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—Wow —exclamó con asombro el menor— ¿trabajas aquí?

—Sí, la tienda es de un amigo de mis papás y me dio trabajo desde que inicié la escuela.

—¿Sabes qué le hace falta al lugar? —dijo observando detenidamente alrededor— Cuadros.

—¿Cuadros?

—Sí, para que cuando venga la gente, sepan la maravilla que pueden hacer con los materiales que venden. Yo, por ejemplo, no tengo idea para qué es esto— levantó un objeto que parecía una esponja—, pero si viera un cuadro donde lo utilizaron, lo compraría. Deben pensar no solo en los artistas que vienen por provisiones, sino también en los posibles talentos que quieren aprender.

—No lo había pensado... pero es verdad. Tienes visión, Taehyung —el menor se encogió de hombros.

—Mis papás tienen una empresa de Marketing, se me pegan algunas cosas que dicen.

—Solo no me quites el trabajo —el menor rio.

—No, pero cuando te vayas a la Uni me puedes recomendar.

—Si me aceptan... —sacudió ligeramente la cabeza para sacar ese pensamiento invasivo—. Empecemos —el mayor fue hacia la puerta y colocó el letrero de "Regreso en una hora".

—¡Yoongi!

—¿Qué? —volteó asustado el mayor.

—Este es mi kit de acuarelas, aquí lo debió comprar mi admirador —dijo emocionado— ¿Viste a algún chico de la escuela comprarlo? —dijo señalando el estante de los kits con una ancha sonrisa. Yoongi abrió ligeramente los ojos.

—Muchas personas vienen, Taehyung, no me fijo en los clientes —contestó mientras regresaba a su labor de cerrar la puerta, trató de que su voz sonara tranquila pero sus manos lo estaban traicionado, se le cayeron las llaves y rápidamente las tomó para intentar colocar nuevamente la llave correcta en la cerradura.

—O a lo mejor fuiste tú —dijo el menor. Justo en ese momento se escuchó el click de la puerta al cerrarse, Yoongi tardó dos segundos antes de voltearse para enfrentar al menor que lo observaba un poco suspicaz.

—No digas estupideces, Taehyung —lo miró tratando de parecer frío—. ¿Trajiste mi comida?

—Sí, espero que te gusten los dumplings —dijo el menor emocionado.

🎨

Yoongi comía mientras observaba a Tae trazar las primeras líneas como le había dicho; sonrió al darse cuenta que nunca pensó que realmente estaría solo en la misma habitación que el menor y que hubieran cruzado más de dos palabras. Había imaginado tantas veces cómo sería y esta realidad superaba todos sus sueños. Era tan fácil hablar con él, que se preguntó: ¿por qué nunca lo había intentado? ¿Miedo a ser rechazado? Claro, pero Tae era un chico grandioso, genuino, tal y como se mostraba ante toda la escuela. Esa inocencia, amabilidad y felicidad que irradiaba el menor fue lo que notó e hizo que empezara a observarlo con detenimiento, captando sus sonrisas y enamorándose poco a poco.

—¿Qué son? —preguntó, después de regresar a la bodega tras lavarse los dientes.

—Constelaciones —le contestó concentrado y después giró a verlo con una sonrisa—. Le pinto un universo al chico que me regaló las acuarelas —regresó a la pintura detallando una nebulosa. Yoongi tuvo que morderse el labio y cubrió su boca para ocultar la sonrisa que se ensanchaba. Sentía que algo se derretía dentro de él y debía recuperar la compostura si no quería que Tae se diera cuenta que moría de amor por él y que ya pensaba en el lugar perfecto donde colgaría el cuadro que el menor le regalaría.

—¿Tienes alguna idea de quién podría ser? —aventuró a preguntar.

—No realmente, al principio sospeché de Jimin, siempre es muy bueno conmigo y Jungkook, aunque siento que le gusta mi amigo pero no se atreve a decirle. No importa realmente quien sea, tuvo el detalle de pensar en mí y regalarme algo; las personas casi no hacen eso a menos que sea alguna festividad. Así que, saber que alguien pensó en mí al verlas y tuvo el detalle de comprármelas, me hace sentir especial y yo quiero hacer sentir especial a esa persona.

—No te regalan muchas cosas, ¿verdad? —se burló el mayor y Tae le salpicó un poco de pintura que quedaba en el pincel. Yoongi actuó rápido y se cubrió. Ambos rieron y el mayor tuvo que recordar que no podía bajar la guardia frente a Tae, sin embargo, su escudo se desvanecía cada que miraba la bonita sonrisa del menor.

—Estoy jugando. Si te entiendo. Las pequeñas acciones a veces nos dicen más de lo que una persona siente.

—Como que me regales tu tiempo para ayudarme —sonrió con autosuficiencia. Yoongi se enderezó y borró todo rastro de sonrisa.

—Me diste lástima —se encogió de hombros—. Además me estás pagando con comida.

—Como digas —Tae regresó a su pintura con un ligero puchero— Oye, ¿por qué Namjoon no le hace caso a Jungkook? —al mayor le sorprendió el cambio de tema pero lo agradeció.

—No lo sé, no hablamos de eso.

—¿Por qué? ¿No son amigos?

—Sí, pero Namjoon es muy reservado.

—¿Crees que si Jungkook lo invitara a salir diría que sí?

—Supongo, aunque creo que le dejaría en claro que sería una salida de amigos.

—Pero, ¿no debería darle una oportunidad antes de friendzonearlo? —Yoongi se encogió de hombros.

—No soy muy bueno dando consejos de relaciones y esas cosas —rascó su cabeza un poco incómodo. Era consciente que al no ser muy abierto y tener problemas para interactuar con las personas, se perdía de muchas cosas, pero es que simplemente no sabía cómo hablar con la gente. Llegaba a escribir todo un discurso para solo pedir una pizza a domicilio; por eso le sorprendía lo cómodo que se sentía al hablar con Taehyung, a pesar de lo nervioso que estaba, las palabras fluían sin ningún problema.

—¿Tú tienes novio, novia o algo? —Yoongi negó y permaneció en silencio— ¿Quieres uno? —insinuó el menor y le guiñó un ojo mientras sonreía. Yoongi le aventó la brocha con la que se había entretenido mientras hablaban.

—Ya tienes que irte. Debo regresar a mi puesto —se levantó—. Limpia todo.

—¿Puedo volver mañana? —preguntó Taehyung mientras recogía el material que había utilizado. A Yoongi le emocionaba estar a solas nuevamente con el menor, saber de él y tener esa sensación de que todo estaba bien si él estaba cerca.

—¿Cuál será el menú? —preguntó yendo hacia la salida de la bodega, tratando de lucir despreocupado.

—¡Kimchi! —exclamó el menor emocionado.

—Y traes arroz, no seas tacaño.

—Como usted mande y ordene, Señor Min —Yoongi volteó los ojos y sonrió antes de salir—. Eres enano, pero no tan gruñón —murmuró Tae y siguió limpiando.

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Hasta el siguiente domingo :D

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My universe | YOONTAE AU lovely COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora