5. Descansen cariños míos

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Beck.

Debo admitir que el alcohol nunca a sido de mi gusto, odio el sabor amargo recorrer mi garganta y bueno las resacas del día siguiente tampoco son de mi preferencia.

Sin embargo, ver a Sabrina hizo que todo en mi se desordenara nuevamente así que mi camino fácil fue beber vodka hasta que perdiera todo.

No, en verdad, ya no sé en donde están mis llaves ni mi cartera.

El bar afortunadamente está abierto a toda hora del día así que estoy acá desde... supongo que desde las 10:00 am.

Tome mi celular como pude y marqué un número, al primer tono una voz femenina me contesto.

—¡Jefe!— contestó Judith.

Algo en mi se decepcionó inmediatamente. ¿Quién esperaba que contestara?

—Hola linda Judith— sonreí levemente intentando sonar lo más sobrio posible.

—Señor Beck, todo acá esta marchando de la mejor manera.— comenzó a hablar— aunque claro, extrañamos su presencia.

Reí tiernamente. ¿Por qué no puedo amar a una persona como Judith? Ella jamás me haría daño.

—Yo también te extraño Judith— hablé sin pensar.

Aunque no la tuviera frente a mi puedo apostar un órgano a que ella se a sonrojado.

—¿Por qué no me vienes a visitar, Judith?— estupida lengua, por que no te quedas quieto.

—¿Habla enserio?—pregunto sorprendida.

—Por supuesto, sabes en donde estoy, te espero con ansias Judith.— corte la llamada sin esperar respuesta.

¿Qué acabo de hacer?

Deje de tomar importancia a eso. Vacíe el líquido amargo en mi boca y marqué a otro número.

Contestaron al tercer tono, oh no, no debí marcar a este.

—¿Beck? ¿En donde carajos estás?—pregunto And con molestia.

—Estoy en...— pensé intentado recordar en donde estoy— no sé en donde estoy.

Un suspiro de frustración se escuchó y yo reí sin parar. El alcohol está haciendo efecto.

—¿Estas ebrio?

—Solo un poquito

—Entonces ya se donde estas, no te muevas de ese lugar, ¿entendiste Beck?

—Si, jefe— hice un saludo militar como si él me estuviera viendo.

Me quede quieto. Literalmente ya que hice como si estuviera congelando, no parpadeé y deje de respirar.

Los minutos pasaron, los ojos me ardían y me estaba quedando sin aire. Divise a And entrando por la puerta del bar.

Oh... cierto... estoy en un bar.

Rápidamente me encontró y llegó a mi dirección.

—Bien, que bueno que sigues con vida.— soltó un suspiro de alivio—¿Beck?— respondió al ver que no me movía.

Él me conoce perfectamente así que no tardo demasiado en adivinar mis intenciones.

—Ya llegue, puedes moverte.— solte el aire que tenía y parpadeé rápidamente. Uf, sentía que me moriría.

—¡Andy!— canturreó feliz— me alegra verte mi señor, has liberado a Dobby— carcajeé dramáticamente.

—Fan de Harry Potter tenias que ser.— me cargo como un costal de papas y me llevo a la salida.

Un Cliché Diferente I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora