Cap 7. Sí, creo.

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Buenasss, Buenasss

Espero que te guste mucho el capítulo

7u7

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Horacio.
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La metió con ansia, después de tanto tiempo de espera. Horacio giró la llave dentro de la cerradura para poder entrar en su casa.

Charlotte lo recibió con un cálido abrazo antes de que pudiera soltar las maletas. Sonrió, apoyando la cabeza sobre el hombro de su madre, dejándose querer.

--¿Te lo has pasado bien?-- preguntó la mujer, separándose del francés, pero aún agarrándole por los brazos.

--Mucho-- respondió.
Por su mente no pasaron las actividades en grupo, realmente sus recuerdos fueron más bien sobre el juego de la botella, el beso, su mejor amigo, las noches donde no ocupaba la cama en soledad... Todo aquello que lo había tenido viviendo en un auténtico sueño.

--En la cena me cuentas, ¿de acuerdo?-- dijo Charlotte.

Horacio asintió.

Se dirigió hacia su habitación una vez la breve conversación había concluido.
Depositó su equipaje en el escritorio.
Al ojear su cama se percató de un extraño objeto que yacía sobre ella.
Era una bolsa negra de tela, con un lazo del mismo color en la parte superior y una nota de papel encima.
Se colocó junto a la bolsita y tomó la pequeña nota entre sus manos; había algo escrito en ella.

"No es el ruso, pero espero que aprecies este detalle. Sabes que siempre hago bromas sobre estas mierdas aunque a mi ni me guste el sexo, pero a ti sí, así que utilizalo con responsabilidad, hermanito

De: Gustabo el más bueno.

Para: Horacio mi puto héroe y el más sexi."

¿Qué tramaba el rubio?

El crestado sonrió al leer lo que su hermano había escrito sobre él. Gustabo era como era, pero a pesar de eso siempre lo trataba como a un príncipe, lo apoyaba en cualquier cosa y podía confiar en él todo tipo de secretos, porque era conciente de que el muchacho los guardaría sin problema.

Se deshizo del lacito, observó el objeto que escondía aquella tela y nada más verlo un rubor emergió de sus mejillas tan deprisa como corre un leopardo.
Un dildo rosa de un tamaño considerablemente grande ocupaba ahora su mano.

Abrió los ojos con sorpresa, no podía creer que su hermano le había regalado aquello.
Le gustó, no iba a negarlo, pero ¿y si su madre lo encontraba?, ¿Qué pensaría la mujer? Trataría de esconderlo con cautela para no pasar la vergüenza de su vida.

Le entusiasmaba aquel objeto, pero realmente nunca antes había metido algo por su...bueno. Si se había tocado y muchísimo de hecho, pero nada más. Joder ya estaba caliente, solo de pensar las fantasías que se podría montar con aquel consolador sus hormonas se revolucionaban por completo.
Por otra parte lo excitaba el deseo de que la primera vez que sintiera algo dentro de él fuera con otra persona, es decir teniendo sexo, no haber experimentado nunca antes, sino que todo fuera nuevo. Le encantaría cumplir aquel sueño con Víktor, aunque era muy poco probable, pues al ruso ni siquiera le gustaban los hombres, y menos él.

Fue como si una bombilla se hubiera iluminado sobre su cabeza cuando se le ocurrió otra utilidad que podría darle al dildo, tal vez era algo un poco extraño, pero útil.
¿Cómo sería chupársela a otro tipo? Alguna vez esperaba hacerlo, y tal vez ahora podría practicar o al menos hacerse a la idea.
Apuntó el juguete de unos dieciocho centímetros de largo hacia su boca. Tragó saliva antes de comenzar a introducirlo.
Tal solo había penetrado un poco y ya le tocaba la garganta, lo sacó rápidamente y tosió con fuerza.

𝙷𝚘𝚛𝚗𝚢 24/7 𝐕𝐨𝐥. 𝟐 {𝘝𝘰𝘭𝘬𝘢𝘤𝘪𝘰}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora