer ese tipo de cosas y la asustaba. No porque lo hiciera, sino por la reacción que pudieran tener los Gómez. Amelia se había criado con ellos, se sentía una más y no quería decepcionarlos ni que pensarán que había engatusado a Luisita de alguna manera... ¿Lo pensarían? La conversación que tuvo con Marcelino unos días atrás, le decía que nada de lo que ella imaginaba pasaría, pero no quería ilusionarse. Aunque era en vano, llevaba horas en una nube y le iba a ser difícil salir de ella.

—Eh, ¿Amelia? — dijo Luisita chasqueando los dedos delante de ella.

—¿Qué? ¿Qué decías? — respondió sacudiendo la cabeza.

—Nada, ¿en qué pensabas?

—En que va a ser una cena divertida — dijo con una mirada traviesa que no traía nada bueno.

Llueven las lucesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora