Cuatro años después...
Naaaaaaah, una pequeña bromita. Modo serio, ahora si iniciemos.
Beck.¿Entre en pánico? Si, entre en pánico.
Vaya no pueden juzgarme tanto. El sentimiento de perderlos por la locura de mi madre.
Ahora mismo estoy en el aeropuerto y la valentía de irme así nada más ya no corre por mi mente.
La mirada perdida de Sabrina y los ojos cristalízanos de mis hijos hicieron que todo en mi se derrumbara. Los lastimé, no quiero dejarlos. Por la jodida madre que no quiero dejarlos.
Mi cabeza está vuelta un lío, mi corazón late rápidamente, mis manos comienzan a sudar por el nerviosismo.
¿Será que vuelvo? Es decir, puede que no quiera verme y con justificada razón.
Oh mierda debí pensar las cosas antes de hacerlas.
Camino con desesperación de un lado hacia el otro mientras muerdo mi dedo.
Estaba tan absorto en mis pensamientos que no me di cuenta que una chica también caminaba distraídamente logrando que ambos choquemos.
—Maldita sea.— se quejó en voz alta— te reclamaría pero ambos tuvimos la culpa.
Soltó una risa boba.
—Lo lamentó, señorita.— me disculpe avergonzado.
—Dea, solo Dea, por favor.— la observé por un momento.
Su cabello largo y pelirrojo capta la atención de cualquiera. En verdad es una mujer bella.
Todas lo son. No hay excepciones. Con el simple hecho de ser mujeres llevan una belleza increíble en ellas.
—Claro, tú eres quien atiende en la cafetería Grood.— recordé la última vez que me atendió.
Sonrió alegremente.— Oh claro, tú eres Beck.
Me sorprende que recuerde mi nombre entre tantos clientes.
—Vaya, que sorpresa que recuerdes mi nombre.
—Eres muy lindo para ser olvidado, Beck.
Instantáneamente me sonroje por aquellas palabras. Carajo, Beck. Te dicen unas palabras lindas y te sonrojas fácilmente.
—Te noté muy distraído. ¿Estás bien?–— cuestiono repentinamente.
Por alguna extraña razón me transmitió demasiada confianza así que mire hacia otro lado sabiendo que haría un puchero anunciando que lloraría.
—Perdí a mi familia por un arranque de estupidez.— solloce.
—¿Ellos te pidieron que te alejaras?— cuestionó tranquilamente.
Negué lentamente.
—¿Entonces por que consideras que ya los has perdido?— volvió a cuestionar.
—Por qué dije cosas hirientes. Lastime a mi novia y volví a alejarme de mis hijos.— no lo soporté más y me solte a llora.— soy un mal padre, un mal novio, ellos no merecen estar a mi lado.
Se posicionó a mi lado y acarició mi hombro en apoyo.
—Puedo asegurar que eres todo, menos un mal padre, Beck.— sonrió levemente.— atrévete a intentar volver y ver por ti mismo que ella sabe que volverás. Te conoce, sabe que entraste en pánico por algo y que volverás cuando lo veas todo con claridad.
Aconsejo con tranquilidad.
—¿Y si no me permite volver?
Se encogió de hombros— entonces tú y yo tendremos una cita. Follaremos en algún baño público y te tatuaras mi nombre.— soltó divertida. Logrando así que yo ría desanimadamente y la cuestione con la mirada— ¿que? Lo último que se pierde es la esperanza. Eres atractivo no puedes juzgarme.
Esta vez, reí con más ganas. Vaya es una buena chica.
—Vuele y recupéralos.
Se alejó de mi no sin antes darme un papelito con su número escrito.
Vuelve y recupéralos.
Debo volver y recupéralos.
Es un capítulo muy corto pero no quería dejarlxs más tiempo.
Yo se que me desaparecí por unos días pero acá andamos de vuelta. ¿Me extrañaron? Yo se que no ajegqkqgwjajaj.
Bueno me voy y prometo ya no desaparecer por tanto tiempo, chaooo.
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Un Cliché Diferente I y II
Teen FictionBeck, un chico común y poco atractivo para las chicas. Sabrina, una chica extravagante y considerada una diosa para los chicos. Polos opuestos y cero atracciones. ¿Las tutorias ayudarán a que el romance florezca? ¿Sabrina estará dispuesta a exper...