Treinta y ocho.

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     August miraba el rostro de Marinette fijamente, quien le cambiaba los pañales con delicadeza

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     August miraba el rostro de Marinette fijamente, quien le cambiaba los pañales con delicadeza. Estiró su manita para alcanzar unas de las ondas del cabello negro que caía sobre su vientre, riendo contento porque le parecía el juego más divertido del mundo. 
     Hace poco habían llegado de vuelta a la casa y ella, como buena niñera que era, se preocupaba de lo que el bebé necesitara.

-Eres guapísimo, de seguro que cuando seas grande muchas chicas van a acercarse y Clem tendrá que espantarlas con un matamoscas, lástima que no podré ayudarla.

-Mamamama... mhm... mamamama -balbuceaba moviendo sus manos con su cabello entre sus dedos.

-Sí, así es -levantó sus piernas para ponerle el pañal-. Mamá hará eso.

     El niño seguía jugando y ella vistiéndolo sin ser consciente de que Adrien la miraba apoyado en la puerta de la habitación de su sobrino. Estaba maravillado con la delicadeza con la que trataba al bebé y la ternura con la que le hablaba.
     No todas las chicas de su edad se preocupaban de eso, sino que preferirían ir de compras o de cita en cita.

     Una vez que terminó de mudarlo, lo tomó entre sus brazos y notó la sonrisa de Agreste al girar. Recordó la extraña instancia en el parque en que sus rostros se rozaban delicadamente y cómo sus labios se secaban, sedientos por acercarlos a los de él..
     Prefería no seguir pensando en cosas que no ocurrirían, ni afirmar cosas que no sucedieron. Incluso llegaba a convencerse de verdad que estaba creyendo cosas que no eran producto del tumor.

-Clementine dijo que llegaría más tarde, pero mientras tanto -se acercó a ella sin quitarle la vista mientras Auggie le estiraba los brazos, sosteniendo ahora él a su ahijado-, dijo que en su habitación había una prenda que quería que te probaras, según ella no le queda bien y lo más probable es que a ti sí, ve -asintió sin decir más. Su pequeño sobrino comenzó a deformarle la cara con las manitas, pero éste seguía con la vista en la puerta por donde la menor había salido.

     Marinette cerró la puerta de la habitación de Dolph y Clementine, encantada y sorprendida con la cama matrimonial y la bella decoración en todas partes. Sobre la cama se encontraba un vestido estirado y planchado a la perfección, simple pero bello, en el cual había una note escrita a mano.

En el mueble del baño hay cosméticos y otras cosas, es necesario que te arregles, ya no puedes negarte.

     Adrien estaba sentado en el sofá de una sala en especial en el primer piso, Auggie sostenía un biberón entre sus manos bebiendo leche mientras se quedaba dormido entre los brazos de su tío. Fue hacia el automóvil con él, acostándolo en la silla de bebés y colocándole los cinturones de seguridad. Pero antes de todo eso había aprovechado para cambiarse de ropa y peinarse un poco. 
     No quería arruinar la sorpresa que todos le tenían preparada a Marinette, además se esmeraba en que saliera bien, pues sería el último cumpleaños que tendría en su vida.

Bitter Sweet Symphony || Adrinette AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora