13. Oh, mierda...

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Sabrina.

Tome mis bragas y las coloqué rápidamente, no sé en que momento de ayer había terminado con un tipo en la cama.

Salí de su departamento lo más rápido posible. Comencé a teclear el número de Maximiliano y soy recibida por el maldito buzón de voz.

(Te voy a patear el culo cuando te vea.)
Pensé frustrada.

Camine hasta llegar al colegio, ni siquiera tengo tiempo de cambiarme. Le pediré a Madeline una muda de ropa.

Cuando llegue a mi destino visualicé a Maximiliano comiéndose con Maya. Ignore aquel hecho y caminé directo a Madeline que estaba retocándose el brillo labial en su casillero.

—Hola, castaña.— ella me miró y sonrió mientras soltaba un chillido.

—¡Sabrina!, anoche estuve llamándote como loca pero no recibía ninguna contestación.— me miró indignada— un simple mensaje diciendo: "estoy bien". Me hubiera ahorrado cuatro paros cardíacos.

Reí, Madeline es como la mejor amiga que todos necesitamos en nuestra vida.

—Lo lamentó, en algún punto termine follando con algún tipo y ahora necesito un cambio de ropa.

—Vaya, jamás cambiarás tus hábitos.— se rasco la ceja— has llegado con la persona correcta.

Saco de su casillero un conjunto, que por conocer bien a Mad, se que es precioso.

Rápidamente entre al baño y comencé a cambiarme, intentando no verme muerta retoque mi maquillaje y mi cabello.

Al salir, Mad me esperaba teniéndome una manzana. Mi estómago pedía a gritos un alimento.

—¿Cómo te a ido con las tutorías de Beck?— soltó de repente.

—En realidad, me las a cancelado.— comente enfadada.

—¿Y eso?

—Pues... Me a visto con Max, después de haberlo besado en la tarde. Un poco exagerado, ¿no?

Ella me miró enfadada.

—Si yo estuviera en su lugar, me sentiría usada y molesta. No lo culpo.

—Pero no somos nada.

—No, pero lo besaste eso es un indicio de algo. Bueno agregando que probablemente fuiste su primer beso.

¿Cómo? ¿Su primer beso? Esa mierda no me la creo.

—Ya... dudo haber sido su primero beso.

Se encogió de hombros, abrió su boca para decirme algo pero se quedó pasmada.

Intente preguntarle el por qué de su acción pero solo me volteo bruscamente hacia la entrada de la escuela.

Ahí, ahí estaba Beck, mirándose como un jodido dios griego. Al parecer nadie se percató de él pero yo si, y mucho más de lo que me gustaría admitir.

Él caminaba despreocupado. Con unos vaqueros negros que tenían unas cadenas colgado aún lado, una camisa de rayas amarilla y negra, complementado su vestimenta tenía unos converse amarillos y su cabello desordenado.

Sentí algo en mi vientre como si hubiese una jungla ahí adentro.

Él paso de mi, a mi lado, no me miro ni se inmuto en mi presencia. Sin embargo yo sentía mi corazón latir a mil por hora, su fragancia quedó en el aire, una combinación dulce, de café y perfume masculino.

—Pssss, Sabrina, maldita oxigenada.

—¿Qué?, ¿perdón?

Mire al lado en donde provenía la voz que me llamaba. Ahí estaba Adrián.

—Ahorita mismo te traigo una cubeta para la baba que estás derramando. Al parecer a nuestra maniática le gusta Beck Reylonds.— comentó divertido mirando al lugar en donde Beck guardaba sus objetos en el casillero.

—¿Ah? Eso no es verdad.

—¿No? ¿Entonces no te importará que lo invite a una cita? —dijo Mad divertida siguiendo el juego de Adrián.

—¡No!— dije, casi a gritos— digo, no, es decir ¿quien querrá salir con Beck? Pfff que asco.

—¿Asco por que? Es lindo y tierno, a mi si me gusta

—Pues que ciega estás.

—Vamos, Sabrina, acepta que Beck te atrae.— insistió Adrián.

—Ya dije que no y fin del tema.— corte, mientras rogaba que dejaran ahí el tema.

—Amargada.

—Imbecil.

—Arpía.

—Gusano.

—¡Bueno ya!, ¿tienen 5 años?, maduren.— hablo Madeline mientras caminaba a nuestra aula correspondiente.

—Lo dice la que duerme con un osito cariñosito todas las noches.— molesto el inepto pelinegro a mi lado, causando que las mejillas se Mad se convirtieran en tomates.

Entre risas y bromas caminamos a nuestra aula, sin prestar ni un poco de atención a lo que debemos de hacer.

A la hora del descanso nos encontrábamos en la gradas de la escuela, parloteando como siempre, pero fue en un momento en que vi a Beck caminar hacia nuestra dirección.

Mis manos comenzaron a sudar, parecía una estupida niña de 11 años apunto de convivir con el chico que le gusta.

(¿Estás diciendo que te gusta?)
Escuche la voz en mi cabeza.

No, estoy diciendo que me veo estupida.
Contradije a mi mente.

(Ajá.)

Quería decirle una maldición pero la voz de Beck interrumpió mis pensamientos.

—¿Sabrina?, ¿podemos hablar?— dijo él, nervioso, mirándome con esos lindos ojos cafés.

—De acuerdo.

Comencé a bajar de las gradas pero por un segundo mire hacia la dirección en donde Max estaba, asintiendo con la cabeza mientras pisaba su cigarro. Vi también como guardaba su celular y al momento me llegó una notificación.

"—Bésalo enfrente de todos para que crea que en verdad tiene oportunidad contigo."

Oh, mierda...

















Nota de la autora:

Y como dice el título, oh mierda, esta cosa ya va tomando forma.

Cada vez estoy más emocionada y agradecida con todos y cada uno de ustedes.

Encontré una canción que identifica al 100%  la historia detrás de Beck y Sabrina pero si se las muestro literalmente les contaría toda la historia o más bien el final, así que prefiero reservarlo hasta que termine la historia o más adelante.

Nos leemos en otro capítulo, chao.

Un beso.

Un Cliché Diferente I y IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora