Era día de conferencia.
Un sábado.
Querían morir.
Tras haber estado sentados desde las siete de la mañana en incómodas sillas de plástico que no hacían más que causarles un dolor de espalda que tenía a Glimmer quejándose constantemente y Catra diciéndole lo vieja que estaba ―obteniendo así un fuerte apretón en una oreja, la cual quedó rojísima por otras dos horas―, pudieron por fin tomarse el descanso de mediodía para buscar qué comer.
Mientras todos conversaban sobre qué podían comprar ―y otros sobre lo tacaños que eran los maestros al no poner para el almuerzo porque, demonios, llevaban ahí horas por un puñetero título que quizá no les serviría para nada―, Adora se mantenía bastante entretenida en su móvil, esquivando sorprendentemente todos los obstáculos que se le interponían en su camino como si tuviera un tercer ojo. Catra se preguntó qué es lo que la tenía tan atrapada para no prestarle atención cuando constantemente aprovechaba cada momento para montársela encima.
Scorpia, Perfuma y Bow se ofrecieron para comprar todo, dejando así solas al grupito de siempre que se habían arrastrado hasta el gran gimnasio del sitio entre gritos animados de Entrapta por la comida gratis, regaños de Glimmer que no se tomó la molestia de corregirle ante su errónea idea y una Catra perezosa que apenas al ver una silla en medio del gimnasio, se lanzó en ella para tomarse una siesta de cinco minutos.
En la otra punta del sitio, una banca de madera teñida en los colores que representaban el instituto le llamó enormemente la atención a Entrapta quien prácticamente obligó a Glimmer a cargarla con ella hasta el lugar donde se había instalado Catra. Jamás se le pasó por la cabeza pedirle a su amiga a irse ella a sentarse con ellas, pero bueno, años de amistad habían dejado en claro que Entrapta no solía pensarse demasiado las cosas.
Adora se había sentado en el piso, a los pies de Catra, todavía centrada en su móvil pero al menos ahora con su diestra acariciando distraídamente el tobillo de la pelinegra.
―¿Qué es eso? ―preguntó ésta, apuntando un escrito escondido parcialmente bajo las nalgas de Entrapta. Ella se arrastró y leyó en voz alta:
―"El que se siente en esta banca quiere panocha"
Adora, casi como si estuviera programada, se lanzó a la banca con las piernas abiertas de par en par antes de jalar a Catra en un movimiento fluido y dejarla caer en el espacio entre sus muslos. Como si no hubiera pasado nada, apoyó su mentón en el hombro de la chica y continuó viendo en su móvil lo que ahora Catra por fin podía identificar como un escrito. Glimmer sacudía su cabeza.
―Y creí que Entrapta me ponía en vergüenza.
―Tú me amas como soy.
―Te dije que no me gustan las mentiras.
―¡Pero...!
―Hey, encontré galletas en mi mochila ―anunció Catra, deteniendo la discusión matrimonial para ofrecerles de la bolsita. Ella ni siquiera había reaccionado ante lo que había hecho Adora. De alguna manera, el que no hiciera algo como eso es lo que le hubiese parecido extraño a estas alturas.
Vagamente cruzó por su mente que ese hecho debería de asustarla.
―Adora ―llamó Entrapta, curiosa por lo callada que estaba la usualmente parlanchina personaje―, ¿qué es lo que estás leyendo?
―Un estudio sobre los heterosexuales.
―¿Existen aún de esos? ―picó cómicamente.
―Pues los chicos que pasaron por ti, no ―respondió Glimmer. Entrapta abrió la boca, ofendida.
―El estudio dice que el 30% de los hombres heterosexuales no se lavan el culo ―comentó Adora, masticando su galleta.
―O sea, tres de cada diez heterosexuales ―afirmó su amiga apartando el rostro de Entrapta que se había ido acercando cada vez más en medio de su teatro.
―Aquí estamos... ―empezó ésta con la voz distorsionada por lo aplastada que tenía la mejilla.
―De los heterosexuales ―repitió Catra con simpatía. Adora arqueó las cejas y sentenció:
―Aquí no estamos.
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LA CHICA DEL COPETE
FanfictionAdora es inteligente y tonta a la vez, es preciosa y viste horrible, es muy amorosa y en ocasiones poco empática. Ella es tantas cosas que a Catra no le alcanzarían las palabras para terminar de describirla, pero en caso de Adora, ella puede describ...