Quince.

99 16 21
                                    

     Ser capturada por los brazos de Zoé y ver la sonrisa en su rostro le hizo entender que había hecho lo correcto

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

     Ser capturada por los brazos de Zoé y ver la sonrisa en su rostro le hizo entender que había hecho lo correcto. Distraerse muchas veces era la clave para no dejar que la angustia y la depresión consuman a una persona.
     La miró de pies a cabeza para ver su vestido rosado, su apariencia cual Lady Gaga.

-¿Te gusta? -la rubia giró completamente-. Estaba disfrazada de una mujer del siglo XVIII, pero me cambié -miró a la azabache, dándose cuenta de que había elegido un buen disfraz-. Te ves increíble -notó de reojo cómo todos la miraban como babosos-, y creo que a los hombres también les agrada.

-¿No es un escote y disfraz algo atrevido? -se miró a sí misma-. Estoy vestida de vedette, cabaretera, o no sé lo que es, pero parezco una prostituta.

-¡Ya basta! Tienes que recordar que tienes un lindo cuerpo, no te ibas a disfrazar de una monja, ¿o sí? -la tomó delicadamente del brazo mientras caminaban hacia su grupo de amigos.

     Tal vez Zoé tenía razón, con esto de ser VIH positivo se olvidó del cariño y ego que se tenía a sí misma, había olvidado que era bonita.
     Conversaba con ella mientras caminaban hasta que pararon, debiendo girar el rostro para notar tres pares de ojos observarla. Las ganas de correr a taparse fueron enormes cuando notó que estaba frente al Dr. Agreste.

-Nino, Félix, ella es Marinette, ya les he hablado mucho de ella -la presentó la rubia. Nino tomó su mano y le besó el dorso.

-No sabía que Zoé tenía amigas tan exquis, debería traerlas más seguido... -como había hablado en otro idioma, la azabache no pudo entenderle, sólo sonrió tímidamente mientras Zoé le pegaba al francés-. ¡Perdón! Bienvenida, Marinette.

-Un gusto conocerte de verdad, Zoé nos ha dado una imagen muy buena de ti -Félix la saludó cortésmente, él no tenía una personalidad tan liberal como la de su mejor amigo.

     De pronto, los ojos celestes y los ojos verdes fijaron miradas, pues era turno de saludarlo a él. El cumpleañero no podía dejar de mirarla de pies a cabeza y corroborar que, efectivamente, era el mejor disfraz de la noche.
     Con cuidado se le acercó a Adrien y se paró de puntillas para poder darle un beso en la mejilla y éste bajó la cabeza para hacer lo mismo. Agreste se sentía un pervertido, pero al parecer a los demás no les molestaba parecer lobos de cacería al mirarle las piernas cubiertas por medias cancán.

-Déjense de babear idiotas, no creo que le gusten -dijo en broma Zoé al oído de los chicos para que Marinette no captara el mensaje.

     Antes de desprender su mano de la espalda de la azabache, ésta se quedó quieta al lado de su oído para susurrarle que le agradecía por toda la ayuda, por pagar los exámenes, por todo. Por alguna razón, a Adrien le agradaba recordar que era un doctor y ella una paciente, pero no dejaba de preocuparse por ella, por si algo malo le llegara a pasar otra vez.

-Siento que no debería estar aquí, es decir, es una fiesta para... -se quedó callada y trató de sonreír-. Le he traído un regalo Dr. Agreste, un pequeño presente, pero está junto a los demás.

Bitter Sweet Symphony || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora