Vigilado por mi Ex otra vez

Capítulo 159: Descartar

El tono de Li Da fue demasiado feroz.

Wang Yang era como un conejo asustado, su cuerpo se agitó violentamente y su rostro se puso blanco de repente.

Se apresuró a pedir perdón y cerró la puerta apresuradamente.

No había ningún cartel en el pasillo, por lo que Wang Yang no sabía cuál era la sala de ejercicios, pero no se atrevió a abrir otra puerta para probar, así que dudó y se sentó junto al gimnasio.

Cuando Li Da terminó de ejercitarse y salió del interior, volvió a ver a Wang Yang.

Wang Yang estaba sentado en un pequeño taburete, con la cara pálida y enferma por el viento.

Estaba tan flaco que sus ojos estaban hundidos, y sus ojos eran como dos uvas negras, endurecidas en sus cuencas. Cuando vio salir a Li Da, sólo se atrevió a mirarlo pero no se atrevió a volver a hablar con él.

Li Da se burló: "Fingiendo".

Li Da empujó familiarmente la puerta de la sala de prácticas de enfrente.

Wang Yang esperó a que entrara antes de levantarse y entrar en silencio en la espaciosa sala de prácticas.

Li Da ya se había quitado el chaleco deportivo del gimnasio y llevaba una sudadera negra. Cuando oyó abrirse la puerta, supo que era Wang Yang quien entraba, así que no se molestó en prestarle atención, ni siquiera levantó la cabeza, se limitó a sentarse y a juguetear con su guitarra.

-La espaciosa sala de prácticas estuvo en silencio durante un tiempo. Sólo quedaba el tic-tac del reloj de pared y el ocasional punteo de las cuerdas de Li Da.

Wang Yang estaba un poco atormentado e inquieto.

Después de un largo tiempo, finalmente reunió el valor para mirar a Li Da y gritó: "Disculpa, Li Da, quiero preguntarte..."

Li Da le dirigió una mirada fría: "¿Quién te ha dicho que me llames Li Da?".

Wang Yang dijo: "Así es como escuché que te llamaba el hermano Yang".

Li Da se rió, burlándose: "El hermano Yang es el hermano Yang, tú eres tú. Yang es mi hermano, tú, ¿Quién eres?, no te metas en esto, no me interesa hacer amistad contigo".

La cara de Wang Yang se puso roja y blanca.

A medias, sólo susurró sus disculpas y volvió a inclinar la cabeza.

A las tres, Yang Jiali y Li Er llegaron por fin.

Últimamente, Yang Jiali estaba disfrutando tanto del amor como de su carrera, con las dos manos en el aire y con las dos manos en alto.

En cuanto entró en la sala de prácticas, su brillante sonrisa con espíritu adolescente casi hizo volar los ojos de Wang Yang. Todo el ambiente de la sala de prácticas también cambió al instante, como si una habitación que siempre fue oscura y mohosa, de repente brillara con la luz del sol.

Wang Yang silenciosamente dio un suspiro de alivio en su corazón.

Con Yang Jiali presente, la situación no era demasiado incómoda.

Cuando Yang Jiali vio que Wang Yang había llegado, se dirigió a él y le preguntó por su situación. Tras hablar con él, saludó a Li Da Li Er y los presentó.

Li Er seguía sonriendo en todo momento.

Sólo Li Da, inexpresivo, se mostró reacio a estrechar la mano de Wang Yang incluso después de que Yang Jiali se lo insinuara, tocándolo ligeramente y soltándolo después, como si las manos de Wang Yang fueran portadoras de más gérmenes venenosos.

Antes de que comenzara oficialmente el ensayo de dos horas de la tarde, Wang Yang estaba ocupado recogiendo su pequeña bolsa del suelo.

Abrió la pequeña bolsa y sacó unos cuantos paquetes de su interior, sosteniéndolos en sus brazos, con los ojos brillando mientras decía: "Me siento honrado de formar parte de este grupo. No tengo mucho dinero, esto, es una especialidad de mi ciudad natal, batatas secas, mi madre las hacía especialmente bien, crecí comiéndolas, son deliciosas, si no te importa..."

Yang Jiali miró a los ojos de Wang Yang y de alguna manera pensó repentinamente en Ah Fu.

Durante un tiempo, Yang Jiali siempre veía unos cuantos ratones y pájaros muertos junto a su cama o sus pies, y Ah Fu se agachaba junto a ellos, mirándole con ojos redondos y expectantes.

Yang Jiali no lo entendía al principio, pero sólo despues se dio cuenta.

Aunque fue recogido por Yang Jiali, Ah Fu se sintió tan inseguro que temió que su amo se impacientara y lo abandonara de nuevo en unos días, así que trabajó muy duro para cazar ratones y pájaros, no pudiendo dejar un bocado para sí mismo, así que se lo dio primero a su amo.

Esos ojos redondos decían: "Haré lo que me digan, te daré todo lo bueno, no me tires otra vez, ¿esta bien?".

Capítulo 159: Descartar (2/2)

Yang Jiali se sintió angustiado después de descubrir esto, y trató a Ah Fu de todo corazón.

Cuando Yang Jiali descubrió esto, se sintió tan angustiado que trató a Ah Fu con todo su corazón.

Y ahora la apariencia actual de Wang Yang era exactamente la misma que la apariencia de Ah Fu, quien era cautelosa y trataba desesperadamente tratar de complacerlo.

Yang Jiali vio que su cara se ponía roja, y se ocupó de cogerlo, sonriendo: "Veo que esto es especialmente delicioso, lo probaré más tarde después de los ensayos, gracias".

Li Er también alargó la mano para cogerlo y dio las gracias.

Sólo Li Da no movió ni un músculo, y tuvo que recibir un codazo de Li Er antes de cogerlo y ponerlo directamente a un lado.

Esa tarde, los cuatro estaban en la sala de prácticas, ensayando durante dos horas.

Después de terminar, Yang Jiali los invito para que comieran juntos. 

Li Er dio un grito de alegría y se dirigió alegremente al vestuario para cambiarse de ropa.

Wang Yang se quedó fuera y esperó a que Li Da fuera la última persona en salir del vestuario antes de asentir con miedo y llevar su propia ropa al vestuario.

Cuando salió después de cambiarse, la sala de prácticas ya estaba vacía, y supuso que Yang Jiali ya se había ido al garaje con Li Da y Li Er sin haberle esperado que saliera. 

Wang Yang recogió su pequeña bolsa del suelo.

Estaba a punto de alejarse cuando sus ojos se posaron en la papelera sucia de la esquina de la sala de prácticas y se quedó helado.

Se acercó lentamente y miró dentro de la papelera durante unos segundos antes de ponerse en cuclillas y coger un paquete de batatas secas de la papelera.

Las batatas secas no habían sido abiertos y eran completamente nuevos.

Aunque no eran caros, era la especialidad de su familia y la etiqueta de la esquina seguía teniendo el nombre de su condado natal.

Wang Yang sostuvo el paquete desechado de batatas secas durante mucho tiempo, limpió en silencio las manchas del paquete con su manga, abrió el pequeño paquete, lo recogió, sonrió y se dijo a sí mismo con voz ronca: "Es realmente delicioso...".