CAPÍTULO 2

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Malika

Siento como algo baboso pasa por mi rostro una y otra vez.

Un zombie te está chupando la cara.

Les juro que yo no soy así de ingenua en verdad, solo que mi cerebro me juega una mala pasaba y mi conciencia no ayuda mucho porque cuando escucho eso en mi cabeza, empiezo a gritar y removerme en las sabanas hasta que siento como algo muerde mi mejilla, ahí empieza el verdadero caos.

Sé que los zombies no existen y que es imposible que mi cabeza este siendo succionada por uno, pero cuando tu cerebro esta medio muerto y adormilado no hay muchas opciones en que creer, sigo pataleando hasta que escucho un quejido, más bien el quejido de Eros. Me acomodo rápidamente y trato de espabilarme, debí haberlo golpeado con mi pie o algo porque se está tocando la nariz con ambas patas como si le molestara algo, me acerco hacia él y aunque al principio esta receloso decide tirarse en mi regazo y lloriquear.

—Perdóname mi amor, no te vi y pensé que eras un horrible zombie tratando de tragarse mi cabeza—. Le hablo con ese estúpido tono que todos los que tienen mascotas o hijos usan para consentirlos— Si mi amor sabes que jamás te golpearía a menos de que seas un perro zombie y trates de comerme y como sé que eso no pasara, jamás te golpeare—. Le sigo hablando mientras le doy besos y le rasco las orejas.

Eros es tan lindo.

Cuando quiere y conmigo siempre.

Por petición de papá Eros fue a una academia de defensa de perros, algo así, allí lo entrenaron para atacar y tirar a matar a cualquier amenaza y aunque mi bebe me levante con lamidas en la cara por la mañana, una vez le mordió la cara a un hombre que intentó robarnos, feo caso y fea historia para contar.

Cuando creo que ha sido suficiente cariño por hoy, me levanto y comienzo a preparar mi ropa para la reunión con una de las fundaciones de mi madre, se supone que no haría nada hoy, pero los gajes del oficio llaman por mi presencia, aun no entiendo cómo es que Ryan no puede hacerse cargo de algo y ayudarme, es un pelotudo que solo saca excusas para que yo haga todo.

Lánzale un sartén o rómpele la nariz.

También se sabe defender no puedo lastimar al pelotudo ese.

Dejo de hablar con mi conciencia y elijo un vestido negro con corset apretado, un gabardina larga y negra con tacones blancos y un bolso del mismo color, entro a mi baño y me aseo. Luego de casi una hora bañándome, aplicándome lociones y cremas en el cuerpo salgo a vestirme. Me observo en el espejo y siento que algo me falta, aparte del peinado, me faltan joyas.

Tan modesta como siempre Malika.

Pero que dices, me siento vacía sin él colgante y mis anillos.

Agarro mis anillos y el mismo colgante de corazón que siempre uso, para luego empezar hacerme una coleta alta igual que ayer, pero esta vez la dejo lisa en las puntas, aplico un maquillaje básico en mis ojos y en mis labios labia rojo carmín. Cuando creo que estoy completamente lista me aplico mi perfume de vainilla y salgo para la cocina a comer alguna fruta porque ya voy tarde.

Bajando las escaleras logro observar a Lucecita, Ryan y mi padre hablando entre risas en la cocina, el ruido de mis tacones los hace girar la cabeza hacia mi dirección. Me acerco con una sonrisa y les doy un beso en la frente a todos para luego servirme un poco de cereal con fruta.

—¿Hoy tienes reunión? —Pregunta mi padre.

Asiento mientras mastico.

—¿Por qué no va Ryan? — Vuelve a cuestionar— Debo hablar algunas cosas contigo.

Oscura Venganza [+21]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora