Cuarenta y uno.

83 8 0
                                    

Martes 21 de diciembre, 2021

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Martes 21 de diciembre, 2021.

Giverny, Francia.

     Observaba fijamente cómo los doctores discutían delante de Nino y su madre. No entendía mucho, pues estaba algo alejado, pero por sus gestos faciales se daba cuenta que no era nada bueno.
     Se encontraba con su bata blanca de médico presenciando todo, incluso lo habían autorizado a monitorear al padre de su amigo.

     Le habían hecho un examen de actividad cerebral, pero los resultados eran nulos, es decir, la muerte cerebral era indiscutible.
     Los ojos del francés se humedecieron, abrazó de costado a su madre y asintieron antes de retirarse a otra parte para tener privacidad y hablar sobre lo que le habían informado los médicos.

     De repente, el rubio se acercó a un neurólogo allí presente.

-Créame señor, en mi trabajo tengo un colega incompetente, no soy capaz de olvidar cómo en septiembre convenció a una mujer de desconectar a su marido porque estaba en estado vegetal. ¿Por qué ustedes hacen lo mismo?

-Es diferente, el paciente Lahiffe tiene muerte cerebral, es sólo la máquina lo que hace funcionar su cuerpo. ¿Es eso una vida?

-Está bien, entiendo su punto, pero soy uno de los mejores amigos de ese hombre, y no es fácil pensar en desconectar a una persona sin sentirse asesino de todas formas. Denles tiempo para pensar un poco más.

-Supongo que tienes algo de razón. Con su permiso me retiro, buenas tardes Dr.

     Con su estetoscopio colgando del cuello, aquel hombre se retiró del pasillo para descansar un poco mientras Adrien buscaba a Nino y su madre. Pasara por donde pasara, era el centro de atención.

     Lo encontró sentado sobre el césped afuera de la clínica con las manos sobre sus rodillas. Le era muy extraño ver mal a Nino, porque su personalidad era todo lo contrario, el conquistador, el hombre con sangre caliente que todos conocían.
     Se quitó la bata, no era necesario jugar el papel de médico frente a él, se sentó a su lado para conversar sin problemas, la confianza era grande.

-¿Y tu mamá? ¿Dónde está? -el moreno resopló, levantando la vista por si podía verse el mar a lo lejos.

-Vino mi hermana a buscarla, no quiere estar más acá, menos después de lo que acabamos de escuchar -arrancó algo de césped mientras hablaba nervioso-. Ver a mi papá lleno de máquinas es horrible.

-Te entiendo perfectamente, he visto cómo lo tratan y debo decir que lo hacen bien, pero... -se quedó en blanco pensando, viendo cómo Nino se secaba las lágrimas que le empañaban la vista-. ¿Qué van a hacer con lo que les dijeron los médicos? Optarán por, ya sabes... -fue en ese minuto que el francés no soportó más y llevó su rostro a sus manos para llorar. Adrien era su amigo, qué importaba que lo viese así.
     En ese momento fue que Adrien entendió la difícil decisión que habían tomado, y no podía cuestionarlos porque no estaba en sus zapatos.

Bitter Sweet Symphony || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora