💛 48 💛

39 10 19
                                    

"... Podría no verte en un año.

No coincidir contigo

hasta dentro de diez.

Y aun así,

te vería y mi corazón

seguiría latiendo tan rápido

como la primera vez..."

Aquella escena tan familiar se repetía casi a diario.

San le daba de comer a Haruto sentado en su regazo mientras Sana y Hitomi colocaban la mesa.

La radio siempre encendida, como si el escuchar las noticias del frente les trajera a Yuta un poquito más cerca, como si de alguna manera irónica él siguiera allí, con ellos.

El sonido de dos tenedores impactando en el suelo y la mirada de pánico que Sana le dió a San taparon cualquier otro sonido que hubiese allí.

La vista clavada en el mantel mientras la radio repetía una y otra vez la misma frase "bombardeo aliado sobre Tokio" haciendo eco en sus cabezas.

-San...- balbuceó Sana tomando su mano con fuerza, intentando controlar las lágrimas ante la asustada mirada de la niña sobre ella.

-Ahora no...- ordenó San calmado, y ella se levantó de golpe saliendo hacia el jardín para poder respirar.

San intentó controlar la situación, seguir tranquilamente comiendo mientras todo su interior burbujeaba a punto de entrar en pánico.

-¿Qué le pasa a mamá?- preguntó la pequeña preocupada.

-Extraña a tu padre, solo eso, no te preocupes- la calmó para que volviera a comer y dejara de mirar a través de la ventana hacia el exterior.

Apenas Haruto quedó dormido en sus brazos, le dejó sobre su cama, tapado y arropado con una camisa de Yuta, que él mismo había colocado allí para que no olvidase nunca el olor de su padre.

Pasó una vez más frente a la puerta de la habitación de Yuta y miró como siempre la única foto que había en grande, sobre la cómoda del cuarto del día de su boda.

San con el tiempo aprendió a ver en aquella fotografía únicamente lo que le interesaba y restar importancia a la mujer que estaba a su lado.

Una vez en el jardín se sentó a un costado de Sana, quien aún seguía llorando asustada.

Nunca tuvo impulso alguno por abrazarla y consolarla con nada más que no fueran palabras, y quizá de alguna manera ella algún día agradecería aquel gesto.

-Tienes que aprender a manejar la situación cuando están los niños- soltó serio.

-No puedes asustarlos de esta manera, más cuando ni siquiera saben dónde está su padre- esta vez hablo con un poco de enfado tintándole la voz.

-¿Quieres que le diga a Hitomi que su padre nos abandonó?- gritó ella ofendida.

-¡Él no los abandonó!, ¡lo enviaron a la guerra Sana!- chilló él poniéndose en pie de golpe.

-¿Y eso no es abandonarnos?, nos dejó solos aquí desprotegidos San, ¿Cómo le explico eso?- respondió ella con rabia.

-No los dejó solos ¿acaso no lo ves?, me dejó a mí a cargo de ustedes, para cuidarlos, además deberías decirle a Hitomi la verdad, quizá lo que tú ves como un abandono a ella le hace estar orgullosa de su padre, a veces hablas de él de una manera que realmente me haces preguntarme si de verdad lo amas- se cruzó de brazos.

Indecentes    San / YutaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora