Capítulo 6 "Cadenas"

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En el principio, la raza humana surgió, nacido del polvo de la tierra en un mundo totalmente hostil, pero a pesar de esto ha sido capaz de hacer grandes logros a través de los años, superándose cada vez más y más, multiplicándose, expandiéndose y  adquiriendo conocimientos sobre lo que lo rodea, con el fin de lograr la supervivencia y la continuidad de su especie, pero estos no fueron los únicos que lograron tales objetivos.

Seres cuya existencia es igual de antigua que el de los humanos, aquellos que han logrado la existencia y la continuidad de su especie y han compartido estas tierras desde los principios de los tiempos. Cadenas, como se les fue nombrado por los patriarcas desde los inicios de la historia humana, son seres dotados con características físicas especiales, haciendo diferencia de los humanos, llegando a tal punto en muchos comenzaron a creer que estos seres eran nacidos exclusivamente para las guerras.

A lo largo de la historia, se ha sabido que las Cadenas han compartido un gran vínculo con los humanos, desde los primeros acontecimientos de la tierra hasta hoy en día, mucho de estos eran de rivalidad y conflictos, pero se cree que hubo un tiempo en que ambas razas lograron la coexistencia mutua.

Las Cadenas, al igual que los humanos, comenzaron a diferenciarse entre ellos y agruparse en diferentes razas. Elfos, Orcos, Reptilianos y Enanos, cada uno con sus respectivas cualidades especiales y características únicas de sus razas.

Los Elfos son seres agiles y astutos, cuya inteligencia destaca entre las demás razas, Los Orcos eran seres que se caracterizaban por su gran fuerza y gran temperamento, los Reptilianos seres semejantes a reptiles gigantes, sus sentidos agudizados sobresalen entre las cadenas, y los Enanos, seres de baja estatura dedicados a las artesanías y obras, los seres más pacíficos entre las Cadenas, se sabe que existen aldeas pacificas en los cuales en su mayoría son los  Enanos que residen. De Último se encuentran las Bestias, seres considerados la “Fauna” de las Cadenas, debido a que estos no muestran signos de civilización en ellos, simplemente de salvajismo, al igual que los animales salvajes, realizan todo a base de Instinto y necesidad.

A pesar de saber todo esto y saber sobre las capacidades físicas que una Cadena posee, mi mente y cuerpo obedecían a un simple deseo e ignoraban toda clara advertencia de desventaja y sentido común que hasta ahora había seguido.

- Quiero luchar contra el… -Dije al reacomodar todos mis pensamientos.

-Eso era lo que quería escuchar… -Dijo una voz serena pero desafiante. –Muéstrame lo que vales.

La voz provenía de Lucius, el cual se encontraba apoyado en la misma puerta por la cual había entrado poco antes. Al parecer era cierto lo que Robert decía, Lucius había derrotado a Fenart, por lo tanto, un combate contra él era inevitable.

Los ojos dorados que Lucius poseía me observaban atentamente, como si tratase de analizarme cuidadosamente, a pesar de que este poseía un turbante alrededor en su rostro, era capaz de sentir la emoción que este poseía.

                -He visto como luchas… No lo haces nada mal… para ser un simple niño… -Dijo Lucius a través de aquel Turbante negro.

                -Tú también no lo has hecho nada mal… -Dije, mientras descartaba la idea de mencionar el que el fuese una cadena.

Observe a Lucius más detalladamente, la mayor parte de su cuerpo estaba cubierto por una camisa hecha de tela negra de mangas largas, en sus manos se encontraban un par de guantes de cuero, su pantalón era hecho del mismo material que su camisa y cubría la mayor parte de sus piernas, sus zapatos eran grandes botas de color marrón, cuyas cuerdas se encontraban entrelazadas fuertemente, y sobre su cabeza se encontraba su ya mencionado Turbante, el cual cubría toda su cabeza, cubriendo la parte inferior de su boca y gran parte de su rostro, dejando solo sus ojos expuestos. Pero a pesar de todo eso, no aparentaba más de 19 años, era por lo menos 2 o3 centímetros más que yo.

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