Capítulo 9: La leyenda del tendero mágico.

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Al final accedí un poco a regañadientes a unirme a los raritos esos aunque aún me niego a hacer la pose, tiempo después me contaron que ellos dos son pareja y me presentaron al panadero y la barman respectivamente pero solo me pregunto ¿Por qué todos los comerciantes de este mugroso pueblo hacen poses de JOJO's? Mejor no pierdo mi tiempo y solo me concentro en mi trabajo.

Últimamente la hija de Layla ha estado viniendo muy seguido, por lo visto le encanta comprar dulces aunque ya nunca me confundió con el novio de su mamá, pero como todos saben ¡si te ganas a la hija te ganas a la MILF! No le daré cosas gratis, que al fin y al cabo estoy trabajando, pero sí puedo hacerle la psicológica para que me quiera con su mamá. Hablando de la reina de Roma, justo entró con Chuck y Carla a mi tienda.

-Buenas tarde señor Marcos. -Saludó Layla con una reverencia con su vestido, por su parte Carla sonrió y agitó su mano.

-¡Buenas Señor Pelotudo!

-... Buenas tardes. -Quizá debí explicarle que eso era un insulto, pero ya es demasiado tarde.

-Tendero, tenemos una petición que hacerte. -Dijo el capitán.

-¿Vas a arreglar mi ventana? -Aún sigue tapeada.

-¡Carla! Pídele perdón al tendero.

-¿Yo por qué?

-Como mi subordinada es tu trabajo arreglar mis estupideces y como mi hija es tu deber sufrir mis estupideces. -Todos los mundos son iguales.

-P...perdón señor pelotudo, me encargaré de la ventana, así que por favor, acepte ayudarnos.

-EL señor pelotudo era mi padre, solo llámame Marcos, como sea ¿Qué esa solicitud de la que me hablan? -En eso Layla asintió.

-Por favor acompáñenos. -Tras unos momentos fuimos hasta el muro exterior, subiendo a la plataforma de vigilancia.

-Como sabe, en esta villa cada quien cultiva en su propia casa.

-Sí, para consumo personal.

-Exacto, pero el problema es que últimamente parece que se están expandiendo rumores sobre las increíbles cosas de nuestra aldea y algunos parecen haber emprendido el viaje hacia aquí. -En ese momento me puse serio.

-¿Gente hostil?

-Principalmente comerciantes y aventureros que quieren cosas útiles o valiosas para tener o revender.

-Aún no veo el problema.

-Para hospedar a esa gente vamos a abrir una posada, pero para poder venderles las comidas, nuestra producción actual no basta.

-¿Quieren que ayude a hacer campos?

-Tenemos gente para eso, pero necesitamos una forma de mantener a los monstruos alejados del campo, por eso se lo pedimos señor tendero mágico(señor pelotudo para abreviar) por favor, ayúdenos. -Realmente suena como un asunto problemático, después de todo, mantener invasores afuera no es simple ¿Cómo lo hacían en mi mundo? Fue entonces que me llegó la inspiración.

-Señorita Layla ¿Hay algún monstruos en la zona con resistencia a la electricidad?

-¿Resistencia? No lo creo.

-¿Qué tan estúpidos son los aldeanos de este pueblo?

-¿De verdad quieres que conteste eso?

-Creo que tengo el dispositivo perfecto, pero tendré que ir a buscarlo mañana. -Layla asintió.

-Contamos con usted. -A la mañana siguiente me levanté temprano y escoltado por dos somnolientos guardias volví a la puerta, aunque aún tengo cosas en el stock, aprovecharé para abastecerme de un poco más, pero principalmente, compré un tejido y una batería de auto, creo que se puede intuir mi plan, por si acaso compré dos tejidos. Una vez volví ayudado por un par de aldeanos coloqué el tejido en un rectángulo de 20 metros de largo y 10 de alto aprovechando el muro exterior para ahorrar material y después conecté la batería al tejido y la encendí.

-Con esto debería bastar. -Los granjeros me miraron extrañados.

-¿Seguro? -Al ver su desconfianza sonreí.

-Intenta tocarlo. -Aunque era una broma, no pensé que lo haría, como cabía esperar, el choque inicial apenas tocó le sacudió bien, por suerte desconecté la batería rápido.

-Es increíble. -Decía el granjero.

-Con esto no van a tener que preocuparte de los monstruos terrestres, aunque los aéreos aún podrían ser un problema.

-Aún así, es un dispositivo impresionante señor tendero. -En eso Carla gritó desde el muro.

-¡Es que el señor Pelotudo es asombroso! -Sólo espero que esto no se vuelva un chiste recurrente...

mi tienda en otro mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora