Adora aprovechaba cada momento del día para manejar; no importaba si sólo debía ir a una tienda cruzando la calle, ella se montaba en esa pequeña chatarra amarilla y conducía hasta ahí con toda la pereza y satisfacción del mundo.
Ese mismo día se le había antojado salir a tomar helado ―aunque en realidad no le gustara mucho, lo cual probaba que sólo quería sacar a pasear su Pikachu, como le había llamado―, así que muy campante cogió la moto con el plan de comprar un poco e invitarle a Catra, más feliz con la segunda idea que con el hecho de que estaba a punto de cumplirse un capricho. Ni siquiera un auto a punto de embestirla de costado le borró la sonrisa tan bonita del rostro, tampoco los insultos que intercambió con la conductora.
Iba manejando ya con la bolsa colgando del manubrio y con la cabeza moviéndose de lado a lado con aire cantarín, pensando en lo contenta que estaría Catra por el regalo comestible, cuando sintió un golpe en la parte trasera de su moto y todo se vio negro.
―"Está sangrando y todavía no despierta... ¿dónde está la ambulancia?"
―"Pobre muchacha, ¿estará bien?"
―"Una cara tan bonita y lastimada..."
Despertó. Había gente a su alrededor observándola, sus labios moviéndose en susurros y exclamaciones escandalizadas por el trágico suceso. Sin siquiera ponerse a repasar la situación, se sentó de sopetón y evaluó el escenario, sus ojos desorbitados anclándose en su moto como si fuera un hijo malherido.
―¿Quién me chocó?
Un señor le miró con cautela y apuntó detrás de ella donde un chico intentaba arrancar su propia moto y huir de la escena. Adora se levantó, indignada.
―¿Me chocaste? ¡¿Me chocaste y planeas huir, poco hombre?! ¡Ven, ven aquí! ¡Chócame ésta! ―con cada grito se acercaba más al muchacho que se veía cada vez más asustado hasta que en un ataque de pánico le propinó un puñetazo y, de nuevo, Adora caía en una inconsciencia.
🚑...
―¡¿Adora?! ―entre las cosas que no se esperaba Catra desde que pisó el instituto, era ver a Adora llegar con un ojo hinchado y morado ―pareciendo tener pegada una ciruela a la cara―, lo cual lanzó Scorpia a la histeria, carcajeando como loca por la cómica imagen. Pero en sí, ni siquiera se esperaba conocer alguien tan curiosa que increíblemente conseguía una anécdota nueva cada día gracias a su aún inentendible personalidad, así que con eso en mente y queriendo saber qué estupidez había hecho esta vez, corrió hasta ella y le sujetó delicadamente el rostro, pasando la yema de su pulgar por la maltratada zona. Podía notar como en la frente tenía una larga pero fina costra y en el mentón un raspón. La chica guardaba silencio, disfrutando el toque―. ¿Qué fue lo que pasó?
―Un feo chocó conmigo y luego me golpeó.
―Qué dices ―Scorpia se adelantó para fruncirle el ceño, preocupada―. ¿Cómo?
La de copete rápidamente les narró su anécdota, exagerando como sólo ella podía. Más que hacerles sentir pena, sólo les hacía más gracia.
―Y bueno, le pusimos una denuncia y le cobramos muchísimo. Mamá habló con tío, que es doctor, para que dijera que me había golpeado muy fuerte; una contusión cerebral o no sé qué. Agravó todo en el diagnostico para que nos pagaran más ―su mejor amiga no sabía si reír o tomar nota. La locura era algo característico de las Ivanov―. En fin, como mi moto no tenía matrícula, yo no llevaba casco, me faltaban unas luces y todo, nos llegaron bastantes multas que terminamos pagando con lo que cobramos de la denuncia y apenas nos quedó un poquito ―su labio inferior salió en un puchero que lejos de hacerla parecer bonita, desató una risa de Catra por lo ridícula que se veía haciendo eso con el ojo a reventar―. ¿Por qué te ríes de mí? ¿No deberías estar dándome besos para curarme? ―protestó infantilmente.
Catra calló de a poco hasta que sólo quedó una amplia sonrisa de ojitos brillantes para perturbar el corazón de Adora. Apartando el cabelló que había escapado de su copete le depositó un beso ligero en el ojo herido como el roce de una pluma, asustándose un poco al creer que lastimó cuando Adora soltó un quejido justo antes de que ésta le envolviera en un abrazo que se sentía casi tan suave como el beso de Catra. El esponjoso suéter le traía la sensación de recostarse en las más caras sabanas de algodón y, secretamente, creyó que se le hinchaba un poco más el corazón cuando vio sus brazos cubiertos en cuero negro perdiéndose entre la tela pastel, aferrándose a la cintura de Adora como si fuera un peluche.
Scorpia contemplaba la escena.
―Bésense o me drogo.
―Oh ―la de copete se mostró repentinamente interesada sin moverse de su posición―, ¿con qué te armas un porro? Yo lo hago con hojas de biblias. Son finas.
―Toda la santidad aspirada por mi boca ―comentó Entrapta al entrar en el salón de clase.
―Me fumé sus palabras ―bromeó Adora.
―El espíritu santo dentro de ustedes ―añadió Scorpia.
―Amén.
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LA CHICA DEL COPETE
FanfictionAdora es inteligente y tonta a la vez, es preciosa y viste horrible, es muy amorosa y en ocasiones poco empática. Ella es tantas cosas que a Catra no le alcanzarían las palabras para terminar de describirla, pero en caso de Adora, ella puede describ...