TRES

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Lima (S.) Un brillante amarillo verdoso.

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Atsumu vaciaba dentro de los frascos decorativos las distintas exposiciones que tenía de café. Granos enteros y crudos, granos tostados, granos molidos. El aroma del café era uno de sus favoritos, aunque no era tan fanatico de la bebida, de vez en cuando disfrutaba una buena taza caliente de la misma. Apenas había pasado una hora y media desde que había iniciado su turno en el trabajo y lo único que había hecho era subir y bajar en la pequeña escalera para acomodar toda la decoración almacenaban las repisas de madera que colgaban en la pared.

Añoraba que el día se acabara, que el atardecer hiciera su grandiosa aparición en señal de que ya podía empezar a recoger todo y tomar sus pertenencias para irse. Quería ir a casa, cenar con su familia, tener una breve charla con su hermano y molestarlo por su enamoramiento con Suna, dormir en la litera con sus brazos apretando el peluche de Piu Piu que sus padres una vez le regalaron, dándole a Osamu su compañero, Molang. Quería enredarse en sus sábanas grisáceas hasta que llegara la mañana y el timbre de su despertador lo despertase anunciando un nuevo día. Quería dormir y soñar con aquellos ojos oscuros que lo miraban con tanto anhelo, que su subconsciente le crease una fantasiosa imagen de lo que podría ser su futuro, una que al despertar lo hiciese cuestionarse cómo sería vivir aquel sueño como una realidad cotidiana. Quería una imagen a pigmentada a color, uno que inundase su mente y lo hiciera creer que estaba levitando. Quería conocer el color antes que a su alma gemela, porque el poder que tenía un simple sustantivo como lo era "azul, rosa, naranja" y la forma en cómo todos se expresaban al experimentar semejante momento alimentaban con creces sus ansias. Escuchabas todas sus palabras cargadas de sinceridad y para aquellos -como él- que vivían una vida que cada día se pintaba de un nuevo gris, te daba demasiado que pensar y mucho dolor, soledad y frustración que experimentar.

— ¡Miya!

Atsumu, por inercia, giró el torso mientras aferraba sus manos a uno de los escalones metálicos de la escalera. Sus ojos viajaron hasta el mostrador, donde pudo ver a un chico de su preparatoria, más precisamente, un miembro del equipo de natación. Era alto, fornido y de lindas facciones, y era demasiado extraño que le llamase por su apellido con tanta familiaridad. Usualmente, en la preparatoria evitaban hablarle a quienes aún no habían encontrado a su alma gemela. Y él aún no encontraba la suya. Si no la habías encontrado durante los tres años de la preparatoria, la gente simplemente evitaba dirigirte la palabra a toda costa porque eras considerado un desahuciado del amor.

— Hisaka. -Murmuró, dando un asentimiento en reconocimiento al chico delante de sí, mirándolo desde su posición con la tensión causando estragos en su postura y facciones. —¿Hay algo en que pueda ayudarte?, dime tu pedido y en cinco minutos puedo prepararlo.

Intentó ser amable, después de todo, estaba trabajando; pero no le gustó la forma en la que el chico lo estaba mirándolo, escudriñando su persona con aires de superioridad.

Paint My World (SakuAtsu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora