Cap 8. Obvios.

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Buenasss, buenasss :D

¿Cómo están criaturitas del señor?

Espero que te guste tanto el capítulo como a mí escribirlo

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Víktor y Horacio anduvieron juntos hacia la casa del menor.
Sus manos entrelazadas durante el trayecto provocaban mariposas por todas partes. La serotonina se reproducía con tal rapidez que, a pesar de ir en completo silencio, ambos sonreían tímidos sin poder contenerse. Sus mejillas sonrojadas por el contacto de la piel contraria completaban aquel conjunto de enamoramiento.

Al francés aún le costaba creerse que aquello no era un sueño, sino que realmente estaba sucediendo.
Moría de ganas por contarle cada detalle a su hermano, seguro que el rubio se pondría casi tan feliz como lo estaba él.
Algo tan simple como tomar la pálida mano del peligris, algo con lo que llevaba fantaseando durante un largo periodo de tiempo y que ahora podría hacer cada vez que lo deseara.

El ruso no podia sacar de su mente los labios del contrario, todos y cada uno de los besos que se habían dado aquella tarde; las caricias, los abrazos...todo lo que tuviera que ver con afecto o contacto físico, pues no solo era extraño para él ser tan cariñoso, sino que además lo estaba siendo con su mejor amigo, bueno, ya no solo eso.
No se había parado a pensar en lo tanto que podrían llegar a gustarle aquella boca, aquellos ojos, aquella piel...Ahora era conciente de que le encantaban, y de que si deseaba tanto compartir momentos más íntimos con el crestado era por algo.

Horacio jugaba con su dedo pulgar sobre la mano del mayor, asegurándose de que el muchacho se encontraba realmente allí, sosteniendolo de aquella forma.
Víktor apretó un poco el agarre y viró su rostro hacia el francés, dedicándole una bonita sonrisa que le contagió con rapidez cuando unieron sus miradas.

(...)

--Mamá, he traído a Viktor-- dijo Horacio tras entrar en su vivienda, pero no recibió respuesta alguna.

Se acercó a la cocina, comprobando si su madre se hallaba allí, sin embargo lo único que encontró fue una nota sobre la encimera.

"Salí a comprar chicos. Mamá ♡"

Ahora estaba seguro de que la mujer no estaba en la casa.

--Tenemos la casa sola-- rio.

Era cierto, pues Gustabo tampoco estaba en el lugar porque tenía el turno de tarde-noche en el trabajo.

Eran adolescentes con las hormonas revolucionadas, además de enamorados, ¿qué otra respuesta podrían dar sus cuerpos que no fueran risas pícaras y sonrojos inconscientes?

Al entrar a su dormitorio, Horacio divisó todas las maletas sobre la mesa, zapatillas por el suelo... Y recordó que nunca llegó a ordenar nada cuando regresó del campamento.
Resopló pesadamente, él quería pasar todo el tiempo abrazado como un mono al cuerpo del ruso, mientras este le daba mimos, pero ahora debía organizar el desastre.

--¿Me ayudas?-- pidió el francés con el rostro apenado.

Volkov asintió.

El menor le pasó al peligris su mochila plagada de libros y demás, para que este la vaciara y así ahorrarle trabajo a él.

Se viró hacia el escritorio y lo primero que captó su atención fue un palo rosa bastante llamativo. Abrió los ojos como platos al percatarse de su terrible despiste. Agarró el dildo rápidamente, antes de que Víktor pudiera verlo y lo guardó en uno de los cajones. Suspiró aliviado, prefería cualquier otra cosa a pasar esa vergüenza.
Continuó desempacando las maletas sin prestarle demasiada atención al mayor.

𝙷𝚘𝚛𝚗𝚢 24/7 𝐕𝐨𝐥. 𝟐 {𝘝𝘰𝘭𝘬𝘢𝘤𝘪𝘰}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora