22. Capitulo final

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Sabrina.

—¿Beck?— Cuestionó ante su ausencia.

Hace media hora recibió una llamada de su abogado, quien estaba llevando el caso de la culpabilidad ante su madre. No se que le ha dicho en la llamada pero este solo se a quedado en un trance y no responde mis llamados.

Me siento a su lado y tomó su mano, consiguiendo así que este por fin reaccioné y me mire con los ojos llorosos.

—Mamá...—dice con voz débil y rota.

—¿Que a pasado?—cuestionó preocupada.

—Se a suicidado—murmura demasiado bajo.

Mi cuerpo se tensa ante esta mención. Podrá ser la peor mujer y me da demasiado asco, pero es madre de Beck y tengo empatía por mi prometido.

—Oh, cariño.

Lo envuelvo firmemente en mis brazos, él esconde su cabeza en la curva de mi cuello y puedo sentir sus lágrimas empaparme. Mi futuro esposo es una de las personas más valientes que he conocido, pero también uno de los más vulnerables ante el impacto de su familia.

Su madre lo lastimo y usó durante mucho tiempo, pero sigue siendo su madre, la mujer que le dio la vida y siempre verá cómo alguien importante.

Lo entiendo. Y a pesar  del odio que siento hacia ella por el daño a mi hijo, soy empatica con la situación.

—Él abogado dijo que cuando llegó a prision las reclusas no tardaron en correr la información de la nueva. Se enteraron de abuso de su propio hijo e intento hacer lo mismo con su nieto— escuche atentamente sus palabras que salían como si estuvieran en un desgarro— la violaron brutalmente, el abogado no pudo decirme si solo fue eso, deduzco qué hay algo más. Fue tanta la brutalidad que ella decidió suicidarse colgándose con una sábana vieja en medio de su celda.

Las palabras se procesan lentamente en mi cerebro. Oh dios, es demasiado crudo lo que acaba de ser relatado ante mi y no sé cómo reaccionar.

No se que decirle o como consolarlo. Pero sé que él no necesita palabras de consuelo así que solo le permito derramar lágrimas en mi desgastada sudadera.

***


El funeral de Mariela Balt fue demasiado triste y no por la ausencia de su existencia si no por que solo Beck y yo estábamos presentes ahí. Nadie más.

La señora fue odiada por muchos y poco agradable para otros. Beck no quería asistir pero yo lo convencí en que lo hiciera.

—Aún no entiendo por que vinimos.

Tomó la mano de Beck y observó directamente la lápida de su madre.

—Por qué a pesar de todo el daño que causó Mariela, debes enterrar todos esos rencores y pensamientos junto a su cuerpo. Pues ahora ella no estará para atormentarte ni lastimarte nunca más— él mira mi perfil.

—Mariela Balt fue una mujer que destruyó mi infancia y lastimó a personas importantes para mi. Pero fue mi madre y por ello la perdono, por que no soy un hombre rencoroso y solo agradezco que por ella me haya convertido en lo que soy hoy en día. Descansa en paz, espero que puedas buscar una luz después de tu muerte.

Beck terminó su frase tomando mi mano y dando la media vuelta, obligándome a seguirlo.

Creí que saldríamos del cementerio pero este se dirigió hacia otro lugar.

Un lugar que no reconocí al instante.

Beck.

—¿Follaremos en un cementerio?—dijo mi rubia con burla.

Un Cliché Diferente I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora