Capítulo XXVI

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-Parece que son serios los problemas  de la empresa- dijo Leo, cuando vio a Noah sentado en la cama con la mirada perdida.
-Nada de eso- sonrío tristemente- un hombre bastante guapo, llegó de otro país para declarar su amor por mi novio.
-Muy inteligente- se sentó a su lado en la cama y lo abrazo- te diste cuenta quién es.
-Te mira con una cara- frunció un poco el ceño- Es difícil no darse cuenta.
-¿Puedo ir a dormir en tu casa?
-Por supuesto. Voy a cocinar algo rico, para cuando llegues, y podemos tomar unas cervezas.
-Quiero irme ahora- explicó en un hilo de voz.
-¿Y no hablarás con él? Fue un viaje largo, debe tener una buena explicación para animarse a venir- cambio su cara seria por una más amigable- espero que su excusa no sea tan buena.
-Pero eres mi novio- dijo mientras levantaba la mirada y en un tono de reproche agregó- Deberías estar haciendo berrinche y golpeándolo. Y no dejarlo aclarar las cosas.
-Cuando empezamos a salir, te dije que realmente sentía algo especial por ti- lo miró a los ojos- Quiero que tu felicidad y tu tranquilidad sea lo principal. Si no hablas con él. Nunca sabrás a  que vino y tendrás la duda por siempre. Yo no quiero eso.
-Pero Noah, yo te…- y fue interrumpido por su novio.
-Sólo escúchalo, yo me iré a casa y te esperaré, tienes que avisarme cual es tu decisión- levantó la mirada y al ver los ojos llorosos agregó- Leo, me encanta como te queda esa camisa.
-¿Porqué eres tan perfecto?- dijo acercándose un poco.
-¿Perfecto? Estoy a punto de llamar a mis amigos para golpearlo- y apareció una sonrisa dulce- aunque creo que con la ayuda de Mía me alcanza y sobra.
Leo se levantó de la cama, se acercó a su novio, le acarició suavemente el rostro y le dio un beso en la frente.
Tomados de la mano salieron para encontrarse con una Mia retando desesperadamente a Max.
  -Me voy-dijo Noah- Nos vemos mañana.
Los primos se asustaron ante el sonido de la voz del joven.
-Alto, deberías quedarte- dijo la chica.
-Ya es tarde, los dejó para que hablen tranquilos- y agregó con una sonrisa, esas de las que solo tiene Noah- Mia te debo la cena- giró su rostro y observó al intruso- Max- dijo mientras respiraba profundo- cuídate.

Se despidió con la mano y salió por la puerta, donde un sentimiento de angustia se apoderó de todo su ser. Se sintió triste, pero sabía que debía dejar a su novio decidir, él amaba a Leo tal como lo había conocido, y estaba seguro que una duda podría empañar su semblante. Debía dejarlo ser, aunque le doliera como lo estaba haciendo.

Simplemente amor BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora