Simplemente amor BL

Capítulo VII

-Entonces- opinó Mía- ¿No quiso ser el pasivo?, quizás, ofendiste su “Heterosexualidad”- aclaró haciendo comillas con sus dedos y poniendo sus ojos en blanco.
- Pero, ¿no me dijiste hace un rato que no juzgabas? – y le sonrío a su amiga.
-Te equivocas, yo dije que no te juzgaría a ti, no a ese estúpido, que aunque sea mi primo, es un mal nacido, que hizo todo ese show de tengo novia, soy macho, porque quisiste penetrarlo.- gritó bastante furiosa.
-No me dejaste terminar, ese día no pasó nada. Pero después, creo que fue como a la semana, él lo propuso- y se encontró con el rostro todo sorprendido de su amiga.
Esa noche, hace unos meses atrás, Max había llegado a su departamento con una botella de vino caro y comida tailandesa. Leo se sorprendió bastante al verlo, pues había creído que desde ese día, se había terminado la relación que mantenían. Es más no había recibido mensajes de su amigo y el tampoco había intentado enviárselos.
Cenaron muy a gusto y hablaron temas al azar, como el trabajo, o sus amigos en común.
Después pasaron a la habitación para continuar con la serie que veían juntos.
No se habían besado desde aquel día. Sus bocas estaban ansiosas, besos húmedos, con lengua y unos mordiscos de vez en cuando transformaron la atmósfera en algo sumamente erótico. La lengua de Leo recorrió cada parte del abdomen de Max, subiendo por su pecho, hasta que llegó más arriba, dejando unas pequeñas marcas cerca de su cuello, volvió a bajar y tomó el pene de su amigo entre sus manos, juntó saliva e introdujo el miembro en su boca, moviendo su cabeza arriba y abajo, descansando de vez en cuando pasando su lengua por la punta. Las voz de Max lo sacó de su trabajo, levantó sus ojos y se miraron con necesidad.
- Si quieres, puedes seguir con lo que estábamos haciendo el martes, antes del trabajo- dijo el hombre mientras se sonrojaba un poco. Y con voz un poco suplicante aclaró – Solo hazlo suave, porque nunca lo hice de esa forma.
Leo dibujó una sonrisa en su cara y se  acercó para besar los labios del otro hombre. Desde esa mañana había pensado que Max no lo volvería a buscar, pero se equivocó, ahí estaba, en su cama, recostado, bastante tímido, ¿Quién diría, que ese chico, al que consideró su amigo por tanto tiempo, podría hacerlo sentir de esa forma? . Se veía súper sexi en esa posición y que halla sido capaz de aceptar ser el “0” lo encendía de una manera increíble. Pero sabía que debía comportarse, haría que Max nunca se arrepintiera de su decisión. Haría que se sienta como nunca antes.