Capítulo XIX

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Noah recostó suavemente a Leo en la cama. Se alejó un poco para buscar de su escritorio una bolsa de farmacia. Y se la entregó al mayor.
- Tú decides hoy.

Abrió el paquete para encontrarse con una caja de condones y una botella grande de lubricante. Levantó la mirada y le entregó el frasco a su flamante novio, quien lo miraba atento. Sus manos se rozaron y sus labios se trenzaron en un largo beso. Ambos pantalones ya habían desaparecido. Noah recorrió con sus manos el torso de Leo y prolijamente le bajó el bóxer, para encontrarse con su pene erecto. Se le hizo agua la boca y lo tomó desde la base para hacerle unas suaves caricias. Llenó sus mejillas internas de saliva y pasó su lengua por la punta del miembro, dio un círculo alrededor de ésta, e introdujo el glande en su boca, el cual chocó con su paladar superior, produciendo un gemido de su novio, se movió más, hasta tener gran parte del pene entre sus labios y lo consintió bastante. Mientras subía la velocidad, escuchó una voz ronca
- Noah, basta-gemido- O No aguantaré mucho.
Decidido en complacer en todo a su pareja, sacó el pene de su boca y se sentó en la cama. Tomó la botella de lubricante y lo dispersó por toda su mano, dejando un poco más en su palma. Se recostó al lado de Leo e hizo que se pusiera de costado, mirándose a los ojos. Lo besó profundamente, y levantó la pierna de su novio para ponerla en su cadera. Se acercó un poco más, hasta que estuvieron pegados del todo y pasó su mano por entre las piernas del otro.
Se dispuso a aprovechar el máximo los labios de Leo por eso se decidió por esa posición. Mientras besaba la boca y jugaba con su lengua, su mano rozaba tímidamente la entrada, con su dedo índice, realizó círculos en el orificio mientras ahogaba los gemidos. Metió su lengua y su dedo a la vez, suavemente con ternura. No quería lastimar a su bello hombre, se movió despacio, girando, sacando un poco y volviendo a introducirlo.
Bajó sus labios hasta la oreja de Leo para susurrarle halagos mientras giró su dedo un poquito a la izquierda y apretó el punto del placer. Daba media vuelta alrededor de su próstata y la apretaba, lo repitió tres veces, hasta que escuchó los gemidos que tenían su nombre. Y no pudo detenerse, aceleró su técnica y sintió un líquido pegajoso en su vientre y a Leo convulsionarse un poco. Sonrío como loco, no había necesitado tocar el pene, para que su compañero se viniera. Su pecho se llenó de orgullo.
Cuando quiso recriminar algo, Noah introdujo un dedo más y con su otra mano acarició el miembro pegajoso, que poco a poco volvía a estar erecto. Siguió besándolo y jugando con ambos lados hasta que se sintió capaz de meter un tercer dedo, soltó el beso para lamer la tetilla expuesta, mientras agrandaba un poco más el lugar.
- Ya estoy listo, Noah. Vamos ya hazlo. Te necesito.
Esa charla dulce en el sexo, lo traía mal. Sacó despacio sus dedos y se giró a buscar un preservativo, mientras liberaba su prominente erección, se quitó su bóxer y se colocó el condón que lubricó con el gel que habían estado usando. Dio vuelta a Leo, quedando este, boca arriba y se puso entre medio de sus piernas. Tomó el ángulo preciso, se acercó a los labios de su novio y mientras lo penetraba lentamente le dijo cuanto lo había soñado.
Luego siguieron los besos y cada uno de los movimientos se fueron intensificando, el pasar de los minutos los llevó a la locura. Después siguió otra ronda, que terminó en ambos desahogándose al mismo tiempo y al terminar la tercera se acurrucaron sintiéndose uno solo.

Simplemente amor BLDonde viven las historias. Descúbrelo ahora