Un Cliché Diferente I y II

19. Vamos a casa, Jaden.

Narrador omnisciente.

El chico pelirrojo tomó con mucha precaución a la pequeña niña en brazos y salió rápidamente de aquella vieja casa. Corrió algunas cuadras y se encontró con el carro en donde Sabrina y Beck los esperaban.

La rubia al notar que llevaba en brazos a su hija salió rápidamente del auto y la arrebato de los brazos del chico. Apretujándola contra ella.

—Jade, mi niña, me alegra tanto que estés bien— sollozo fuertemente.

El castaño lo miró confundido

—¿Y Jaden?—pregunto con temor.

Al escuchar el nombre, Sabrina alzó su cabeza con rapidez buscando a su otro hijo.

—Max, ¿en donde está Jaden?

Maximiliano abrió los ojos como platos, reprendiéndose mentalmente. Había olvidado al otro clon.

—Lo siento, lo siento, lo siento—comenzó— ya vuelvo por él, ustedes mientras llamen a la policía.

Sabrina asintió, pero Beck interrumpió

—Te acompañó.

El pelirrojo soltó un suspiro de frustración.

—Beck, hermano, ya hablamos de esto. No puedes estar en el mismo lugar que esa señora.

—Maximiliano, por favor, es mi hijo.

Derrotado y recolectando la poca paciencia que le queda, accedió.

—Bien, Sabrina, llama a la policía por favor.

Rápidamente trotaron hacia la vieja casa en donde estaba el pequeño Jaden. Solo que esta vez, gritos desgarradores provenientes de él niño lograron que sus pieles se erizaran.

Beck.

—¡Esto duele!, ¡déjeme!

Mi corazón empezó a latir con fuerza y mi cerebro comenzó a imaginarse los peores escenarios.

No, no, no, por favor a Jaden, no.

Entro a la casa por un pequeño pasadizo que Maximiliano encontró y subimos rápidamente las escaleras, guiándonos por la voz de mi hijo.

Pero en el camino nos encontramos a Judith quien busca con desesperación a Jade, pero antes de que pudiera alertar a Mariela, Maximiliano la derriba.

Comienzan a forcejear pero por razones bastante obvias, Maximiliano no le permite escapar al ser más grande y fuerte que ella.

—Corre, Beck, salva a Jaden

Asiento y rápidamente me encamino a la habitación. Esta cerrada con seguro así que tomó impulso y la pateo fuertemente hasta que logra abrirse.

Me encuentro con la peor imagen, Mariela sin ropa intentando sacar a Jaden del armario en donde se encerró.

—¡Sal de ahí, bastardo!

Puedo escuchar claramente el odio en su voz. Tomó un jarrón que se encontraba ahí en un mueble y me acercó a ella tratando de no hacer ruido.

—Espero puedas pudrirte como la miseria que eres— digo antes de romperle el jarrón en la cabeza.

Cae inconsciente al piso y yo solo aparto la vista para no poder visualizar su asqueroso cuerpo.

—Jaden, sal de ahí, soy papá

Hablo con voz dulce.

Jaden no duda en salir y abrazarme sin poder mirarme a los ojos.

—Papi, ¿por que tardaste tanto?—solloza.

Examinó rápidamente su cuerpo y me percató de qué hay mordidas y Cortez profundos en sus brazos.

—¿Ella lo hizo?

El solo asiente.

—Dijo que es una forma de hacerme recordar que un día fui suyo

Mi cuerpo se tensa ante esas palabras.

—¿Logró tocarte de otra manera?

Niega rápidamente.

—No, papi, pero yo si la toque de otra manera— por primera vez alza su mirada y puedo ver sus lindos ojos verdes cristalízanos—ahora doy asco, ¿verdad?

Siento el nudo en mi garganta formarse.

—No, pequeño...—antes de poder decirle algo más me interrumpe.

—Por favor, no me llames así, ella me llamo así todo el tiempo y no quiero ser llamado así por ti, me da asco— vuelve a esconder su cara en mis brazos.

Me quedo congelado ante sus palabras. Un niño de tres años no puede tener tanto dolor como él.

El sonido de las sirenas de las patrullas interrumpe mis pensamientos. Alzó a mi pequeño en brazos y lo cubro con mis brazos.

—Vamos a casa, Jaden.

—Vamos a casa, papi—me responde con la voz quebrada.

***
Nota de la autora:

Lo subo ahorita por que estoy segura de que nadie esta despiertx y así puedo huir antes del boom que pudo ocasionar este capítulo.

Lo sentí muy equis, la verdad, pero meeeeh.

En fin, chao.