𝙷𝚘𝚛𝚗𝚢 24/7 𝐕𝐨𝐥. 𝟐 {𝘝𝘰𝘭𝘬𝘢𝘤𝘪𝘰}

Cap 19. Noticias.

Buenas, buenas :D

He vuelto después de....bueno bastantes días, espero que no me hayan olvidado.

Perdónenme por no actualizar.

A pesar de todo espero que les guste mucho el capítulo y disfruten leyéndolo.

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El árbol había quedado fantástico. Aquellas pícaras luces combinaban a la perfección con los demás complementos.

Charlotte miraba a los chicos desde atrás. Ambos iban sin camiseta, recién despiertos. La mano de Víktor sobre los hombros de Horacio, mientras que las de este le rodeaban la cintura al ruso abrazándose a él. La mujer sonrió admirando a aquella pareja orgullosa de su arbolito navideño. Abandonó la sala aún sin que ellos se percataran de su presencia.

--Ha quedado precioso-- comentó el francés llevando sus dedos a una de las ramas para acomodarla mejor.

--Pero no más que tú-- repuso Volkov imitando ese tipo de comentarios que solían aparecer en las películas, a veces, demasiado románticas.

Horacio rio sin poder contenerse.
--Que cursi, me encanta-- el muchacho se viró para poder divisar los ojos contrarios.
Tomó la nuca del más alto para intentando acercarse a besarlo.
Víktor, a su vez, deslizó sus manos por las caderas de Horacio dejándose besar agradecido.

--Joder, ¿siempre tengo que encontraros así?-- exclamó Gustabo mientras avanzaba hacia la pareja.

Los adolescentes tomaron distancia en un instante, sonrojados y aguantando la risa.

--Ayer lo pasasteis bien, eh-- el rubio metió la mano en su bolsillo, parecía buscar algo.

Horacio y Víktor se ojearon confundidos.

--¿Por...-- el francés trató de formular una pregunta, sin embargo, sus palabras quedaron ahogadas cuando al fin pudo ver que era eso que traía su hermano bien guardado en sus pantalones.

Gustabo mostró uno de los preservativos de fresa de Volkov. El muchacho soltó una carcajada al ver los rostros desencajados y completamente rojos de la pareja.
--Entré en tu habitación y estaba ahí tirado-- comentó --¿me lo puedo quedar?-- interrogó en un tono infantil al cual era difícil decir que no.

--Em... s-sí claro-- musitó Horacio aún avergonzado. Los recuerdos de la noche anterior le inundaban la mente: él atado, Víktor entre sus piernas, aquellos juguetones preservativos...

El rubio se guardó nuevamente el condón en el bolsillo, sonriente, parecía como si ya tuviera en la cabeza quien sería el afortunado o la afortunada de disfrutar de aquel látex.

Víktor había despertado en total tranquilidad aquella mañana, sosegado, junto a su amado, en una nube tras una noche de pasión. Sin embargo, un recuerdo invadió fugaz sus entrañas, como una nubosa tormenta cargada de lluvia que estaba a punto de provocar la tormenta. Era sábado, normalmente los fines de semana el Instituto no era un lugar al que acudir, pero Volkov debía realizar un examen de recuperación de una asignatura que como poco, lo aterrorizaba, física y química. No iba a negar el haberse replanteado si ir o no durante los días anteriores, no obstante, considerando que en pocos días sería Navidad, así como el comienzo de las vacaciones de invierno, pues no constaba con ningún otro momento para probar suerte con la materia.
No tuvo otra opción que tomar fuerzas de donde no las había para asistir, a pesar de no haber tocado un libro hacia semanas.

Horacio no dudó ni dos segundos en querer acompañar a su novio a su examen, aunque fuera simplemente para apoyarlo moralmente.

Ambos pasaron al dormitorio del francés. El menor caminó directo hacia el armario en busca de algún atuendo apropiado. El ruso por su parte, se frenó frente al espejo y admiró su cuerpo. Realmente en ningún momento fue conciente de que aquella mañana su amigo había amanecido contento. Se llevó las manos a la entrepierna y trató de cubrirla avergonzado. Notó como se le enrrojecía el rostro al recordar el momento en el cual Gustabo había estado junto a él, era eso lo que lo avergonzaba, pues el hecho de que Horacio lo viera no le asumía ningún tipo de penuria, es más, realmente le gustaba e incluso llegaba a divertirle.